AMARTE, DUELE

Narra Bastian

Me despido de Kate y salgo de la oficina, subo a mi auto y conduzco directo a casa de Kenia, pues no contesta ninguna de mis llamadas y me preocupa el estado en el que salió, de haber sabido que mi vida se convertiría en un infierno, no hubiese comenzado una relación con ella y me hubiera alejado de las hermanas Rizz. Llego a casa de Kenia, pero me dicen que no está, decido llamar a Sara su mejor amiga y le pregunto por ella, pero me dice que no sabe nada.

Voy a mi apartamento y me tomo unas copas para relajarme, me quedo dormido hasta que el sonido de la puerta me despierta, voy abrir y es ella

− Kenia Te estuve buscando por todos lados – le hablo furioso

− Lo siento amor, no quiero pelear contigo – me dice entrando y cerrando la puerta para tirarse sobre mi

− Kenia, no es el momento, estoy agotado, además tenemos que buscar una solución a tu estado de salud – le digo separándome de ella

− Yo estoy muy bien, solo necesito estar contigo, estar a tu lado es mi medicina – me dice volviendo a besarme

− ¡Kenia basta! – la separo molesto – esa no es la solución, no puedes depender de mí, no puedes hacerme responsable de tu estado

− ¿ya no me amas? ¿es por eso que llevas más de un mes sin tocarme? – indaga mientras da vueltas en toda casa, remueve su cabello nerviosa y habla sola como si estuviera loca – ¡maldita Kate! Todo esto es por esa maldita perra

− Deja de dar vueltas – grito furioso – no es por Kate, ni por nadie, es por ti, estoy cansado de tus ataques y de que no busques ayuda

− Sí, es por ella, la escucho cuando habla con su amiga y le dice como todos los hombres están rendidos por ella, menos tú, le dice a la estúpida de su amiga que no descansara hasta que tú también caigas en sus encantos – habla psicóticamente

− No creo que las cosas sean así, Kate ha sido muy distante conmigo en todo lo laboral – le explico

− No, eso es lo que ella quiere que crees, su plan es hacerse desear, crear en ti la intriga para que seas tú quien la busque, de esa manera ella lavara sus manos diciendo que todo fue tu culpa y que ella es la víctima, ya lo hizo una vez, lo hará nuevamente – dice con su voz desenfrenada

− ¿lo hizo una vez? – indago

− Si, ya me arrebato una vez a un chico que me quería, todo porque no soportaba no ser el centro de atención – dice histérica

− Kenia, deja de actuar así, ven vamos a la cama – le digo para que se deje ayudar

Ella sigue hablando sola, así que la llevo a mi cama y le doy ropa cómoda para que se cambien, la recuesto a mi lado y le acaricio su cabello para que se calme, después de varios minutos la veo dormir, es en ese momento cuando llamo a su padre y le indico la situación en la que se encuentra Kenia, creo que es hora de actuar, esto no es sano ni normal, después de colgar el teléfono, vuelvo a la habitación para dejarme envolver en los brazos de Morfeo.

Llega la mañana y siento mi cuerpo ardiente, como si una corriente eléctrica pasara por mis venas, abro mis ojos y veo Kenia encima de mi completamente desnuda y frotando su intimidad contra mi dureza, sé que esta no es la forma en la que deberíamos solucionar los problemas, pero tampoco soy de piedra y accedo a estar con ella, solo que esta vez se siente totalmente diferente, es como si ella se esforzara más de lo normal por complacerme y deje de acceder a su propio placer, lo que hace que no de más de un round, pues no me gusta que las mujeres finjan, me gusta él se+o duro y sin cohibiciones, pero también disfruto más cuando la mujer que está a mi lado está igual o más satisfecha que yo.

− Es hora de volver a casa – le digo a Kenia para que se levante

− No quiero amor, quiero que pases todo el dia conmigo en cama – dice ella con su voz ronca y deseosa

− Tengo mucho trabajo pendiente, no puedo quedarme todo el dia contigo – le explico

− ¿podemos almorzar? – me pide

− Está bien – le respondo

Acto seguido e organizo para salir, subimos al auto y la dejo en su casa y emprendo camino a la empresa.

− ¿Cómo van las cosas con Kenia? – me pregunta Marco

− No lo sé amigo, cada día es menos tolerable sus crisis – respondo agotado

− ¿y no quiere buscar ayuda? – cuestiona

− No se quiere dejar ayudar, no sé qué más hacer – respondo sin alientos ni fuerza

− Tal vez deberías reconsiderar tu relación – menciona

− ¿crees que no lo he pensado? Pero eso sería perjudicial para ella – le explico

− No se amigó, sus crisis son cada vez peores y te estas volviendo esclavos de sus emociones, lo peor es que ella no era así antes, no sé qué le sucedió– habla con certeza

− Empeoro con la llegada de Kate – le cuento

− ¿Qué tiene que ver Kate en todo eso? – me interroga

− No lo sé, ellas no se llevan muy bien – respondo

− Bueno amigo, creo que tu paz y tranquilidad se esfumaron – me dice con una risa irónica

− No quiero dejarla sola en este momento, ahora más que nunca necesita de mi – respondo