Si te dijera que los momentos son solos instantes de tiempos que se quedan grabados en tú memoria y solo eso ¿Me creerías?
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Capítulo: Ebriedad
-Día 03 de Diciembre-
Pues porque estoy en secreto enamorado. Porque creo que es necesaria la otredad. Y como ya no quiero esta soledad, a veces pienso compañero aislado,
Autor: ndjocu.davies
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- "Por favor, tráeme un croissant y un latte," solicitó con desinterés, manteniendo su mirada fija en el ventanal. Los pasos de la mesera se alejaban, desvaneciéndose en el local.
De repente, sonó el timbre de una llamada entrante, seguido de la vibración en su bolsillo. Al ver el nombre del remitente, decidió contestar: "Mom."
-"Hola, madre," fue su primera respuesta, mientras colocaba el celular en su oído derecho y continuaba observando a los transeúntes que pasaban y desaparecían de su vista.
- Estimado hijo,
Te llamo para informarte que debes venir a la Villa, ya que tu hermana Odette tiene un anuncio importante que hacer.
La voz de la señora Rose reflejaba su entusiasmo y emoción por la noticia que su hija mediana compartirá.
- ¿Cuándo y a qué hora debo llegar?
- Es hoy, querido. Te esperamos al atardecer.
La llamada finalizó con un pitido, indicando que él debía atender la solicitud de su madre.
Pocos segundos después de recibir su pedido, la mesera lo dejó sobre la mesa y se retiró. Él observó el croissant y su latte, preguntándose si ella habría hecho la misma elección. Tomó la taza e intentó replicar el gesto que había visto antes; el latte se mezcló con su saliva y su estómago protestó. Sin embargo, el dolor de cabeza y el hambre quedaron en un segundo plano cuando finalmente terminó de degustar su pedido.
Pagó la cuenta y salió del establecimiento sintiéndose más animado y relajado. Al regresar a la empresa, tenía una decisión clara en mente: agilizar el trabajo. Se adentró en sus oficinas con renovada determinación.
El sonido de la alarma programada interrumpió su concentración y le recordó la reunión familiar que tenía pendiente. Se levantó de su asiento y ajustó su vestimenta.
El trayecto hacia la villa donde se encontraba su familia fue rápido y silencioso. Como era de esperar, las rejas negras se abrieron para él.
En el área de la piscina, reconoció algunas caras familiares. Algunos disfrutaban del agua cristalina, mientras otros tomaban el sol en los chaise longues. Su madre, una mujer de presencia imponente y aura de autoridad, se acercó a él con pasos decididos, como si caminara por una pasarela. Sus hombros estaban alineados, su espalda erguida y sus pasos marcados por el sonido de sus tacones.
- Finalmente has llegado, le dio la bienvenida la señora con una cálida recepción y un abrazo afectuoso.
Los niños corrían de un lado a otro, llenando el ambiente de risas, mientras la música creaba un contraste vibrante. Los más cercanos se acercaron para saludar al invitado.
- Ahora que mi querido hermano mayor está aquí - se escuchó la voz de una joven, captando la atención de todos.
》 Permítanme explicar el motivo de esta reunión - dijo, con una sonrisa radiante de alegría. Su esposo la apoyaba desde atrás, con las manos en la cintura de su esposa.
Esta situación no pasó desapercibida para Michael, quien rápidamente comenzó a sospechar lo que se anunciaría a continuación.
》"¡Estamos esperando un bebé!" exclamó con entusiasmo, fundiéndose en un apasionado beso con su pareja.
Michael sintió una profunda tristeza al recordar que nunca tendría la oportunidad de experimentar la emoción de decir "Voy a ser papá". Aunque intentaba alegrarse por su hermana, era consciente de que no podría tener un hijo propio.
Sintió un suave apretón en el hombro y, al buscar la fuente, se dio cuenta de que era su padre, quien se acercó para brindarle ese apoyo silencioso que solo él sabía que su hijo mayor necesitaba en ese momento. No intercambiaron palabras; simplemente se dedicaron a observar cómo todos se acercaban a la pareja.
- Tío - dijo una voz.
- ¡Oh! - exclamó Michael, sorprendido por la repentina aparición - Pero mira a quién tenemos aquí. ¡El pequeño Aarón!
El pequeño asintió con entusiasmo, recordando la promesa: "Dijiste que me traerías un juguete cuando vinieras".
Michael, buscando encontrar a su hermano menor, miró a su alrededor, pero el niño no olvidó ese detalle.
-"Qué travieso es mi sobrino", comentó mientras le acariciaba el cabello desordenado. "Vamos a buscar a tu padre, que está al fondo".
-"Pero... ¿y el juguete, tío?", insistió el niño.
-"Sobre eso...", respondió Michael, acelerando el paso hacia su objetivo.
-"Hola, cuñada", saludó con un beso en la mejilla.
-"Enzo", dijo, estrechándole la mano.
- ¿Cómo te va, hermano?
- Excelente - respondió con una sonrisa mientras entregaba al niño a su madre y se dirigía al minibar junto a su hermano.
La conversación se tornó amena mientras los vasos se vaciaban y se llenaban de alcohol repetidamente. En ningún momento se mencionó al bebé; Enzo fue un compañero leal, guardando silencio.
Ambos se acomodaron en los bancos, saciando su sed con bebidas y ahogando sus penas, sin preocuparse por la resaca del día siguiente.
La fiesta en la piscina alcanzó su punto máximo cuando el reloj marcó la medianoche. La mayoría de los asistentes estaban alcoholizados, incluido Michael, quien, a pesar de su estado de embriaguez, permanecía sentado en el mismo lugar y en la misma posición, observando el panorama desde una perspectiva diferente.