Rosas Y Armas

DEMITRI

Mis manos comenzaron a arder, sentía el calor acumularse en mis yemas. La energía bombeaba y circulaba con ferocidad sobre mis venas. Debía controlarme o él lo notaria.

—Pero dejemos aquello para otro día. No he venido solo para resaltar tus errores. —Demir se relaja y deja caer sus hombros. —Quiero que envíes un grupo hacia el puerto. Dallin encontró una pista de las hermanas, cree que están intentando huir por barco. Aunque no encontró si Nathan estaba con ellas, pero afirma que él no puede estar muy lejos de ellas. —terminó de decir Demir.

—Entonces, dices que las has encontrado. —las comisuras de mis labios amagaron con sonreír por voluntad propia.

Él resopló con desdén.

—He avanzado en esto más rápido que tú. —ante aquello me hecho hacia atrás, no me había dado cuenta que me había inclinado un poco hacia adelante, así que me relajo y cruzo una pierna por arriba de la otra. —Creo que esto demuestra con creces que Dallin es mejor que Emerson. Y que tus caprichos solo logran hundirte y humillarte más.

No conteste a tu provocación. Aunque sabia que él estaba esperando una contestación, no le di lo que quería.

—¿Y quieres que mande un grupo? ¿Para traerlas? —pregunto.

Demir me miró con intensidad, luego en sus labios apareció una sonrisa que activaron todas mis alarmas.

—Quiero que traigas a tu hermano de vuelta. —la sonrisa asquerosa de su rostro logro hacer que la energía que aun zumbaba en mis manos se helara. —Y quiero que te encargues de las hermanas Laurens.

—Ya te dije que cuando las tenga en mis manos, la mandaré lejos. —contesté con una expresión calmada. —Ya hice arreglos con alguien del otro lado.

Y me refería que me había contactado con alguien de la nación del rayo, quienes después de negociar iban a aceptarlas en la nación. Encubrir su identidad, crearles una nueva vida. Lejos de la nación del fuego, lejos de

Nathan.

—Muchacho, no me decepciones. —el gruñido áspero y viejo resuena en cada palabra. —Hazlo pasar por un accidente, no lo sé. Pero solo hazlo. —él termina agitando una mano con desdén.

—¿Y si Nathan se entera? —mi pregunta hace que él se quede callado por un momento.

Demir me sostuvo la mirada, luego volvió a hacer un sonido ronco y grave. Se levanto del sillón con esfuerzo de su bastón. Y como si lo supieran, las puertas que llevaban fuera de la oficina se abrieron y del otro lado se encontraban dos hombres. Reconocí de inmediato a ambos. Dallin y Peter Foster. Aunque Peter se mantuvo con la mirada seria y relaja, a la espera de mi padre que cruzara el marco de las puertas. Dallin mantenía una sutil sonrisa de labios apretados y aquello se intensifico cuando sus ojos se posaron en los míos.

Me levanto del asiento.

Damir miró hacia atrás, pasó un momento.

—Aunque me gusta aquella arrogancia tuya, no la intentes usar conmigo, muchacho. —me miró con atención. —Recuerda quien fue la persona que te hizo a la medida durante la infancia.

La tensión que parecía haber dejado hace bastante, volvió a mí.

—Cualquier truco que tengas, lo sabré en cualquier instante.