Lo Que Nos Une

En la profundidad de su habitación, la protagonista se encontraba sumida en una tristeza abismal. Los recuerdos y las revelaciones recientes habían desgarrado viejas heridas, sumiéndola en una penumbra emocional. Las paredes que había construido cuidadosamente durante años para protegerse y proteger a sus hijas, ahora parecían derrumbarse.

En la habitación, las gemelas revolvían entre los objetos de su madre, impulsadas por la curiosidad infantil por saber que se llevaría su madre para este nuevo viaje que harían

Entre los recuerdos y papeles, encontraron un viejo diario y un reloj con el apellido -Rosetty- grabado en él. Intrigadas y confundidas, decidieron llevar ambos objetos a la escuela para mostrárselos a Lucas.

Durante el recreo, los tres amigos se reunieron en un rincón apartado del patio. Las gemelas sacaron el diario y el reloj, extendiéndolos ante Lucas.

-Mira lo que encontramos,- dijeron, sus voces llenas de misterio.

Lucas examinó el reloj y luego hojeó las páginas del diario, deteniéndose en una entrada fechada el 17 de julio.

La escritura revelaba un suceso traumático, describiendo cómo la madre de las gemelas había sido agredida cerca de un bar de prestigio. La única pista sobre el agresor era el apellido -Rosetty-.

-Tenemos que hablar con Angelo,- dijo Lucas, su rostro serio. -Él tiene que saber esto.-

Con la determinación de los que buscan justicia, los tres amigos idearon un plan. Durante el siguiente recreo, se escabulleron de la escuela y corrieron hacia la oficina de Angelo Rosetty.

Angelo estaba en su escritorio cuando los niños irrumpieron en su oficina. La sorpresa en su rostro se convirtió en preocupación al ver las expresiones serias de los niños.

-¿Qué sucede? ¿Por qué no están en la escuela?- preguntó Angelo.

Lucas le extendió el diario.

-Tienes que leer esto, tío Angelo. Es sobre las gemelas y su madre.-

Angelo tomó el diario con manos temblorosas, leyendo la entrada que Lucas había señalado. A medida que leía, su rostro palideció, inundado por recuerdos perturbadores. Las palabras del diario resonaban en su mente, trayendo de vuelta una noche que había intentado olvidar.

Sintiéndose abrumado, Angelo miró a los niños. -Esto... esto no puede ser.-

Las gemelas observaban a Angelo con una mezcla de expectativa y desdén.

- tu hiciste eso a nuestra mamá? - pregunto luna.

el las miró y desvió la mirada respondiendo com esa acción

-Nuestra mamá está triste por cosas del pasado, y tu apellido está aquí,- dijo Selena con firmeza.

Angelo se levantó, pasando una mano por su cabello.

-Necesito hablar con su madre. Esto... es algo que no esperaba.-

Lucas intervino. -Tienes que arreglar las cosas, tío Angelo. Tienes que ayudar a mis amigas y a su mamá.-

Angelo asintió, su expresión ahora decidida. -Lo haré. Haré lo que sea necesario para enmendar esto. Lo prometo.-

Juntos, planearon cómo enfrentarían la situación, uniendo fuerzas para desentrañar el pasado y buscar una forma de sanar las heridas que habían aflorado. La determinación de los niños y la nueva resolución de Angelo marcaban el inicio de un camino difícil pero necesario hacia la verdad y la reconciliación.

Después de la revelación en la oficina de Angelo, los niños y Angelo se dirigieron hacia la escuela para hablar con la madre de las gemelas, quien había ido a recogerlas anticipadamente. La noticia de su decisión de irse había llegado a oídos de Angelo a través de Lucas.

Cuando llegaron, encontraron a la madre esperándolos, con bolsas de viaje a su lado. Al ver a Angelo, su rostro se tensó, marcado por una mezcla de sorpresa y temor.

-¿Qué estás haciendo aquí?... Y con mis hijas - preguntó con voz temblorosa.

Ángelo, sosteniendo el diario, se acercó.

-Necesitamos hablar. Es sobre esto,- dijo, mostrando el diario y el reloj.

La mujer miró el diario y luego a sus hijas, sabiand9 que ellas era responsables de esto

-¿Dónde encontraron eso?- preguntó, su voz cargada de preocupación.

-Lo encontramos en casa,- respondió Selena. -Y se lo mostramos a Lucas, y luego a Angelo.-

Hubo un silencio tenso antes de que Angelo hablara.

-He leído lo que escribiste sobre esa noche... sobre el apellido Rosetty, no tengo muchas recuerdos de esa noche pero estoy casi seguro que esa persona soy yo

La madre tragó saliva, su mirada fluctuando entre Angelo y sus hijas.

-Yo... yo nunca pensé...-

-¿Es verdad? ¿Es posible que yo...?- Angelo no pudo terminar la frase, la posibilidad lo golpeaba como un puñetazo.

Lucas, observando la escena, sintió una profunda tristeza.

-Tío Angelo, tienes que ayudarles. Tienes que hacer algo.-

Angelo asintió, su expresión ahora una de determinación y culpa.

-Si soy responsable de cualquier manera, haré lo correcto. Pero necesitamos hablar, en privado.-

La medre asintió, visiblemente agitada.

-Está bien.-

Se dirigieron a un lugar más privado, dejando a los niños con una mezcla de ansiedad y esperanza. Las gemelas se abrazaron a Lucas, buscando consuelo.

-¿Crees que todo se resolverá?- preguntó una de ellas.

Lucas, con una madurez que superaba su edad, respondió

-No lo sé, pero lo importante es que estamos enfrentando esto juntos. Y eso ya es un gran paso.-

Mientras los adultos conversaban, los niños permanecían unidos, enfrentando la incertidumbre del futuro pero sabiendo que, pase lo que pase, no estarían solos en este viaje.