Elizabeth es una mujer de veinte años con condiciones de vida precarias, luchando por sugir en una sociedad empeñada a darle la cara difícil de la moneda, trabaja y estudia en la universidad, tiene ua familia numerosa, su madre y sus hermanos, su padre los abandono cuando eran pequeños, por ende su madre siempre fue su apoyo.
Las cosas comienzan a ponerse mas difíciles para Elizabeth cuando una tarde normal de su dia a dia es secuestrada por unos traficantes, luego es llevada a una gran subasta realizada solo para los grandes magnates de la alta sociedad, con ella siendo la pieza principal de dicho evento. Su comprador resulta ser un hombre alto, de cuerpo fornido, quien promete liberarla luego de que esta le pague el costo de su compra con intereses incluidos, mientras el será su dueño.
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CAPITULO 14
Ya había transcurrido un mes completo desde que Frederick le permitió tener un teléfono, las únicas condiciones fueron: No puede salir sin él, además las salidas serán bajo el estricto consentimiento de Frederick y con la mayor vigilancia, no puede contactar a su familia hasta que el hombre le indique, de hacerlo le será retirado el beneficio que le ha dado. Condiciones muy fuertes, pero Elizabeth decidió cumplirlas, no quería empeorar su estadía allí, tampoco molestar al hombre.
La única persona con la que Elizabeth se mantenía en contacto todos los días, era Samanta, la mujer era muy divertida y siempre tenía todo tipo de cosas por contarle, la mayoría de las historias eran un poco violentas, pero Samanta tenía un cierto don, para contar ese tipo de anécdotas y hacerlos parecer una comedia, algo que a Elizabeth le hacía reír por montón. También tenía el número de contacto de Frederick, pero no sabía cómo hablarle o que decirle, además él nunca dijo que podía escribirle de forma casual, solo le entrego el teléfono con su número ya agregado, lo más seguro era solo para ser utilizado en casos de emergencia.
Solo tres meses habían trascurrido desde que llego allí, no podía creer todas las cosas que habían sucedido hasta ese punto, desde el día en que Frederick le aseguro haberla forzado, su relación con el hombre solo fue en picada hasta llegar al punto de no verse en días, parecía como si la estuviera evitando, se marchaba muy temprano en la mañana y llegaba a casa muy tarde en la noche, un día, Elizabeth le pregunto el motivo del por qué ya no cenaban juntos, aun cuando él se lo había prometido y el hombre cumplido su promesa hasta que sucedió lo del secuestro, tal vez se encontraba molesto aun por su escape, Elizabeth no tenía idea de lo que pasaba por la cabeza de esa persona, el solo pensar en ese hombre, generaba una serie de sentimientos y confusiones en su corazón, habían días en los que era comprensivo, empático y su mirada reflejaba confianza, pero otros podía ser un hombre cruel y sin sentimientos, al que no le importan las otras personas, y en su mirada solo se podía ver odio y rencor. Aunque Elizabeth aun sentía mucho temor de él, era obvio que ese hombre la había salvado en aquella ocasión, la herida en su espalda era una prueba de ello, a pesar de que al momento en que Elizabeth le pregunto por esa herida y que había sucedido durante su secuestro, el hombre solo le dijo que sus hombres habían actuado según el protocolo, queriendo darle a entender que el no movió ni un dedo por ir en su búsqueda, o que quizás no le importaba su seguridad, solo protegía sus diez millones de inversión, pero esa herida, sin duda coincidía con el día del secuestro, ya habían pasado muchos días como para tocar nuevamente ese tema que se supone ya había muerto, además también estaba el hecho de que Frederick ya casi no lo veía, ¿será que estarían de esa forma toda la vida? – Ya pasaban de las once, aun no había llegado, mira por la ventana. De casualidad en esa ocasión logro visualizar a Frederick saliendo de un auto- “ese no es su auto” – pensó mientras lo veía parado frente al auto, hablaba con una persona frente al coche, no se podía ver de quien se trataba, hasta que se vio la puerta abrirse, una mujer alta, de cuerpo esbelto y belleza indescriptible, vestida con un hermoso vestido blanco largo con descote en la espalda, sale de auto, Frederick le extiende la mano ayudándola, luego la mujer lo abraza y le habla al oído(¿Qué le decía?, no podía escuchar), el hombre sonríe y la mujer lo besa, Elizabeth no dejaba de ver la escena, su respiración era agitada, una extraña sensación recorría todo su cuerpo, no sabía el porqué, pero no quería seguir viéndolos, aun así decidió tomarle una foto a la mujer, quien después de besar al hombre se subió en otro auto y se marchó. ¿Quién era esa mujer?, ¿Por qué se pegaba a Frederick? Y lo más importante, ¿Por qué él le sonreía, y dejo que lo besara?, su cuerpo estaba inquieto, no podía dejar de repetir esa escena en su mente una y otra vez, era algo molesto. Se escucha la puerta del departamento abrirse, Elizabeth corre al recibidor.
- ¿Aun estas despierta? – le dice Frederick al verla - ¿necesitas alguna cosa? - por su expresión parecía querer decirle algo.
- No – le responde, no sabía el porqué, pero quería golpearlo en la cara hasta cansarse.
- Entonces, que tengas buenas noches – camina hacia su habitación
- Has estado rompiendo tu promesa – dice molesta
- ¿Qué? – se voltea a verla
- Prometiste cenar todas las noches conmigo, ¿recuerdas? - ¿Qué le sucedía?, ¿qué clase de sentimiento era ese?, sentía que se ahogaba.
- Lo siento – dice luego de un momento – he estado muy ocupado últimamente – su olor era femenino, seguramente era el perfume de aquella mujer.
- ¿En qué? – se veía la molestia en su mirada - ¿Por qué antes podías cumplir y ahora no? - ¿Qué le sucedía, por que se comportaba de esa forma?, no quería hacerlo, pero era un impulso.
- El trabajo ha aumentado – le responde
- Ja, ¡Trabajo! – dice de forma irónica, pensado en que le estaba mintiendo, obviamente era por esa mujer
- Sí, es por trabajo – dice confundió, ¿Qué estaba sucediendo?, ¿Por qué Elizabeth le hacía tantas preguntas? Y ¿Qué significaba esa mirada en su rostro? – Estamos expandiendo el negocio, hay tres nuevas sucursales y eso significa, aumento de trabajo – la expresión en el rostro de la mujer no mostraba nada de amabilidad, parecía una gran fiera a punto de atacar
- Ah, ¿sí? – sonríe de forma irónica – al parecer debo creer en tu palabra.
- Claro que debes, porque es la verdad - ¿Por qué estaban discutiendo? – además no entiendo todas estas preguntas que me haces y esa actitud que muestras ahora, ¿Qué te sucede?
- No me gusta que rompan las promesas – le dice y luego se va rápido a su habitación cerrando con el pasador, aunque ella sabía que Frederick no iría a verla, el hombre la evitaba como un animal con sarna. Toma su teléfono y revisa la foto de la mujer que lo acompañaba, luego de mucho pensar se le ocurrió preguntarle a Samanta, quizás ella supiera de quien se trataba.
- ¿Dónde conseguiste esa fotografía nena? – Samanta la llamó por teléfono
- La tome por casualidad- le dice, su voz era decaída
- Es muy hermosa, sin duda concuerda totalmente con los gustos de Frederick – dice – ya decía yo que no estaba en modo celibato - ríe
- ¿Cómo es eso? – pregunta sin entender a que se refería
- Hay cariño, olvide que no tienes experiencia conociendo a los hombres – dice lamentándola – Ellos tienen más necesidades en sus partes bajas que nosotras – comienza a explicarle – por lo tanto, necesitan liberarse, si no pueden llegar a hacer estupideces – ríe
- Oh – dice entendiendo – entonces tú piensas que quizás el, y esa mujer
- Obviamente nena – le dice – ya decía yo que en algún lado estaba aliviándose en cuanto me entere que no era contigo – dice sacando conclusiones – en el club tampoco se le ha visto, así que, esa mujer es la respuesta de todo – le dice.
- Tú crees – su voz sonaba algo triste, no quería seguir hablando de eso.
- Si, esta no es la primera vez – le sigue diciendo – él ya ha salido con muchas mujeres, todas hermosas y llamativas, imagine que algo así estaba sucediendo – sonríe – bueno querida, debo dejarte, atender un club es trabajo de muchas horas, te envió besos, seguimos hablando luego– cuelga
- Entonces, esa mujer es la amante de Frederick - al pensar en ese beso, su mente comenzó a visualizarlos en la cama durmiendo juntos, un dolor indescriptible subió desde su pecho hasta su garganta, no entendía que le sucedía, pero no le gustaba la idea de Frederick con esa mujer.