Shiro es un soldado el cual no revela nunca emociones, pero al llegar una carta de una desconocida su futuro qué parecía oscuro se ve iluminado por un sentimiento que no sabe de donde proviene ¿descubrira Shiro quien es esa persona o sabrá cual es ese sentido?
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Vida en la aldea
En un pueblo rural donde el viento resuena con ecos.
Dentro de una casa.
Lio estaba acostado boca arriba en su cama, mirando el techo de madera, con los brazos cruzados detrás de la cabeza.
—¿Por qué dije eso…? —se preguntaba en voz baja.
Recordaba perfectamente el momento.
La luz. El cielo.
La forma en que salió sin pensarlo.
《Auren…》
Era un buen nombre.
O al menos eso creía él.
Se pasó la mano por la cara.
—Ahora va a pensar que soy raro.
Antes de poder perderse más en sus pensamientos, la puerta de su cuarto se abrió de golpe.
—¡Lio! ¡HOY me ayudas en el trabajo! ¿O quieres que te saque cargando como cuando tenías cinco?
Su padre tenía una voz potente y una cara intimidante y de aspecto robusto.
Lio se incorporó de un salto, alarmado.
—¿¡Hoy!? ¡No me acordaba!
—¡Pues las cajas no vuelan solas, así que muévete!
[---]
Minutos después, en el almacén familiar, Lio movía cajas con su magia.
Sus manos se movían en gestos circulares, y los objetos flotaban suavemente por el aire, levitándose de un estante a otro con precisión.
—¡Ten cuidado con esa! Tiene vidrio —gritó su padre mientras apuntaba con un dedo grueso—. ¡Y no te distraigas!
—¡Sí, sí! Lo tengo.
Pero entonces…
La puerta del almacén se abrió.
Y ella entró.
La joven con quien había visto la aurora tan mágica y a la vez inusual.
La chica sin nombre.
La que ahora tenía uno en su mente.
—Lio —dijo la joven con voz suave —Mirna me pidió que entregara esto a tu padre.
Extendió una carta sellada con cera roja.
Lio la miró… y su voz intentó adelantarse.
—Au… —intento decir Lio.
De repente Lio se mordió la lengua en el acto, palideciendo.
¡CLANK!
La caja que levitaba con su magia cayó de golpe al suelo, haciendo un estruendo que hizo eco por toda la sala.
—¡¿QUÉ FUE ESO?! —gritó su padre desde el fondo— ¡¡Era vidrio, verdad!!
—¡N-no fue nada! ¡Estoy bien! ¡Todo está bien!
La joven lo miraba sin entender con una cara que no podía estar más confusa.
—¿Qué te pasó?
Lio se agachó rápidamente a recoger lo que cayó, intentando no mirar directamente a sus ojos.
—¿Oye dime estas bien?
El padre de Lio se acercó a la joven.
—Tranquila solo esta de flojo en el trabajo —dijo el padre de Lio un poco frío.
Entinces el padre agarro la carta que tenia la joven
—Pedido de Mirna ¿Eh? —decía el padre de Lio —Bueno dile que lo tendré pronto
—Ah, sí señor
Pero antes de salir, lanzó una mirada a Lio.
—Ten más cuidado con lo que levitas, ¿sí?
Y sonrió.
Lio se quedó de rodillas en el suelo, con una caja rota a un lado, y el corazón latiendo como si acabara de correr media aldea.
—Si… voy a hacer eso —susurró.
[‐‐‐]
La joven caminaba sola por el sendero de regreso a casa, con el viento suave acariciando los árboles.
Llevaba la mirada baja, el paso lento.
No dejaba de pensar en ese momento.
La forma en que Lio se mordió la lengua, como si el sonido se le hubiera escapado sin permiso.
—Au… —susurró, repitiéndolo para sí.
Y luego el recuerdo más claro: el cielo teñido de colores imposibles, esa sensación tibia en el pecho…
y la voz de él.
—¿Me iba a llamar así?
Se detuvo por un instante y se miró las manos.
《Auren, creo que no suena tan… mal》.
—Tonto —murmuró, sonrojándose un poco, aunque no había nadie cerca —¿Cómo se le ocurre decir eso?
Se rió para sí con una mezcla de vergüenza y ternura
Entonces regreso a su casa con Mirna.
Pero justo cuando subía las escaleras oyó el sonido de la puerta abriéndose detrás de ella.
Se giró apenas para mirar como Lio acababa de entrar, cargando una pequeña caja.
Mirna estaba allí en la puerta, recibiendo a Lio.
—Aquí está lo que pediste —dijo Lio, dejando la caja sobre la mesa.
—Vaya que rápido, ¿No lo acabo de pedir?
Cuando Lio vio a la joven de pie en las escaleras, desvió la mirada rápidamente.
—Bueno… es que justo teniamos hecho lo que había pedido —dijo Lio algo nervioso.
La joven no dijo nada.
Solo se giró y subió las escaleras.
Mirna observó la escena con sus ojos afilados de mujer que lo ve todo.
—¿Se pelearon?
—…No lo se —dijo Lio mientras se rascándose la nuca —Es complicado.
—Tranquilo seguro se le pasa —le comento Mirna con tranquilidad —Cuando hay amor todo se arregla.
Lio la miró y abrió sus ojos muy rápido.
—¡¿Qué?! —respondió rapido Lio —¡De que esta hablando!
Mirna vio como Lio se ponía cada vez más nervioso e intentaba poner alguna escusa.
—Bueno, no quieres pasar a arreglar las cosas con ella.
—¿Eh? —dijo ya muy confundido Lio
