Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capitulo 3
Capítulo 3: Un Encuentro Inesperado
El sol estaba en su punto más alto cuando Lucía, aún disfrazada como Lucio, se tomó un breve descanso del intenso entrenamiento. El Escuadrón Fuego había pasado la mañana practicando técnicas de combate cuerpo a cuerpo bajo la atenta mirada del General Ignis. Exhausta pero determinada, Lucía decidió explorar los alrededores del campamento para despejar su mente.
Caminando entre los árboles, se encontró con un pequeño arroyo. El sonido del agua corriendo era un alivio bienvenido después del bullicio del campamento. Se agachó para beber un poco de agua fresca, cuando escuchó un ruido detrás de ella. Al volverse, vio a un joven de aspecto noble, con ropas finas y una expresión de sorpresa en su rostro.
—¿Quién eres tú? —preguntó el joven, con una mezcla de curiosidad y desconfianza.
Lucía se levantó rápidamente, tratando de mantener su disfraz intacto.
—Soy Lucio, un nuevo recluta del Escuadrón Fuego —respondió, intentando sonar convincente.
El joven la observó detenidamente, como si intentara descifrar un enigma. Finalmente, una sonrisa apareció en su rostro.
—Soy el Príncipe Adrián, uno de los siete príncipes de Eldoria —dijo, extendiendo una mano en señal de saludo—. No esperaba encontrar a nadie aquí.
Lucía estrechó su mano, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Había oído hablar de los príncipes, pero nunca imaginó conocer a uno en persona, y mucho menos de esta manera.
—Es un honor conocerte, Príncipe Adrián —dijo, inclinando ligeramente la cabeza.
Adrián la miró con interés, notando su postura y la forma en que llevaba su espada.
—Pareces diferente a los otros reclutas —comentó—. Hay algo en ti que no puedo identificar.
Lucía sintió un nudo en el estómago. Sabía que debía ser cautelosa, pero también vio una oportunidad para aprender más sobre los príncipes y su papel en la guerra.
—Solo trato de hacer lo mejor que puedo —respondió modestamente—. El General Ignis es un gran maestro.
Adrián asintió, su expresión se suavizó.
—Ignis es uno de los mejores. Pero dime, Lucio, ¿qué te trajo al ejército? —preguntó, genuinamente interesado.
Lucía dudó por un momento, buscando las palabras adecuadas.
—Quiero proteger a mi familia y a mi hogar —dijo finalmente—. Y creo que aquí puedo hacer una diferencia.
El príncipe sonrió, impresionado por su respuesta.
—Es una razón noble. Espero que encuentres lo que buscas aquí —dijo—. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en buscarme.
Con esas palabras, Adrián se despidió y se alejó, dejando a Lucía con una sensación de esperanza y determinación renovada. Sabía que este encuentro podría ser crucial para su futuro en el campamento y en la guerra que se avecinaba.
Regresó al campamento con una nueva energía, lista para enfrentar los desafíos que le esperaban. Mientras se unía a los otros reclutas, no podía evitar pensar en el príncipe y en cómo su camino podría cruzarse con el de ella nuevamente.
El entrenamiento continuó, y Lucía se esforzó más que nunca, inspirada por su encuentro con Adrián. Sabía que debía mantener su identidad en secreto, pero también sentía que había encontrado un aliado inesperado en el príncipe.