El Vaivén De La Vida

 Al entrar Valentino a la casa, Katrina,lo estaba viendo con un muy mal semblante, desde donde estaba sentada en el sofá.

-¿De dónde venís?- pregunto le pregunto.

-Del despacho... ¿Qué pasa?- pregunto.

-¿De dónde venís?- repitió ella, elevando la voz mientras se paraba prácticamente de un salto.

-Ya te dije, del desp...- estaba respondiendo él, pero katri le enseño el celular y se quedó sin habla. Rápidamente, intento reaccionar -Amor, te puedo explicar...-

-¡Explicar que!- exclamó ella muy enojada -¡Y no me digas que es vieja porque estás tal cual ahora!-

-Juro que fue algo sin importancia...-

-¿Sin importancia? Dudo mucho... ¡Es la madre de tus hijos!- grito y se dio la vuelta.

 Valentino la siguió para detenerla

-¡Espera, espera!- exclamó tomando su mano -No sé por qué subió la foto, yo...-

 Ella se giró y lo golpeó en la cara.

-¡¿Eso es lo que te importa?!- se giró de nuevo -¡QUIERO QUE TE LLEVES TODAS TUS COSAS!-

-¡¿Qué?!- la siguió y el rodeo la cintura con los brazos arrodillado -¡No, no me dejes!-

-¿Qué haces? ¡No!- grito sin poder contener sus lágrimas y le quitó las manos de su cintura -¡Quiero que ya no estés para cuando regrese!- grito

 Katrina tomo las llaves de su coche y salió a toda prisa de la casa. Al subir al auto su estado nervioso era tan alto que no podía colocar sus llaves en el tambor, en un ataque de ira comenzó a golpear el volante. Cuando se tranquilizó un poco intento otra vez y si arranco. Sin darse cuenta ya estaba en la ruta, ¿Rumbo a dónde?, no tenía idea, solo necesitaba escapar, alejarse de todo. Las lágrimas en sus ojos le nublaban la visión, pero se las secaba y continuaba. De repente, algo muy oscuro se atravesó en su camino, en la sorpresa del momento pego el volantazo, sintió que el coche comenzó a girar y de Ya su mundo se apagó.

 Katrina intentaba abrir los ojos, pero un rayo de sol le daba justo en la cara, sentía que sus ojos le pesaban, giro hacía un costado y una chica vestida de blanco volteo hacía ella y se acercó.

-¡Despertó!- dijo tomándole la mano -¿Cómo se siente?-

-¿Qué me pasó?- pronunció apenas ella -¿En dónde...-?

-No hable mucho... está en el hospital, tuvo un accidente...-

-¿Qué?- pregunto alterándose.

-Tranquila... Afuera hay muchas personas que la quieren ver...- comento la joven y ella asintió -Mientras tanto voy a buscar al doctor...-

 La chica salió hacia la puerta y tiempo después entro Romina.

-¿Cómo estás?- pregunto dándole un besito en la frente -Entre yo primero, pero tu papá está afuera...-

-Me duele todo, ¿Qué me pasó?- Pregunto nuevamente.

-Quisiste esquivar un caballo y tu auto dio algunas vueltas...- respondió Romy

-Oh, Por dios...-

-Pero estás viva, es lo que importa.- la consoló acariciando su cabello.

-¿Valen está afuera?- pregunto y su prima bajo la mirada.

 En ese momento entro su papá, un poco alterado y la abrazo.

-Mejor los dejo...- dijo Romy y salió.

-No llores, papá... Estoy bien...- trataba de consolar a su papá quien lloraba mientras la abrazaba -Te hará mal...-

-No hija, estoy bien... Solo es que... recordé lo que sucedió con tu madre...- respondió el hombre, mientras secaba sus lágrimas y se aferraba a su mano.

-Papi, estoy bien, solo con dolores por todo el cuerpo...- dijo katri, tratando de esbozar una sonrisa -Papi... ¿Y Valen?...-

-Yo... No lo he visto, cariño...- respondió su papá con divagaciones.

El corazón de Katrina se entristeció, ¿Tan poco valía para él que ni siquiera había ido? Valentino la había engañado, pero, dentro de su crisis de nervios cuando pelearon, le pareció oír qué rogaba porque no lo deje...

De repente la puerta se abrió y entro Valentino.

-Perdón, perdón, se me complico todo para venir...- dijo él y le tomo la mano.

Katrina no imagino sentir tal alegría al verlo. Sonrió con la poca fuerza que encontró, cuando él besó su frente.

-Los dejo un ratito para que hablen...- menciono Osvaldo y se disponía a marcharse cuando el doctor paso, entonces decidió quedarse.

El médico de inmediato la reviso, sus ojos, su brazo fracturado, el abdomen con moretones por sus 2 costillas estilladas y menciono la fractura de caderas. Destapó sus pies y con una lapicera rasguño y pincho la planta.

-¿Siente eso?- decía en cada movimiento, hasta que en un momento katri se cansó de las expresiones en su rostro.

-Algo anda mal ¿Verdad?- pregunto directa.

-mm, bueno...- comenzó a decir el doctor y sintió como la mano de Valentino apretaba la suya -En cuanto llegue prótesis se efectuará la intervención en tu cadera y luego llevará un gran tiempo de rehabilitación...- Ella solo lo observaba -Si tengo que ser sincero... está difícil.-

Katrina se quedó mirando fijo, sin reacción. Su padre se acercó al médico.

-¿Puede sacarme de algunas dudas?- pregunto.

-Si, pero creo que sería conveniente en privado ...- y ambos salieron.

Se quedaron solos con Valentín, quien se acercó a ella para hablarle más bajo.

-Lamento todo esto, katri...- susurro apenado.

-Pero estoy feliz de que estés acá, conmigo...- confesó ella con una sutil sonrisa.

-katri, yo no sé si... Puedo...- continuo Valentino.

-¿Que?- pregunto ella sin entender.

-Esto es mucho para mí, te amo demasiado como para ver todo, yo...- siguió él.

-Velen, soy yo la que está postrada en una cama ¿Y vos vas a sufrir?- reprochó indignada.

-Pero es que te amo tanto, y si no Volves a caminar...-

-¡Eso no es amor!- exclamó ella.

-Es que no tengo el valor...-

-Se supone que sos abogado...- seguí ella al borde de las lágrimas y como pudo comenzó a gritar -¡QUIERO QUE TE VAYAS! ¡Ándate!-

-¡Tranquila! ¡Te va a hacer mal!- decía Valentino.

-!NO! ¡QUIERO QUE TE VAYAS!- gritaba llorando

Los gritos alertaron a Romy, quien estaba esperando afuera, entro corriendo, sin entender nada, de igual manera fue directo a ella y la abrazo

-¡¿Que? ¿Que pasa?!- preguntaba su prima mientras la abrazaba, hasta que ubico con su mirada a Valentino, quien solo estaba parado en un rincón, sin reaccionar, cómo asustado.

-¡Que se vaya!- gritaba katri -¡QUIERO QUE SE VAYA!-

-¡Ándate, Valen, por favor, Ándate!- exclamó, entonces el muchacho se retiró prácticamente corriendo.

En ese mismo momento llegó una enfermera, quien con mucha avidez tomo una jeringa y le coloco un calmante en el suero.