CEO -- En busca del perdón

AVISO...

Quiero comenzar agradeciendo a cada lector(a) que dejó un mensaje en el capítulo anterior, sepan que me hicieron llorar un poquito (soy mantequilla derretida), a los demás, gracias también, solo me animaron a seguir aún más firme.

Besitos, y vamos que vamos.

Ah, para quienes no saben quién es Kilian Mitchell, él forma parte de la historia "Los Herederos", pero allí era solo un bebé, así que no influirá tanto en esta historia. Para quienes ya saben quién es nuestro querido, disfruten del próximo capítulo con la visión de nuestro pequeño Kill.

P.D.: ¿Quieren que yo haga su historia?

^^^Atte: Bia Morais^^^

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RAFAELA...

Normalmente cuando es sábado y los niños están con los abuelos, aprovecho para crear nuevos diseños, bocetos de lo que algún día podría cumplir con las expectativas de algún cliente, luego me cuido un poco más, como por ejemplo hacer algunas compras.

Pero hoy... Hoy todo lo que quiero es ver a mi hijo... Sé que los sábados las visitas en la UCI solo están permitidas a partir de las 9 de la mañana, pero tengo tanta ansiedad de ver a mi hijo que desde que me desperté a las 6 de la mañana, no he parado.

¡Todo salió mal! He intentado por todos los medios ir al hospital por la mañana, pero no lo logré. Mi coche se averió justo al salir de casa, no había ni siquiera doblado la esquina. Tuve que llamar a un taller mecánico para que vinieran a buscar mi coche.

Después de arreglarlo, tuve que volver a casa para ducharme, ya que está haciendo un calor insoportable y debido a la demora en el taller, terminé toda sudada. Salgo de casa y estoy cerrando la puerta cuando veo el coche de Matheus acercándose. Frunzo el ceño intentando entender qué hace aquí, espero hasta que se acerca.

— ¡Buenas tardes! — él dice con una sonrisa en el rostro.

— Buenos días, aún no he almorzado... — digo aún desconfiada — ¿Qué haces aquí a esta hora?

— Traigo novedades — dice eso ampliando aún más la sonrisa.

— ¿Cuáles?

— ¿Puedo invitarte a almorzar y te cuento todo? Aún no he comido nada desde que desperté... — dice y se rasca la nuca — ¿Ya fuiste al hospital hoy?

— No, se averió mi coche cuando estaba saliendo, tuve que quedarme en el taller hasta hace una hora. Estaba yendo ahora.

— Entonces... ¿Aceptas la invitación al almuerzo?

Pienso en declinar, pero es solo un almuerzo, y él dijo que tiene novedades, no tengo idea de qué novedades son, pero por su sonrisa, parece ser algo muy bueno.

— Tú pagas.

Voy hasta su coche y espero que él también venga, entro y seguimos hasta un restaurante para almorzar, espero que las novedades que dice tener, estén relacionadas con nuestro hijo. Fuimos todo el camino en silencio, en cuanto nos detenemos frente al restaurante, mi corazón da un vuelco, hace años que no vengo aquí...

— Uau... Hace años que no vengo aquí — digo bajando del coche y dirigiéndome hacia la acera del restaurante de fachada sencilla que se encuentra en el centro de la ciudad.

— No recuerdo la última vez que estuve aquí... — Matheus habla como si intentara recordar cuándo fue la última vez que vino— creo que la última vez que estuve aquí fue en tu cumpleaños de 22 años...

La verdad es que ni siquiera recordaba que había pasado tanto tiempo. Entramos y él elige la misma mesa que siempre elegía: cerca de la ventana. Aquí ha cambiado un poco, pero sigue siendo tan acogedor como siempre. La camarera viene a tomar nuestro pedido y yo escojo una pasta sazonada con hierbas, con un jugo de maracuyá. No presté atención a lo que Matheus eligió.

— Cuéntame — él me mira con los ojos sonrientes — estoy ansiosa por saber qué tanto quieres contarme.

— ¡Encontré un médico para Pedro!

Esas palabras hacen que mi corazón salte de alegría, pronto siento lágrimas humedecer mi rostro. Estoy tan feliz que me levanto de donde estoy y abrazo a Matheus, ni siquiera pienso antes de hacerlo, él se sorprende tanto con mi reacción que tarda unos segundos en corresponder.

— Gracias... Gracias por hacer esto por mi hijo.

— Nuestro hijo, Rafa... Nuestro. Es más que mi deber buscar una forma de sacar a nuestro hijo de ese hospital. Dije que estaba dispuesto a todo por ustedes — solo sonrío, ya que sigo con la cabeza en su hombro.

Me alejo y vuelvo a mi lugar.

— Cuéntame cómo encontraste a un médico tan rápido.

— Casi no dormí en toda la noche, y cuando me desperté, estaba molesto conmigo por no intentar buscar una forma de acabar de una vez por todas con su dolor... Así que... Empecé a buscar médicos en internet, encontré contacto con cinco, pero solo uno pudo... Atendernos.

— ¿Cómo va a operar a Pedro? ¿Cuál es el nombre de ese médico? ¿De dónde es?

— Tranquila jaja. Es estadounidense, se llama Kilian Mitchell, los comentarios sobre él en el sitio web del hospital son todos positivos, es uno de los mejores en su área, viene de una familia renombrada en el país — escucho todo atentamente sin desviar la mirada ni un solo instante — él tomará sus vacaciones esta semana y, coincidentemente, ya tenía un viaje planeado aquí para Brasil.

— Entonces...

— Me pidió la dirección del hospital donde está Pedro, para poder evaluar su situación y... Ver si puede operarlo, si es que el director del hospital lo permite, por supuesto.

La noticia no podría ser mejor. Estoy tan feliz con todo lo que Matheus dice que cuando llega nuestro plato, lo como rápidamente.

— Tranquila, te vas a atragantar, Rafa.

— Necesitamos ir al hospital. Come rápido, Matheus.

Él simplemente se ríe de mi ansiedad y sigue comiendo tranquilamente. Ahora que presto atención a lo que él pidió: lasaña. Está prácticamente chupándose los dedos.

— ¿Está tan buena? — pregunto mirando su expresión intensa.

— Sí, prueba — él toma un poco con el tenedor y extiende la mano en mi dirección. Acepto, y tiene razón, está deliciosa.

— Vaya... Está realmente muy buena.

— Sí, pero todavía prefiero la de tu madre. Ella tiene algún secreto que hace que su lasaña sea tan buena...

— Sé cuál es... — él levanta una ceja y yo niego con la cabeza — no, ni pensar.

Él termina de comer y seguimos hacia el hospital, porque en este momento lo que más quiero es ver a mi hijo.