Hace años, seis cristales sellaron a Lord Oscuro, un ser tan poderoso que corrompía el mundo. Ahora, un nuevo enemigo quiere liberarlo… y solo un joven con un poder desconocido puede detenerlo.”
Lloyd jamás pensó ser el Elegido de la Esencia Esmeralda. Ahora, arrastrado por una profecía y perseguido por Xandros, deberá decidir entre huir… o salvar al mundo.
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"El Peso del Poder"
La luz tenue del amanecer se filtra por la ventana. En la cama, Lloyd está completamente cubierto por la manta, apenas asomando el cabello despeinado. El despertador marca 5:50 a.m.. Silencio. Solo se escucha su respiración pausada... y un leve zumbido.
Con expresión cansada y ojos algo enrojecidos, Lloyd se destapa lentamente. Mira su mano derecha. Tiembla... no de frío, sino como si una energía interna pulsara bajo su piel. La observa con extrañeza, moviendo los dedos con cautela, temiendo que vuelva a pasar eso.
LLOYD
(murmurando)
¿Qué fue eso...? ¿Cómo salió de mí...?
Se sienta en la cama, aún confundido. Sus pensamientos están atrapados en la imagen del escudo verde y el auto destrozado.
La puerta se abre suavemente. Diana entra, aún en pijama, con el cabello alborotado y cara de preocupación.
DIANA
¿Sigues pensando en lo de anoche?
LLOYD
(con voz baja, cargada de tensión)
¿Cómo no pensarlo...? Estuvimos a segundos de morir, Diana... y eso... eso que salió de mí...
Lloyd mira de nuevo su mano, como si esperara ver el escudo aparecer otra vez.
LLOYD
...eso no fue normal. Nunca me había pasado algo así.
Diana se acerca y se sienta en el borde de la cama. Mira a su hermano con seriedad, pero también con un toque de miedo.
DIANA
Fue como... un escudo de energía, ¿no? Verde... brillante. Te rodeó. Nos protegió...
Hace una pausa.
DIANA
¿Crees que deberíamos decirle a mamá y papá?
Lloyd frunce el ceño. La idea le inquieta más que el suceso en sí.
LLOYD
(nervioso, rápido)
No. No podemos. No todavía...
DIANA
¿Tienes miedo?
LLOYD
No sé... Tal vez. Solo... ¿cómo se los explicamos? ¿Que levanté un escudo con la mano como si fuera magia? Nos van a ver como locos, o peor...
Diana suspira y asiente, entendiendo su punto.
DIANA
Está bien. No diremos nada. Pero Lloyd... eso no fue algo pequeño. Puede que... sea el inicio de algo.
LLOYD
(lo piensa, luego afirma)
Lo sé. Por eso voy a averiguarlo. No importa qué sea, pero... salió de mí. Y necesito entenderlo.
Diana lo mira, más tranquila. Aunque también confundida, siente una leve confianza al ver la determinación de su hermano.
DIANA
Entonces... no estás solo. Si eso vuelve a pasar, estaré contigo.
Ambos se quedan en silencio un momento. El sol comienza a iluminar más fuerte la habitación.
Diana sale de la habitación y pasan unos minutos...
La casa está tranquila, iluminada por la suave luz de la mañana. Desde la sala se escucha una charla suave y risas apagadas. Lloyd baja por las escaleras, con el cabello alborotado y expresión adormilada. Aún tiene la mente revuelta por lo que ocurrió la noche anterior.
Al llegar a la sala, ve a su madre, Clara, sentada en el sofá, peinando cuidadosamente a Diana, que luce unas pequeñas trenzas decorando su cabello.
CLARA
(al ver a Lloyd, sonriendo con ternura)
¡Ahí estás! Ven acá con tu mamá.
Lloyd
(sorprendido, pero sin protestar)
¿Eh...? Está bien...
Se acerca y se deja guiar. Clara lo sienta a su lado, lo acomoda y empieza a peinarlo con manos ágiles y cariñosas.
CLARA
(susurrando con nostalgia)
Hace cuánto que no los veo irse a la escuela... entre mi trabajo y los horarios. Pero esta semana, mamá va a estar aquí. Aprovechémosla, ¿sí?
LLOYD
(con una mueca)
Mamá... más despacio...
DIANA
(ríe y mete las manos en el cabello de Lloyd)
¡A mí me encanta su pelo! Es tan brillante y ondulado... ¿por qué el mío no es así?
CLARA
(sonriendo)
Eso, hija, es cosa de genética. A cada uno le toca algo diferente. Tú tienes uno lizo hermosos.
DIANA
(riendo)
Sí, pero no brillan y ni es como los de él...
Clara termina de peinar a Lloyd con esmero. Después les entrega sus almuerzos, ya empacados con etiquetas hechas a mano.
CLARA
Aquí tienen. No quiero que pasen hambre, ¿eh?
LLOYD
(gracias, aún medio en sus pensamientos)
Gracias, mamá...
DAVID, ya vestido y con su mochila al hombro, pasa por la cocina y toma su lonchera.
DAVID
Gracias, tía. ¡Nos vemos afuera!
EXT. CASA - MOMENTOS DESPUÉS
Todos suben al auto. Clara conduce, mientras los chicos se acomodan en sus asientos. Lloyd va junto a la ventana, con la mano apoyada en su regazo. Vuelve a sentirlo.
Un leve hormigueo... una especie de vibración interior.
Mira su mano, casi sin moverla, ocultándola del resto. Esa sensación... ese algo sigue ahí, como un recordatorio invisible de lo que ocurrió.
El motor arranca. El día apenas comienza, pero Lloyd ya sabe que algo en su vida ha cambiado para siempre.
El sol apenas está subiendo y el bullicio de la escuela comienza a llenar el aire. Clara detiene el auto frente a la preparatoria y mira a los chicos a través del retrovisor.
CLARA
(sonriendo)
Adiós, hijos. Cuídense mucho, ¿eh?
DIANA
(sonriendo mientras baja del auto)
¡Adiós, mamá! Cuídate también.
LLOYD
(dándole una última mirada a su mamá)
Adiós, mamá...
EXT. PREPARATORIA - CAMINO AL SALÓN
Lloyd y Diana caminan hacia la entrada de la preparatoria. David se desvía para unirse a sus amigos que ya lo están esperando. Los hermanos siguen caminando juntos, pero algo inquietante sigue rondando a Lloyd. Siente ese cosquilleo familiar, algo que no logra entender. La sensación se va extendiendo por su mano derecha, como si algo en su interior quisiera despertar.
DIANA
(viendo a Lloyd de reojo, preocupada)
¿Todo bien, Lloyd?
LLOYD
(intentando disimular)
Sí... sólo... no estoy muy animado hoy, eso es todo.
DIANA
(tensa)
¿Seguro? Te noto raro...
Lloyd no responde, solo asiente, pero Diana lo observa en silencio, sabiendo que algo no anda bien.
Al entrar al salón, Nathan y Vanessa están sentados juntos, hablando animadamente. Al ver a los hermanos, ambos los saludan.
NATHAN
(con una sonrisa)
¡Hola! ¿Cómo están?
DIANA
(sonriendo suavemente)
Hola, Nathan. Estoy bien, gracias.
LLOYD
(faltando un poco de energía)
Sí, yo también... dentro de todo.
NATHAN
(fijándose en Lloyd, algo preocupado)
¿Qué pasa? Te noto raro... ¿algo te molesta?
Lloyd lo mira, tratando de disimular, pero la verdad es que no puede negar lo que siente. Finalmente, finge que está bien.
LLOYD
(suspirando)
No es nada... solo estoy un poco aburrido.
VANESSA
(con tono de broma)
Sí, yo también. Y eso que ni siquiera han comenzado las clases.
Lloyd sonríe levemente, pero Diana lo conoce lo suficiente para saber que no está siendo completamente honesto. La preocupación crece en ella.
En ese momento, Ryan entra al salón y se dirige rápidamente hacia su grupo.
Christian, que lo sigue, va directamente hacia Nathan, que le presenta a Lloyd.
NATHAN
(mirando a Lloyd)
Mira, Lloyd, este es el amigo del que te hablaba.
LLOYD
(extendiendo la mano, con una ligera sonrisa)
Hola, soy Lloyd.
CHRISTIAN
(sonriendo y estrechando la mano de Lloyd)
Hola, mucho gusto.
En ese momento, un profesor entra al salón con un porte tranquilo y sereno. Lleva una carpeta en la mano y parece muy seguro de sí mismo. Se presenta a los estudiantes como Eloim, su nuevo profesor de Biología y Ciencias Naturales.
ELOIM
(sonriendo y mirando a todos)
Buenos días a todos. Soy el profesor Eloim. Antes de empezar con la clase, quiero que todos entreguen un pequeño trabajo que quiero que hagan rápido: quiero que me pongan las partes más importantes del cuerpo humano.
Todos asienten y comienzan a trabajar en silencio. La clase se llena de murmullos mientras los estudiantes discuten y escriben sobre sus hojas. El tiempo pasa rápidamente hasta que finalmente es hora de entregar los trabajos.
DIANA
(mirando su trabajo, se levanta)
Voy primero.
LLOYD
(suspirando y levantándose también)
Sí, yo también.
Ambos se acercan al escritorio de Eloim, donde él está organizando papeles. Diana entrega su trabajo, y Eloim la mira con atención.
ELOIM
(con una mirada curiosa)
¿Cómo te llamas, querida?
DIANA
(sonriendo)
Me llamo Diana Varek, profesor.
Eloim se detiene un momento, sorprendido.
ELOIM
(intrigado)
Varek... Varek... Conozco a tus abuelos, son muy buenos maestros de artes marciales. Debes estar muy orgullosa.
Diana se alegra al escuchar esto, asintiendo con la cabeza.
DIANA
(sonriendo)
Sí, lo estoy.
Diana se aleja, y ahora es el turno de Lloyd. Él va hacia el escritorio, entregando su trabajo mientras siente cómo el cosquilleo en sus manos se intensifica. Algo le incomoda, y cuando Eloim lo mira, nota que está algo inquieto.
ELOIM
(fijándose en Lloyd)
¿Y tú cómo te llamas?
LLOYD
(con algo de nerviosismo, intentando disimular)
Me llamo... Lloyd Varek.
ELOIM
(mirando a Diana y luego a Lloyd)
Varek, ¿eh? Qué curioso. ¿Eres hermano de Diana?
LLOYD
(asintiendo rápidamente)
Sí, soy su hermano mayor. Nací 10 minutos antes.
ELOIM
(mirando a los dos, algo intrigado)
Curioso... Los ojos de ambos son diferentes, los de ella son cafés y los tuyos... son azules. Eso es extraño.
LLOYD
(sonriendo con incomodidad)
Sí... lo sé. Somos gemelos, pero con algunas diferencias.
Lloyd le entrega su cuaderno a Eloim para que lo revise, pero en ese momento, mientras él lo toma, unas pequeñas tiras de color verde comienzan a brotar de la mano de Lloyd. El joven se da cuenta demasiado tarde y rápidamente cubre su mano, intentando que Eloim no vea nada.
ELOIM
(viendo de reojo, pero sin decir nada, entregando el cuaderno a Lloyd)
(murmurando para sí mismo)
Ese poder... no puede ser...
Lloyd toma el cuaderno, pero se siente observado, y no puede evitar que un escalofrío recorra su espalda. Al caminar de vuelta a su asiento, su mente da vueltas con las palabras de Eloim, quien claramente sabe algo que él aún no comprende.
Lloyd se sienta en su lugar, mientras Diana no deja de mirarlo preocupada. Vanessa, aunque lo acaba de conocer, también nota que algo no anda bien con él.
La clase transcurre hasta que finalmente termina. El profesor Eloim se despide con un anuncio:
Eloim: (Dice el profe de química que vayan al laboratorio, tienen clase allá.)
Todos asienten y comienzan a salir del salón.
Diana, Lloyd, Nathan y Christian caminan juntos por el pasillo. Diana aprovecha para platicar con Christian y conocerlo mejor. Ryan y Vanessa van por separado, caminando detrás del grupo. Mientras tanto, Lloyd se agarra la mano derecha: ese cosquilleo extraño sigue ahí, e incluso parece empeorar.
Al llegar al laboratorio, el nuevo profesor les indica que deben formar equipos de cuatro.
Lloyd, Nathan, Christian y Diana se agrupan rápidamente. Ryan y Vanessa se miran, inseguros.
Ryan: (¿Nos unimos con ellos?)
Vanessa: (Vamos... no hay muchos más.)
Ambos se acercan y le piden permiso al profesor para unirse al grupo. Él asiente sin problema.
La clase comienza. Todos se colocan sus trajes de protección y el profesor les indica paso a paso lo que deben hacer.
Diana: (Ok, esto va aquí, ¿verdad?)
Nathan: (Creo que eran 400 ml de esta sustancia...)
Vanessa observa en silencio, con atención. Ryan también se queda callado, siguiendo el proceso. Christian, distraído, juega con su celular. Lloyd, por su parte, no puede concentrarse. Su mano tiembla ligeramente y el cosquilleo ahora se ha convertido en un hormigueo eléctrico que sube por su brazo.
El profesor da una última instrucción: deben verter un líquido transparente al final del proceso.
Un grupo cercano lo intenta y la mezcla hace espuma blanca. Diana voltea a ver a Lloyd.
Diana: (Lloyd, ¿puedes echar tú el líquido?)
Él asiente, algo tenso, y toma el frasco de vidrio. Pero al hacerlo, su mano comienza a temblar con más fuerza. Sus dedos brillan levemente en verde.
Diana: (¿Estás bien...?)
Lloyd no responde. Está luchando por mantener el control.
Christian: (Oigan... algo no está bien...)
Todos se detienen. El frasco en las manos de Lloyd comienza a cambiar de color. El líquido transparente empieza a volverse verde intenso. Las burbujas crecen... el brillo se intensifica.
Nathan: (¡¿Por qué está habiendo una reacción si aún no lo mezclamos?!)
Lloyd aprieta los dientes. Siente que va a perder el control.
Lloyd: (¡Agáchense!)
Justo cuando todos se cubren, el frasco estalla en una explosión de energía verde. Un destello ilumina todo el laboratorio.
Lloyd sale volando hacia atrás y cae al suelo. El profesor se pone de pie de golpe, alarmado.
Profesor: (¿Qué rayos fue eso?!)
Nadie sabe qué responder. El grupo está en shock. Lloyd, aún aturdido, se levanta como puede y sale del laboratorio sin decir palabra. Diana lo sigue de inmediato.
Afuera, en el pasillo, Lloyd respira agitado. Se apoya en la pared, sudando.
Diana: (¡Lloyd, dime qué tienes! ¿Qué pasa?)
Lloyd: (Fui yo... yo causé eso... no sé qué me está pasando... no lo entiendo...)
Diana lo toma de los hombros, tratando de calmarlo.
En ese momento, el resto del grupo llega detrás de ellos. Todos se quedan en silencio, mirando a Lloyd, confundidos... y asustados.
Vanessa: (¿Eso de allá... qué fue?)
Ryan: (¿Por qué saliste corriendo? ¿Qué pasó?)
Nathan: (Aún no me explico cómo explotó eso... ¡si ni siquiera habíamos mezclado nada!)
Diana intenta calmar a Lloyd, pero antes de que diga algo, Vanessa se le adelanta, acercándose rápidamente y esquivándola.
Diana: (¡Oye, aléjate de él!)
Vanessa: (¿Qué te pasa, Lloyd? Sé que lo que pasó allá fue tu culpa...)
Lloyd se tensa. Diana guarda silencio. Los demás también se quedan quietos, sin saber qué decir.
Vanessa: (No es normal que algo explote así... Y yo vi... vi cómo algo verde salía de tu mano. ¡Salía de ti!)
Lloyd baja la mirada, sintiéndose expuesto.
Lloyd: (Sí... fue... fue mi culpa.)
Vanessa abre los ojos, sorprendida, pero no con enojo... sino con curiosidad y preocupación.
Vanessa: (¿Nos puedes decir qué fue eso? Sé que aún no confías mucho en nosotros, apenas nos conocimos ayer... pero necesitas empezar a confiar. ¿Qué es lo que tienes, Lloyd?)
Diana se acerca y murmura con suavidad:
Diana: (De perdido... cuéntales a ellos.)
Lloyd mira al suelo, pensativo. Finalmente, asiente en silencio.
Vanessa: (Vamos a un lugar más apartado. No es buena idea hablar de esto aquí.)
El grupo se aleja del laboratorio, buscando un rincón tranquilo en el patio trasero de la escuela, detrás de unos arbustos. Se forman en semicírculo alrededor de Lloyd. Él respira hondo, baja la capucha y se arremanga la manga derecha de la sudadera.
Una energía verde fluye lentamente por su brazo. Como si tiras de esencia viva recorrieran su piel, girando y brillando con un resplandor intenso pero inestable.
Todos quedan en shock.
Christian: (...Qué mierda es eso.)
Nathan: (Parece energía, pero...)
Ryan: (¡Pero no es energía! ¡¿Qué carajos es eso?!)
Vanessa: (Eso... eso fue lo que te hizo explotar el frasco.)
Lloyd asiente sin decir palabra. Diana observa su brazo con preocupación.
Diana: (Esto está peor... En la mañana no tenías eso. Está avanzando... está extendiéndose...)
Ryan: (¿Desde la mañana? ¿Desde cuándo tienes eso?)
Diana se queda pensando un momento, luego murmura:
Diana: (Lloyd... Camila... Su papá es experto en este tipo de cosas, ¿no? Tal vez ella pueda saber qué es lo que tienes ahí.)
Ryan: (¿Estás diciendo que esa cosa verde es... un elemento?)
Diana: (Creo que sí. Ayer, eso... eso creó un campo de fuerza. Lo vi con mis propios ojos.)
Ryan: (¿Ayer? Espera... ¿qué pasó ayer?)
Diana: (Te contaré más tarde...)
Voltea a ver a Lloyd, con expresión firme pero afectuosa.
Diana: (Hermano, tienes que calmarte. Tenemos que volver a clases. Tranquilízate... y durante el receso hablamos con Camila, ¿sí?)
Lloyd respira hondo y asiente.
Todos regresan al salón en silencio. Al entrar, sienten las miradas de todos clavadas en ellos... especialmente en Lloyd. Un murmullo recorre el aula, pero nadie se atreve a decir nada. Lloyd se sienta, tratando de pasar desapercibido, aunque por dentro... el caos apenas comienza.
Después de clase, todos salen del salón. Diana y Lloyd comienzan a buscar a Camila entre la multitud. Lloyd la ve a lo lejos y, sin pensarlo, corre hacia ella. La toma suavemente del hombro.
Lloyd: (Camila... necesito que vengas conmigo.)
Camila: (¿Qué pasa, Lloyd?)
Lloyd la mira con una expresión nerviosa.
Lloyd: (No puedo contártelo aquí... no frente a todos.)
Camila se queda callada, sorprendida por su tono. Lloyd la toma del brazo con cuidado y la lleva al patio trasero, donde ya habían estado antes. Los demás los siguen, incluyendo Fernanda, que se une al grupo con curiosidad.
Al llegar al patio, se aseguran de que no hay nadie alrededor. El ambiente está tranquilo.
Camila: (Dime, Lloyd... ¿De qué quieres hablar?)
Camila lo dice con un tono suave, esperando tal vez una confesión distinta, algo más bonito. Pero Lloyd se queda en silencio unos segundos, sin saber cómo comenzar. Diana le da un leve golpe en el hombro, como empujándolo a hablar.
Lloyd (nervioso): (Pues... no sé si puedas explicarme qué es esto...)
Lentamente, se arremanga la manga derecha de la sudadera, revelando su brazo cubierto por tiras de esencia verde que se mueven como energía viva.
Camila lo observa, impactada. Se queda sin palabras por un momento.
Nathan: (Eso sigue siendo impresionante...)
Ryan: (Sí, ¿verdad?)
Camila tartamudea, confundida, pero su rostro se ilumina con una mezcla extraña de sorpresa y alegría.
Camila: (Eres... e-eres como yo, Lloyd...)
Todos se quedan callados.
Fernanda y Diana: (¿¡¿¡¿QUÉ?!?!?!)
Lloyd: (¿Tú... tú tienes esto mismo? ¿Te ha pasado lo mismo?)
Camila: (No... a lo que me refiero es que eres un maestro elemental, igual que yo.)
Fernanda: (¿¡CÓMO QUE ERES UNA MAESTRA ELEMENTAL!? ¡¿CUÁNDO PENSABAS DECIRME ESTO?!)
Los demás se quedan igual de sorprendidos. Camila baja la mirada un poco, apenada.
Camila: (Es que... mi papá no quiere que hable de esto con otras personas. Dice que es peligroso...)
Ryan: (¿Tu poder es como el de Lloyd?)
Vanessa: (¿Y quién dice que lo de Lloyd es un poder elemental?)
Camila: (Porque es lo más probable... A lo que me refiero es que yo puedo controlar el agua.)
Todos abren los ojos con asombro.
Ryan: (A ver... demuéstralo.)
Camila ve un bote lleno de agua cerca de una jardinera. Extiende la mano, y el agua empieza a elevarse suavemente en el aire, flotando como si no pesara nada.
Todos se quedan en silencio.
Ryan: (No me impresiona...)
Camila frunce el ceño, molesta. Levanta la otra mano, y de ella surge un chorro de agua a presión que va directo hacia Ryan, empapándolo por completo.
Ryan: (¡Oyeee!)
Todos sueltan una carcajada, incluso Fernanda. Todos... excepto Lloyd, que sigue con el ceño fruncido y la mirada preocupada.
Lloyd: (Entonces... ¿sabes qué es esto? ¿Sabes qué elemento es... o cómo lo controlo?)
Camila se acerca y observa el brazo de Lloyd con atención. Su expresión cambia a una mezcla de duda y extrañeza.
Camila: (No lo sé... No reconozco ese elemento. Parece energía, pero no lo es...)
Camila: (¿Puedo... tocarlo?)
Lloyd: (Haz lo que quieras... con que me ayudes...)
Camila se acerca lentamente, observando las tiras de esencia verde que recorren el brazo de Lloyd como si tuvieran vida propia. Al tocarlo con la yema de los dedos, la esencia reacciona de inmediato, estirándose hacia su mano y envolviendo sus dedos como si quisiera sujetarse a ella.
Nathan: (¿Cómo se siente...? ¿Duele?)
Christian: (¿Te está quitando la vida... o algo así?)
Camila: (No... no está haciendo nada de eso. No me duele, ni siento que me absorba nada. Solo... se aferra a mí. Como si me reconociera...)
Camila aparta la mano con cuidado. Las hebras verdes se retraen lentamente hasta el brazo de Lloyd.
Camila: (Tal vez mi papá sepa qué es esto, Lloyd. Él conoce mucho sobre los elementos... Tal vez cuando salgamos de clases deberías venir conmigo. Puede ayudarte a saber qué tipo de poder tienes... o al menos enseñarte a ocultarlo.)
Lloyd: (Eso me gustaría...)
Ryan: (¡No puede ser! ¿En serio lo van a entrenar...? ¡Yo también quiero ser un maestro elemental!)
Lloyd voltea a ver a Diana. Ella capta la señal al instante.
Diana: (Está bien... solo déjame avisarle a mamá, para que venga por David nada más.)
Lloyd asiente. Diana saca su celular y marca.
Diana: (Mamá, vamos a ir con una amiga de Lloyd a hacer una tarea. ¿Puedes venir solo por David?... Sí, más tarde... Gracias.)
Cuelga justo cuando suena el timbre. Todos se sobresaltan un poco.
Nathan: (Clase otra vez... y justo que se ponía interesante.)
Camila: (Nos vemos a la salida.)
Lloyd le lanza una mirada de agradecimiento antes de bajar la manga de su sudadera. Todos caminan de regreso al salón. El ambiente está más tranquilo, pero en sus rostros hay una mezcla de nervios y emoción.
Las clases transcurren con normalidad... hasta que finalmente, suena el timbre de salida.
Todos comienzan a salir del edificio escolar, y poco a poco el grupo se dispersa en diferentes direcciones. Lloyd y Diana se quedan fuera de la preparatoria, cerca de la banqueta, esperando a Camila.
Ella sale entre los últimos, despidiéndose de Fernanda con un gesto amistoso. Cuando la ve, se acerca de inmediato.
Camila: (Ya... solo hay que esperar a que mi papá llegue por nosotros.)
Diana: (Bien... solo espero que no tarde mucho, ya me está dando hambre.)
Lloyd no dice nada. Solo se cruza de brazos mientras con la mano derecha se sujeta discretamente el brazo izquierdo, como si intentara calmar un cosquilleo. La esencia verde sigue activa bajo la manga.
Camila y Diana lo observan. Ambas saben que, aunque Lloyd suele mostrarse tranquilo, esa actitud reservada no es normal en él.
Diana -susurrándole a Camila-: (No lo quiere decir... pero él tiene miedo.)
Camila: (Lo sé...)
El tiempo pasa lentamente. Los tres permanecen en silencio, hasta que el sonido de un motor los hace levantar la vista. Un auto rojo se detiene frente a ellos. Camila sonríe al acercarse, esperando ver a su papá... pero al abrirse la puerta, se encuentra con su mamá.
Camila: (¿Mamá...? ¿Y papá? ¿Dónde está...?)
Mariela: (Tu papá no pudo venir, hija. Se le hizo tarde en el trabajo. ¿Para qué lo necesitabas?)
Camila guarda silencio unos segundos. Luego baja la mirada.
Camila: (Es que... quería hablar con él.)
Mariela asoma la cabeza por la ventana y mira detrás de su hija. Observa a Lloyd y Diana de pie, esperando con algo de incomodidad.
Mariela: (¿Y ellos... quiénes son, hija?)
Camila parpadea sorprendida.
Camila: (¿No los reconoces, mamá...?)
Mariela niega suavemente con la cabeza. Camila se gira hacia sus amigos y luego vuelve a mirar a su madre.
Camila: (Mamá, son Lloyd y Diana... Mis amigos. ¡Los que conozco desde que tenía siete años!)
Mariela los observa con atención. Sus ojos se agrandan al reconocer sus rostros.
Mariela: (No puede ser... pero mírenlos nada más... ¡Qué grandes están! ¡Cómo han cambiado!)
Diana sonríe con ternura y se acerca al auto.
Diana: (Cómo está, señora Mariela... Cuánto tiempo sin verla.)
Mariela: (Muy bien, preciosa. ¡Qué gusto verlos otra vez!)
Lloyd sonríe con algo de nervios y también saluda con la mano.
Camila: (Ellos vienen conmigo porque... queremos hablar con papá. Es algo importante.)
Mariela: (Claro, claro... Suban, los llevo a casa.)
Los tres suben al auto y Mariela arranca, mientras en el ambiente se siente esa mezcla de nostalgia, tensión... y algo desconocido.
Durante el trayecto en el auto, el silencio se rompe cuando Mariela lanza una pregunta con tono curioso:
Mariela: (¿Y qué es eso tan importante que quieren hablar con tu papá?)
Camila se pone tensa. Mira por la ventana, como si quisiera evadir la pregunta... pero finalmente responde, sin saber muy bien cómo explicarlo.
Camila: (Es que... Lloyd tiene algo extraño.)
Mariela: (¿Cómo que algo extraño?) -pregunta, visiblemente confundida.
Camila titubea, sin saber por dónde comenzar. Es entonces cuando Diana interviene desde el asiento trasero.
Diana: (Pues... que Lloyd se lo muestre.)
Camila: (Sí, Lloyd... muéstrale a mi mamá eso.)
Lloyd traga saliva, nervioso, pero asiente. Se inclina un poco hacia el asiento del conductor y se remanga lentamente la manga del brazo izquierdo. Al hacerlo, revela las tiras de esencia verde, que se aferran con suavidad a su piel, moviéndose con vida propia.
Mariela lo observa en completo silencio. Su expresión se vuelve seria, atenta. Finalmente murmura:
Mariela: (Eso... eso es un... creo que es un poder elemental...)
Camila: (¿Verdad que sí, mamá? ¿Sabes cuál es?)
Mariela: (No, hija... no lo reconozco. Tal vez tu papá sí lo sepa.)
Diana: (Sí... por eso queremos hablar con él.)
Al poco rato, llegan a la casa. Mariela estaciona el auto y los tres chicos bajan.
Al entrar, Lloyd se deja caer con cuidado en el sofá, mientras observa con curiosidad los detalles del lugar. Diana sonríe con nostalgia al mirar a su alrededor.
Diana: (Qué recuerdos... tenía mucho sin venir a tu casa, Camila.)
Camila: (Pues porque nunca venían. En primaria siempre venían seguido... pero desde que entramos a secundaria dejaron de venir.)
Diana baja la mirada, algo apenada.
Mientras tanto, Mariela entra a la cocina, abre el refrigerador y saca una jarra con agua. Sirve en vasos de cristal y los coloca en la mesa frente a los chicos. Todos toman... excepto Lloyd.
Él observa el vaso frente a él, indeciso, recordando cómo estalló el anterior en el laboratorio. Se queda inmóvil.
Camila se sienta a su lado y lo observa con atención.
Camila: (Oye... ¿estás bien?)
Lloyd: (Sí... solo... estoy nervioso. No sé si quiero que esto sea un poder elemental o no.)
Camila: (¿Por qué? ¿Por qué no quieres?)
Lloyd: (Es que tú no viste lo que pasó en el laboratorio... Fue como si todo se descontrolara. Tengo miedo de no aprender a dominarlo.)
Camila: (Tranquilo... Si yo logré dominar el mío, tú también puedes. No estás solo en esto.)
Lloyd le sonríe levemente, agradecido.
Pasan algunos minutos en silencio, hasta que se escucha el timbre de la puerta. Mariela se acerca a abrir.
Al hacerlo, se encuentra con un hombre alto, de cabello oscuro y porte firme: Gabriel, el padre de Camila.
Camila se acerca con una sonrisa al ver entrar a su padre por la puerta.
Camila: (¡Papá, por fin llegaste!)
Gabriel: (¿Cómo te fue hoy en la escuela, hija?)
Camila: (Muy bien, papá.)
Gabriel sonríe levemente, pero al mirar hacia la sala, su expresión cambia al ver a Lloyd sentado en el sofá, y a Diana en la cocina hablando con Mariela.
Gabriel: (¿Y ellos... qué hacen aquí?)
Camila se pone un poco nerviosa, pero intenta mantener la compostura.
Camila: (Bueno... es que... queremos mostrarte algo... y preguntarte una cosa.)
Gabriel la observa con curiosidad, cruzando los brazos.
Gabriel: (¿Algo sobre qué?)
Camila duda, le cuesta encontrar las palabras adecuadas.
Camila: (Pues... eh... que Lloyd te lo enseñe.)
Gabriel: (¿Enseñarme qué?)
Lloyd levanta la mirada, nervioso, al sentir que las miradas se posan sobre él. Bajo su manga, un leve resplandor verde parpadea tenuemente.
Gabriel y Camila se acercan al sofá.
Camila: (Lloyd... ¿quieres mostrárselo...?)
Gabriel observa al chico con atención, percibiendo algo inusual.
Gabriel: (A ver, Varek... dime, ¿qué tienes?)
Lloyd se levanta lentamente, con la respiración agitada. Se remanga con cautela la sudadera, revelando las tiras de energía verde que se envuelven como raíces vivas alrededor de su brazo.
Los ojos de Gabriel se abren de par en par al verlas. Se queda en completo silencio.
Camila: (Eso es diferente a cualquier otro, ¿sabes qué es, papá?)
Gabriel guarda silencio. Lloyd empieza a tensarse más, y Camila también. La falta de respuesta los inquieta.
El padre susurra apenas audible para sí mismo:
Gabriel: (No puede ser... No puede ser verdad... Pero si lo es...)
Sin decir nada más, Gabriel se aleja, toma una pequeña llave guardada en una caja sobre un mueble y se dirige hacia la entrada del ático. Abre la trampilla y sube rápidamente.
Lloyd se queda quieto, mirándolo irse, con los puños apretados.
Lloyd: (¿Qué... qué va a hacer?)
Camila: (Tranquilo... tal vez fue por un libro... o algo así.)
Pasan unos minutos en silencio. Luego se escuchan pasos que bajan por la escalera del ático. Gabriel aparece, cargando algo envuelto en una tela vieja, y varios cilindros que parecen pergaminos antiguos.
Camila se pone de pie.
Camila: (¿Papá... y eso qué es?)
Gabriel se dirige hacia la mesa de la sala, desenrolla con cuidado uno de los pergaminos y lo extiende sobre la superficie.
Gabriel: (Tengo que probar algo.)
Observa unos símbolos antiguos, los compara con el patrón que forman las tiras en el brazo de Lloyd. Finalmente, alza la vista.
Gabriel: (Si estoy en lo correcto... el poder de Lloyd es la Esencia Esmeralda.)
Camila: (¿Y eso qué es, papá?)
Lloyd permanece en silencio, atento, con los ojos clavados en Gabriel.
Gabriel: (Es un poder elemental que... nunca se ha visto antes. Sólo se avisto en sueño... es sueños de mi padre...
Lloyd frunce el ceño, confundido por lo que acaba de escuchar.
Lloyd: (¿Su padre...? ¿Cómo que en sueños… de su padre?)
Todos lo miran, sin comprender. Camila se gira hacia su papá.
Camila: (¿Papá? ¿De qué estás hablando?)
Gabriel respira profundo, como si llevara años esperando este momento.
Gabriel: (Hay cosas… cosas que no saben. Pero que deben saber.)
Camila lo observa con el ceño fruncido, igual que Lloyd.
Camila: (¿Qué no sabemos, papá? ¿De qué hablas...? ¡Ya dime! ¿Qué me estás ocultando?)
Gabriel se acerca lentamente a la mesa. Luego fija su mirada en Camila... y en Lloyd.
Gabriel: (Tu abuelo… mi padre… es Selian Solenne.)
Un silencio denso se apodera del lugar. Camila queda paralizada.
Camila: (¿Qué...? ¿Papá, qué?)
Lloyd: (¿Selian Solenne…? El fundador de la ciudad… T-tiene que estar bromeando.)
Gabriel niega con la cabeza, con una seriedad casi solemne.
Lloyd se queda helado. Camila también.
Camila: (¿Y qué tiene que ver eso con todo esto...? ¿Qué tiene que ver, papá?)
Gabriel la observa fijamente, su voz se vuelve más grave.
Gabriel: (¿Conocen la profecía del Reino Oscuro?)
Camila: (Sí… desde secundaria hablan de ella. Pero… siempre como una teoría antigua. Algo sobre que Lord Oscuro escapará del Reino y... y que los maestros lo enfrentarán.)
Gabriel asiente lentamente.
Gabriel: (No es una teoría… Es una profecía real. Una que tu abuelo… me dejó a mí.)
Lloyd lo escucha en silencio, pero algo dentro de él se remueve.
Lloyd: (¿Y eso… qué tiene que ver conmigo?)
Gabriel se acerca, hablando con más fuerza ahora.
Gabriel: (La profecía habla de cinco Maestros Elementales… Cuatro de ellos dominarán los elementos principales: Fuego, Aire, Tierra e Hielo. Pero el quinto… será diferente. Un elegido de buen corazón, con un poder único. Un poder que jamás ha existido antes.)
Lloyd lo mira con los ojos abiertos, comenzando a comprender.
Lloyd: (¿Y usted me está queriendo decir… que ese poder… soy yo?)
Gabriel le sostiene la mirada, firme… sin decir una palabra, pero confirmándolo todo.
Lloyd baja la vista, sintiendo cómo su respiración se acelera.
Gabriel se gira hacia el objeto cubierto con mantas. Lo descubre con cuidado.
Una espada. De mango oscuro, elegante, y una hoja de plata pura que brilla con una energía latente.
Camila se levanta alarmada.
Camila: (¡Papá! ¿Qué estás haciendo?)
Gabriel se acerca a Lloyd con la espada en las manos.
Gabriel: (Esta espada… adopta la forma y el poder del elemento que su portador lleva dentro. Es la Espada de los Orígenes… forjada para el elegido de la profecía.)
Coloca la espada frente a Lloyd.
Gabriel: (Quiero que la tomes.)
Lloyd duda. Mira la espada… luego a Camila, que lo observa con temor y asombro. Su mano tiembla un poco mientras se acerca al mango.
Finalmente, lo toma.
En el momento exacto en que Lloyd coloca su mano sobre el mango de la espada, una corriente de energía recorre el ambiente. Las tiras verdes que antes flotaban a su alrededor se alzan en espiral como si reconocieran algo… o a alguien.
De pronto, comienzan a envolverse en la espada con violencia controlada, como si despertaran tras años de letargo.
Justo entonces, Diana entra a la cocina, jadeando, tras haber escuchado voces desde la entrada.
Diana: (¡¿Pero qué mierda está pasando aquí?!)
Ante sus ojos, la hoja de la espada comienza a cambiar. Lo que antes era una simple hoja plateada ahora brilla con un fulgor nuevo. El color se transforma lentamente, como si una esencia antigua la reclamara. La plata se convierte en un verde esmeralda profundo, pulido y brillante como cristal vivo. Las tiras, ahora completamente fusionadas con el metal, laten suavemente con un ritmo orgánico.
Camila abre sus ojos, atónita.
Gabriel se lleva la mano a la boca, sin poder creer lo que está presenciando. El silencio se vuelve pesado… sagrado.
Lloyd, con la espada aún en mano, la mira fascinado. Sus ojos se abren con asombro... y poco a poco, una sonrisa se dibuja en su rostro.
Lloyd: (Esto es... ¡INCREÍBLE!)
Diana se acerca, sin poder quitarle la vista a la espada.
Diana: (¿Esto qué es… qué pasó...?)
Gabriel: (La espada… tomó la forma de su poder. Absorbió parte de la Esencia que Lloyd lleva dentro.)
Camila ve la expresión de su padre, preocupada.
Camila: (¿Papá...? ¿Estás bien?)
Gabriel apenas puede hablar, como si aún intentara asimilar lo que ha ocurrido.
Gabriel: (Esto… es solo el principio.)
La frase deja un eco inquietante en la habitación. Camila siente un escalofrío recorrerle la espalda.
Diana, aún confundida, se acerca más.
Diana: (A ver… déjame verla…)
Lloyd se la pasa sin oponer resistencia. En cuanto Diana la sostiene, la espada vuelve a su color original: plateado, apagado, sin rastro del brillo verde.
Diana: (¿Qué...? ¿Por qué...? ¿Qué pasó?)
Gabriel: (La espada solo reacciona ante un Maestro de la Esencia. Aunque tú, Diana, tengas poder… la espada no te reconoce como tal.)
Camila: (Entonces… ¿Lloyd… Lloyd es de quien hablaba la profecía todo este tiempo?)
Gabriel asiente lentamente, como si aún le costara decirlo en voz alta.
Gabriel: (Parece que sí. Si la espada ya reaccionó ante él… eso solo puede significar una cosa: la profecía está comenzando.)
El silencio se vuelve tenso otra vez.
Camila: (¿Y por qué nunca me dijiste nada de esto…? ¿Nada de la profecía, ni del abuelo, ni del Reino Oscuro?)
Gabriel la mira con pesar.
Gabriel: (Porque no sabía cómo ibas a reaccionar… Hay cosas oscuras en nuestra familia, hija. Cosas que intenté protegerte de saber.)
Camila baja la mirada, molesta, pero también comprendiendo.
Lloyd, aún con la espada en la mano, pregunta con un tono más serio:
Lloyd: (Entonces... ese tal Lord Oscuro… del que todos hablan en leyendas de terror... ¿es su hermano?)
Gabriel cierra los ojos lentamente… y asiente.
Gabriel: (Sí.)
Diana: (Lloyd, ¿lo ves...? Esto es más grande de lo que pensábamos. ¡Eres parte de algo enorme!)
Lloyd: (Siempre quise tener un poder elemental… pero nunca imaginé que tenerlo significaría enfrentarme al mismísimo Lord Oscuro…)
Gabriel: (Y me temo que sí. Solo la Esencia puede oponerse a su poder. Por eso… tú eres esencial.)
Lloyd respira con fuerza. No hay miedo en su mirada… sino una carga, un peso que ahora siente real. Pero también… una decisión.
Diana lo observa, preocupada… aunque no puede evitar sentir emoción por su hermano...
Camila lo mira también. Siente alegría, miedo… y algo más que no sabe nombrar.
Gabriel se pone de pie, su rostro ya más serio.
Gabriel: (No hay tiempo que perder. Lloyd… necesito enseñarte a controlar lo que llevas dentro. Sígueme.)
Lloyd asiente, dejando la espada volver a su forma original en cuanto Gabriel la recoge. Luego, se vuelve hacia las chicas.
Gabriel: (Quédense aquí con Mariela… coman algo. No quiero que nadie más se acerque hasta que esto esté más claro.)
Camila: (Está bien…)
Diana asiente también, aunque no le gusta quedarse fuera. Lloyd le lanza una última mirada a ambas antes de seguir a Gabriel fuera de la cocina, rumbo a lo desconocido.
La puerta se cierra tras ellos.
Y con ella… comienza el verdadero camino del elegido.
Gabriel y Lloyd llegaron al patio trasero de la casa. El sol comenzaba a elevarse en el cielo, proyectando sombras largas sobre el suelo de tierra.
Gabriel: —Voy a enseñarte algunas posturas y técnicas básicas. Eres un Varek, ¿no? Ustedes ya deberían tener nociones de combate.
Lloyd: —Pues… sí, pero solo sé lo básico.
Gabriel: —Está bien. Esta tarde entrenaremos tu poder.
Lloyd: —¿Esta tarde?
Gabriel: —Sí. ¿Por qué lo preguntas?
Lloyd: —Es que... mis papás casi nunca tienen tiempo libre. Trabajan todo el día, y justo esta semana estarán en casa... Quisiera pasar tiempo con ellos.
Gabriel: —Te entiendo, Lloyd. Sé lo que se siente. Pero tienes que comprender algo… Si no logras dominar tu poder a tiempo, y Lord Oscuro escapa… podrías no volver a verlos. Tal vez… ni siquiera vuelvas a ver a tu hermana.
Lloyd: —Está bien… lo entiendo. Solo déjeme avisarle a Diana, para que les diga a mis papás que llegaré más tarde.
Gabriel: —Hazlo.
Lloyd regresó al interior de la casa. En la sala, Diana y Camila conversaban sentadas en el sillón. Lloyd se acercó a su hermana.
Lloyd: —Diana, ¿puedes decirles a mamá y papá que llegaré más tarde de lo esperado?
Diana: —Claro.
Lloyd volvió a salir.
Camila: —¿Y ahora qué hacemos?
Diana: —No lo sé.
Camila: —¿Quieres ir a comer algo?
Diana: —Si tú pagas, claro que sí.
Camila rió y ambas salieron de la casa con rumbo a la plaza.
Mientras tanto, en el patio, Gabriel indicó a Lloyd que levantara la espada del suelo. Lloyd la tomó con ambas manos y, de inmediato, la hoja volvió a emitir un resplandor verde brillante.
Gabriel: —Debes adaptarte a ella. No es solo una herramienta, Lloyd. Es una extensión de ti. Tu espada y tú deben convertirse en uno.
Lloyd: —Entiendo.
Gabriel comenzó a guiarlo a través de movimientos y consejos. El entrenamiento recién comenzaba.
Sin embargo, desde la distancia, entre las ramas de un árbol frondoso y bien camuflado, una figura encapuchada los observaba en completo silencio. Sus ojos seguían cada movimiento de Lloyd con atención.
Cambio de escena.
En un lugar oscuro, donde solo una tenue luz púrpura iluminaba el ambiente, la figura encapuchada se arrodilló ante un trono tallado en piedra negra. Una sombra apenas visible reposaba sobre él.
Encapuchado: —Mi señor… parece que el elegido ha aparecido.
La sombra se movió apenas, su voz resonó con frialdad.
Xandros: —¿Y qué te hace pensar eso?
Encapuchado: —Gabriel… el hijo de Selian… lo está entrenando. Y su poder… no se parece a nada que haya visto antes.
Xandros se incorporó lentamente en el trono, su voz más firme y oscura.
Xandros: —Ya tenemos la ubicación de dos cristales. Encuéntralos. Y mantente observando a ese chico… Si resulta ser el elegido… mátalo. No quiero interferencias.
Encapuchado: —Sí, mi señor.
El encapuchado desapareció entre las sombras. Xandros soltó una risa baja y siniestra. A su alrededor, en la oscuridad del salón, decenas de ojos blancos se abrieron lentamente… vigilando… esperando.
Fin del episodio.