Emma Varela, una joven de 18 años, ha pasado los últimos cinco años de su vida intentando olvidar el trauma de un accidente automovilístico que no solo dejó cicatrices físicas, sino que también le arrebató a su mejor amiga, Sofía. Emma se ha refugiado en los estudios y la natación, evitando a toda costa recordar aquella noche fatídica.
Su mundo comienza a tambalearse cuando Gabriel Muñoz, un joven misterioso y reservado, llega a su escuela. Gabriel, con una mirada cargada de secretos y una actitud distante, se convierte en el centro de atención de todos, pero es a Emma a quien él parece observar más detenidamente.
A medida que Emma y Gabriel se van conociendo, ella descubre que él también tiene su propio pasado doloroso. Ambos empiezan a apoyarse mutuamente, y una conexión profunda surge entre ellos. Sin embargo, emma pronto se da cuenta de que Gabriel sabe más del accidente de lo que el admite.
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Capitulo 3: Encuentros Inesperados
Emma Varela no podía sacarse de la cabeza al nuevo estudiante, Gabriel Muñoz. Había algo en él que despertaba su curiosidad y, aunque no era del tipo que se fijara mucho en los demás, se encontró pensando en él más de lo habitual. Después de su breve encuentro en el pasillo, había sentido una conexión inexplicable, como si sus destinos estuvieran entrelazados de alguna manera.
Esa tarde, Emma decidió ir a la biblioteca para trabajar en un proyecto de historia. La tranquilidad del lugar siempre la ayudaba a concentrarse, y hoy no era la excepción. Se sentó en su rincón favorito, rodeada de libros viejos, y se sumergió en la lectura.
Estaba tan absorta en sus estudios que no notó cuando Gabriel entró en la biblioteca. Fue solo cuando él se sentó en la mesa junto a la suya que ella levantó la vista y lo vio. Gabriel estaba leyendo un libro grueso, su concentración tan intensa como la de ella. Emma sintió un impulso de hablarle, pero la timidez la detuvo. En lugar de eso, se volvió a concentrar en su propio libro, aunque la presencia de Gabriel a su lado era innegable.
Pasaron varios minutos en silencio, ambos inmersos en sus lecturas. Finalmente, fue Gabriel quien rompió el hielo.
—¿Qué estás leyendo? —preguntó sin levantar la vista de su libro.
Emma se sorprendió por la pregunta y tartamudeó un poco antes de responder.
—Historia... sobre la Revolución Francesa.
Gabriel asintió lentamente.
—Interesante. Estoy leyendo sobre la Segunda Guerra Mundial.
La conversación podría haber terminado ahí, pero algo en la voz de Gabriel invitaba a Emma a continuar.
—¿Te gusta la historia? —preguntó ella, intentando sonar más segura.
Gabriel finalmente levantó la vista, y sus ojos se encontraron de nuevo con los de Emma.
—Sí, me gusta entender cómo el pasado influye en el presente. Es fascinante ver cómo las decisiones de una época pueden repercutir tanto tiempo después.
Emma asintió, sintiendo una conexión con sus palabras.
—A mí también me gusta. Es como si las historias de las personas que vivieron antes de nosotros pudieran enseñarnos algo sobre nuestra propia vida.
La conversación fluyó con naturalidad, y antes de que se dieran cuenta, habían pasado más de una hora hablando sobre historia, libros y sus intereses personales. Emma descubrió que Gabriel tenía una pasión por la lectura y una mente aguda que podía debatir sobre cualquier tema con profundidad y claridad.
Cuando finalmente salieron de la biblioteca, el sol estaba comenzando a ponerse, bañando el campus en una luz dorada. Emma se sentía más ligera, como si una carga se hubiera levantado de sus hombros. Gabriel había despertado algo en ella, una curiosidad y un interés que no había sentido en mucho tiempo.
—Gracias por la conversación —dijo Gabriel mientras caminaban hacia el estacionamiento—. Fue agradable hablar con alguien que realmente entiende.
Emma sonrió.
—Sí, a mí también me gustó. Tal vez podríamos hacerlo otra vez.
Gabriel asintió, y hubo un breve silencio antes de que él respondiera.
—Me encantaría.
Con una última sonrisa, se despidieron y tomaron caminos separados. Pero en su corazón, Emma sabía que ese encuentro inesperado era solo el comienzo. Gabriel había entrado en su vida como un enigma, y ella estaba decidida a desentrañar sus misterios, mientras enfrentaba las sombras de su propio pasado.