Capítulo 1

Amores, bienvenidos a otra historia más, quiero dejar claro que mis relatos siempre involucran temas delicados, tratados de forma explícita (erotismo, violencia y palabrotas), si no te sientes cómodo con este tipo de contenido, por favor no continues.

Quisiera resaltar que esto es solo ficción, así que si no te gusta el tema que se presenta, eres libre de abandonar la lectura; a un escritor le encanta leer comentarios, críticas y alabanzas, pero solicito respeto ante cualquier comentario que se haga.

La obra aún no está terminada, ¡se actualizará DIARIAMENTE!

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Para ti que has elegido leer, acomódate en el sofá, toma una taza de té de manzanilla, y comencemos!

^^^Atte: Bia Morais❤✍️💃🏻^^^

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— Lo siento mucho, señorita, solo un trasplante de médula ósea podría curar a su hijo...

— ¿Está seguro de que no hay otra alternativa?

— Desafortunadamente, no. La medicación solo serviría para aliviar los dolores del pequeño...

Bajo la cabeza y salgo del consultorio del doctor Lira. Hace unos días que mi hijo Pedro empezó a quejarse de falta de aire, poco a poco también noté que sus encías sangraban con facilidad y que estaba perdiendo peso. He de admitir que me alarmé mucho, por eso lo llevé al médico.

Llego a la habitación donde mi hijo está internado y lo encuentro durmiendo, acaricio su rostro y siento cómo me arden los ojos. Amo tanto a mis hijos; Pedro y Ana son mis mayores razones para vivir.

— Lo siento mucho, mi amor...

El médico dijo que debíamos comenzar con los exámenes de compatibilidad para el trasplante. Me despido de mi pequeño y me voy a casa, al llegar veo que mis padres acaban de acostar a Ana.

— Hola cariño — me saluda mi madre con un abrazo — ¿Qué dijo el médico?

— Solo un trasplante de médula ósea puede salvarlo, mamá...

— Todo va a estar bien, querida — se une mi padre al abrazo.

— Me siento inútil...

— No digas eso cariño, me rompe el corazón escucharte — trata de consolarme mi madre.

— Si al menos ese imbécil estuviera a mi lado apoyándome, pero no, prefirió dejarme a merced de los lobos, acusándome de todas las cosas malas posibles.

Mis padres me abrazan aún más fuerte, mi vida era perfecta, pero solo hasta que fui seducida por Matheus, ese chico rico que se las daba de importante.

......*** Recuerdo activado* **......

— Ay, Rafinha... No sabes cuánto te he deseado, cuánto he esperado poder sentir tu cuerpo pegado al mío.

— Todavía no entiendo cómo lograste fijarte en mí cuando siempre estaba oculta en la cocina.

— Mi niña, es imposible no fijarse en ti. Eres demasiado hermosa para pasar inadvertida.

Pocos días después de nuestra noche juntos, Matt comenzó a alejarse de mí, cada vez que pasaba a mi lado ignoraba mi existencia. Fue entonces cuando caí en cuenta de que todo no había sido más que un cuento de hadas que ahora llegaba a su fin. Meses después empecé a sentirme mal, nada se me quedaba en el estómago, los perfumes me provocaban náuseas, incluso llegué a desmayarme.

— Estás embarazada, señorita. Son gemelos.

Sentí como si el suelo se abriera bajo mis pies, intenté ocultar los síntomas a mis padres y hasta a mis jefes, pues ellos eran las personas más amables que conocía. Un día me sentí mal cerca de la piscina y estaba a punto de caerme en ella, pero unos brazos fuertes me sostuvieron, evitando que cayera y me ahogara.

— Por fin despiertas, pequeña — dijo Matheus cuando abrí los ojos — ¿Te sientes bien?.

*— Sí... *

— ¿Qué te pasa de verdad? Llevo días notándote mal, no comes bien.

Intenté no decirlo, pero pronto notaría mi barriga.

— Estoy embarazada, Matt... De ti, son gemelos.

*— ¿¡Embarazada!? ¿Estás loca? ¿De dónde sacas que esos bastardos son míos? *

— Matheus, sabes muy bien que fuiste mi primer hombre. No puedo creer que aquella noche no haya significado nada para ti.

— Por supuesto que no significó nada. Eres la hija de la criada, ¿qué te creías? ¿Que me iba a casar contigo? No tengo dudas de que todo fue un plan tuyo para atraparme con un embarazo.

Las palabras de él salían como cuchillos lanzados a mi corazón, cada una hería más que la anterior. Me levanté de donde me habían acostado y salí de su presencia, pero él agarró mi brazo antes de que diera más de tres pasos.

— Estás despedida, quiero que te vayas de esta casa.

Antes de que pudiera responder, aparecieron sus padres y escucharon aquello.

— ¿Qué está pasando aquí? Hijo, suelta a Rafaela — la señora Rebeca prácticamente le obligó a soltarme.

— ¿Estás bien, querida? ¿Te ha herido ese ogro? — la preocupación del señor Joseph era notable.

— Estoy bien. Necesito irme, voy a recoger mis cosas.

*— No irás a ningún sitio, querida. Esta también es tu casa... *

*— No puedo quedarme aquí. No puedo quedarme en un lugar donde mis hijos son rechazados por su propio padre. *

...*** Recuerdo activado* **...

Desde ese día, mis exjefes hicieron todo lo posible por ayudarme con los gemelos. Matheus empezó una relación con una modelo francesa llena de plásticos y silicona, y yo... Yo centré toda mi atención en mis bebés. En pocos días lejos de mis padres conseguí empleo en una empresa rival de los Jones, sabía que ellos habían intervenido, pero no me importó, sobre todo porque me asignaron un puesto alto del cual con el tiempo ascendí.

Hoy mis hijos cuentan con todo el amor y la atención de los abuelos paternos y de la tía Pri, Priscila siempre fue un amor conmigo, adora a los sobrinos como si fueran sus propios hijos, pero Matt... ese nunca preguntó siquiera si había seguido adelante con el embarazo, a pesar de saber que los niños están vivos y bien.

Subo a la planta de las habitaciones y antes de ir a la mía, paso por la de los niños y dejo un beso en Ana Laura. Al salir de mi baño, me arrodillo al pie de la cama y rezo, cada día que pasa es más difícil ver a mi hijo en ese hospital, pero además de pedir por su salud, también ruego por no tener que necesitar la ayuda de Matheus.

Porque si rechazó a mis hijos en el principio, cuando no eran más que dos pequeñas semillas... ¿Quién me asegura que aceptaría hoy? Está a punto de casarse con una vibora de silicona y extensiones capilares.

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