Compromiso Indeseado. (ABO)

—¿Entonces Henrik resultó ser el amor de tu infancia, adolescencia y con quien prometiste casarte, pero por cuestiones del destino no pudieron estar juntos y él no se rindió nunca contigo? —Los ojos de Vincent estaban abiertos por lo que su mejor amigo le había narrado—. Joder, deberías escribir un libro o algo parecido.

—Tal vez lo haga —dijo sonriendo. Le encantaría hablar sobre el amor que el mejor almirante, el alfa más codiciado del país y el más atractivo le tenía. Sin embargo, era reacio a contarles lo bueno que es Henrik como pareja, después de todo, el mundo solo conoce al frío, capaz y sanguinario almirante K.

—Ahora que estás completamente marcado, supongo que me quedé sin amigo para las fiestas —el beta se dejó caer sobre la mesa de madera y suspiró exageradamente.

—Bueno, él no me prohíbe salir —Darre se encogió de hombros—. Es posesivo como un alfa élite, pero se controla perfectamente bien.

—Pero tienes que evitar las malas lenguas. Sabes que todo el mundo tiene los ojos puestos en él y en quien será su futuro esposo —recordó amistosamente Vincent.

—Que la gente diga lo que quiera, yo sé que no volveré a ver a nadie ni estar con nadie más que no sea él.

Darre parecía seguro de sus palabras. Había sido marcado completamente por Henrik, era su omega y él era su alfa. No había duda en su corazón, ellos caminarían juntos de la mano hasta cuando sus cabellos se volvieran canosos y las fuerzas se fueran de su cuerpo.

—El amor golpea fuerte —dijo el beta mientras sonreía, genuinamente feliz por su mejor amigo. Tal vez un día él también encontraría a quien sería la persona de su vida.

—Bueno, las cosas son así —Darre se sonrojó al pensar en Henrik y el amor que se profesaban.

—Por cierto, ¿qué pasa con la boda? ¿Se cancela?

—No hemos hablado de ello, pero pronto tendrás la invitación en tus manos —al pensar en hacer un voto más a su unión, Darre sintió calidez en su corazón.

...----------------...

—Estoy en casa —gritó Darre desde la entrada. El silencio se hizo presente y no había señales de Henrik, tal vez el trabajo se había extendido de más.

Darre miró por doquier, pero ni siquiera el ama de llaves estaba. Fue a la cocina y abrió la nevera para buscar una bebida. Luego de refrescar su garganta, se le ocurrió una idea. Agarró el delantal y puso manos a la obra.

Abrió el navegador y buscó una receta fácil. Nunca había cocinado ni siquiera para él mismo, pero Henrik siempre le hacía comidas deliciosas, aun cuando llegaba tarde de su trabajo. Al siguiente día, el desayuno estaba siempre listo a tiempo. Quería hacer algo por él también.

Siguió las instrucciones del chef en la pantalla, pero por algún motivo, lo que estaba frente a él no se parecía en lo más mínimo. Había pan para empanizar regado por toda la isla de la cocina. Las verduras habían sido cortadas de manera deforme. Todo era un absoluto desastre.

—Mierda —murmuró tirando el delantal a un lado.

Secó la ligera capa de sudor de su frente con una servilleta y se resignó. Nunca antes había tocado una cuchara más que para comer, mucho menos había intentado preparar algo de comida. Tenía que aceptar que era un desastre en la cocina. Pensó en que sería mejor que el ama de llaves cocinara algo para Henrik, pero ella no había dado señal de que estuviese en casa. Caminó dos metros para buscarla, sin embargo, el ruido de la puerta principal siendo abierta llamó por completo su atención y le hizo girar lentamente.

—Darre, ¿aún estás despierto? —Henrik se acercó a él con un semblante cansado, pero se esforzó por mostrarle una sonrisa cariñosa.

—Aún es temprano —dijo él.

—Casi es medianoche, ¿no tienes sueño? —el alfa se quitó la chaqueta dejando un rastro de ricas feromonas en el aire que hicieron sentir a Darre un poco débil.

—No había visto la hora, yo... estaba ocupado —volvió la mirada avergonzada hacia un lado y sus mejillas enrojecieron.

Henrik notó la anormalidad en su rostro y miró alrededor hasta que sus ojos cayeron sobre la cocina. Había platos, utensilios, verduras y pan rallado tirado por doquier. La estufa eléctrica también estaba sucia y el aceite había sido derramado en algunas partes del granito. Miró a su omega nuevamente y vio que sus mejillas blancas estaban manchadas con comida. Había un pañuelo sobre su cabello para recogerlo hacia atrás, sus mangas estaban hasta los codos y sus dedos tenían algunas tiritas pegadas.

—¿Cocinaste para mí? —Darre se avergonzó aún más cuando las palabras salieron.

—Es horrible, no lo comas —murmuró con pena.

Henrik se acercó a él y lo agarró de las manos, examinando las pequeñas heridas en ellas. Además de los cortes, había algunas magulladuras en sus palmas, seguramente porque no estaba acostumbrado a agarrar el cuchillo. Besó sus nudillos y la mirada de Darre se dirigió a él.

—No importa qué sea, mientras lo hayas hecho tú, todo será perfecto.

Darre no sabía si reír o llorar. Realmente apreciaba el amor que Henrik sentía por él, pero estaba un poco triste de no poder amarlo tanto como deseaba. Aunque lo había recordado y estaba seguro de que lo quería, aún sentía que el amor de Henrik por él era inigualable y nunca lo alcanzaría.

—Lo intenté —dijo Darre con un suspiro—. Quería hacer algo especial para ti, pero parece que solo causé un desastre.

—No digas eso —Henrik sonrió suavemente, acariciando su mejilla—. Lo que importa es el esfuerzo y la intención. Además, siempre podemos limpiar juntos y ordenar un poco de comida para celebrar tu intento.

—¿De verdad no te importa? —preguntó Darre, sintiendo una ligera esperanza.

—Claro que no me importa. Estoy orgulloso de ti por intentarlo. Eso muestra cuánto te importo, y eso es lo que más valoro —respondió Henrik, dándole un suave beso en los labios.

Darre se sintió un poco mejor, pero todavía tenía esa sensación de insuficiencia en su pecho. Se prometió a sí mismo que mejoraría, que aprendería a cocinar y haría más cosas para mostrarle a Henrik cuánto lo amaba.

Juntos, comenzaron a limpiar el desastre en la cocina. Henrik le enseñó algunos trucos y consejos sobre cómo cortar las verduras y manejar los utensilios de cocina con más facilidad. A pesar del desastre inicial, la noche terminó siendo un momento especial y divertido para ambos, reforzando su vínculo y amor mutuo.

Cuando finalmente se sentaron a disfrutar de la comida que habían ordenado, Darre miró a Henrik y sonrió. Sabía que tenía mucho que aprender y mejorar, pero con Henrik a su lado, sentía que todo era posible.