dos vidas al borde del abismo, sus sentimientos y emociones se cruzan, sueños inalcanzables.
Sora un chico de 19 años que ha abandonado sus sueños y Mai una chica de 18 que no sabe como avanzar, a donde nos llevará su encuentro.
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capitulo 3: un nuevo amigo
Sora siguió a Taro hasta la casa de su familia, era una construcción de madera con un jardín bien cuidado y espacioso. La puerta se abrio con un crujido suave, y Sora entró en la casa detrás de Taro.
La madre de Taro los recibió con una sonrisa cálida y los invito a sentarse en la mesa
Sora se sentía un poco de nervioso, pero Taro lo tranquiliza con unos video juegos. La mesa estaba puesta con un mantel blanco y platos de cerámica.
Mientras se sentaba en la mesa, un chico de unos 19 años entró en la habitación, tenía el cabello crespo y rojizo, era el hermano mayor de Taro.
"Hola, soy kaito", dijo el chico, extendiendo la mano. " soy el hermano mayor de Taro".
Sora se levantó y estrecho la mano de kaito. " Hola, soy sora", dijo. "Encantado de conocerte".
Kaito sonrió y se sentó a la mesa." Encantado de conocerte también, sora" dijo.
La madre de Taro trajo la comida, y Sora se sintió agradecido por la oportunidad de probar la comida del pueblo.
Mientras comían, Kaito y Sora comenzaron a hablar. Kaito era un chico amable y divertido, un tanto distraído y simplón, no tardaron en volverse amigos. La conversación con su familia fluyó con facilidad, y Sora se sintió como si estuviera en casa.
Recordando a su madre en la mesa y su sonrisa mientras comía junto a ella.
Después de la cena. Kaito y Sora se sentaron en el jardín. Disfrutando del aire fresco de la noche. La luna estaba llena, y el cielo estaba lleno de estrellas.
Y kaito se disculpo con el, ya que Taro se había quedado dormido.
" que te trajo al pueblo?", pregunto Kaito, mientras se sentaba en un banco de madera.
Sora se encogió de hombros. "No lo se", dijo. "Acabo de llegar apenas".
Kaito sonrió. "Bueno, espero que te guste", dijo. "Es un lugar muy tranquilo".
Sora asintió con la cabeza. "Sí, lo es", dijo. "Me gusta la tranquilidad".
Kaito se rió. "Sí, es un lugar muy relajante", dijo. "Aunque a veces puede ser un poco aburrido".
Sora se sintió un poco sorprendido. "¿Aburrido?", preguntó.
Kaito asintió con la cabeza. "Sí, no hay mucho que hacer aquí", dijo. "Pero es un lugar muy seguro".
Sora No estaba seguro. Pero mientras hablaba con Kaito, se sintió como si estuviera empezando a conocer el pueblo de una manera diferente. La conversación se detuvo un momento, y Sora se sintió como si estuviera escuchando el silencio.
De repente, Kaito se levantó y se acercó a la cerca del jardín. "Mira", dijo, señalando hacia la calle. "Ahí viene Mai".
Sora se levantó y se acercó a la cerca. Miró hacia la calle, y su corazón se detuvo. Ahí estaba la chica que había visto en la colina. La chica que había estado dibujando. La chica que lo había dejado sin aliento.
Sora se sintió como si hubiera sido golpeado por un rayo. Mai los ve en el jardín, saluda y sonríe tímidamente, pero sin decir nada. Sora se sintió un poco decepcionado, esperaba que ella dijera algo, pero en su lugar, ella simplemente siguió su camino.
Kaito se rió. "Ella es algo tímida", dijo. " Pero es una chica amable".
Sora asintió con la cabeza, todavía mirando hacia la calle donde mai había desaparecido.
"¿Quieres ir a dar un paseo?", pregunto kaito, rompiendo el silencio.
Sora asintió con la cabeza. Y los dos se levantaron para ir a dar un paseo en el pueblo a la mitad de la noche.
Después de un rato de caminar, kaito y Sora se detuvieron en un pequeño parque. Sora se sentó en un banco, y kaito se sentó a su lado.
"¿Estas bien?", preguntó kaito, " haz estado callado la mitad del camino". "Sí, estoy bien", dijo. "Solo pensaba un poco".
Kaito sonrió. " ¿ en que estabas pensando?", preguntó.
Sora mira al cielo. "No lo sé ", dice. De repente, Sora se levantó y comenzó a caminar hacia la calle. "¿Donde vas?", preguntó kaito.
"Me voy a dormir, ya es algo tarde", dice Sora. "Esta bien", responde kaito, "Que te parece si en uno de estos días hacemos algo divertido".
"¿Divertido?", preguntó Sora, "Sí claro, te doy mi celular y vos me das el tuyo así podremos hablarnos".
Así Kaito y Sora buelven a sus casas. Kaito entra en la suya y acobija a su hermano Taro quien dormía plácidamente, luego Sora sigue el camino hacia lo de su abuela
Al llegar sube las escaleras, ve en la habitación de la madre quien dormía con una lata de cerveza en la mano y el célular en la otra.
Se hacerca a ella le saca la lata y apaga su celular, luego la tapa con unas sábanas y le da las buenas noches.