Anya despierta en el mundo de una historia que escribió hace años. Una historia sobre una bella princesa, un valiente caballero... y un despiadado dragón.
Decidida a mantenerse al margen de la gran guerra que se avecina, vive tranquilamente en un pequeño pueblo, hasta que accidentalmente salva a un pequeño niño y unos meses después un dragón aparece en su puerta.
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Robé algo ¿qué hago con él?
Anya entró a la cabaña y rápidamente cerró la puerta tras de sí.
Tuvo que recargarse contra ella y tomar un momento para tranquilizarse y regular su respiración antes de poner al niño en el suelo.
- ¿Estás bien? ¿Estás herido en alguna parte? - inmediatamente revisó al pequeño de pies a cabeza y se aseguró de que no tuviera heridas graves. Ella estaba cubierta de rasguños y uno que otro moretón, nada extraño cuando corres como alma que lleva el diablo a través de un bosque en plena noche. Pero sin importar lo que la golpeara, siempre intentó mantener al niño seguro entre sus brazos y, por lo que podía ver, lo había conseguido.
- Parece que estás bien - le sonrió al pequeño - ¿Cómo te llamas? - pero este desvió la mirada y no contestó. Intentó de nuevo. - ¿Sabes dónde vives? ¿O dónde están tus padres?
Silencio.
Ella se puso en pie y suspiró.
Era claro que el niño aún no confiaba en ella. No podía culparlo, no sabía cuanto tiempo lo habían tenido encerrado ni qué le habían hecho.
Sintió mucha pena al ver lo delgado y pequeño que era. No podía tener más de 3 años de edad.
"¿Y ahora qué hago?"
Había robado al niño. Listo.
Lo había puesto a salvo. Excelente.
¿Qué era lo que seguía ahora?
¿Cómo encontraría a sus padres? Si es que estaban vivos. ¿A dónde lo llevaría? ¿Cómo evitaría que esos hombres lo encontraran de nuevo?
Después de observarlo un poco más decidió que estaba demasiado cansada y buscaría responder esas preguntas al día siguiente.
De momento encargarse del niño era lo más importante.
- ¿Tienes hambre? - no espera a que le responda, rápidamente calienta algo de sopa y pan. Toma al niño y lo sienta a la mesa para después poner la comida frente a él.
Por un momento espera que se abalance sobre la comida, sin embargo, el pequeño observa el plato y después levanta la mirada hacia ella.
- ¿Qué sucede? - Anya comienza a preocuparse. Puede ver cómo brillan sus ojos, obviamente tiene hambre. Aun así, se mantiene inmóvil, mirando a la chica con expectación. Anya se dio cuenta de que estaba esperando su permiso.
- Adelante, puedes comer todo lo que quieras - sonrió una vez más, así fuera solo para ocultar cuánto le rompía el corazón la situación del inocente niño. Entonces, el pequeño se lanzó sobre el plato, devorando la sopa, el pan y el agua frente a él. Anya le sirvió otra porción y, aunque dijo que podría comer lo que quisiera, comenzó a preocuparse de que se fuera a enfermar por comer tanto. Por suerte, el niño no pidió más y Anya lo llevó a la bañera.
- Bien, antes de dormir deberíamos darte un baño ¿no lo crees? - era algo bueno que, aunque no confiaba plenamente en ella, no se quejaba ni rehuía a su toque. La dejó abrazarlo todo el camino hasta la cabaña, le permitía cargarlo de un lado a otro y ahora se metió obedientemente en la bañera, dejando que lo lavara.
- No te preocupes, en cuanto amanezca comenzaré a buscar a tu familia - Anya llenaba el silencio alegremente mientras enjuagaba el cabello del niño - Volverás a casa muy pronto, ya lo verás - el agua comenzaba a enturbiarse con mugre y lodo - De momento puedes quedarte aquí conmigo, será divertido, buscaré juguetes que...
Su voz se apagó conforme el agua se oscurecía y el cabello del niño se aclaraba.
La suciedad lo había hecho parecer de un tono rubio cenizo, ahora que estaba limpio tomaba un color plateado que relucía bellamente bajo la luz de la luna.
El pequeño encontró su repentino silencio extraño, así que giró y alzó la vista para buscarla. Fue entonces que la luz de la vela se reflejó claramente en sus impresionantes ojos dorados.
Los ojos de un dragón.
El corazón de Anya se saltó un latido.
Ojos dorados que reflejan el fuego del dragón en su interior.
Cabello plateado bendecido por la luna.
No hay muchos personajes en este mundo con tal descripción.
Para ser exactos, solo hay uno.
Rowan Demasco.
El cruel Lord Dragón que se obsesiona con la única princesa del reino e inicia una guerra, que casi arrasa con todo y todos, con tal de tenerla.
El sanguinario villano de este mundo que... le acaba de caer jabón en los ojos.
seguiré leyendo.