Me Quedaré Con Mi Suegro

Nuestra protagonista Ivana

Nuestro protagonista el emperador Víctor

El príncipe Julen

Víctor

Cada noche sueño con ese maldito día, que ella se fue de mi lado, durante casi dos años ella fue mi amiga, al principio veía lo hermosa que era, sabía que solo la debía ver como mi hija, pero al ver a hijo irse bajo esas escusas de hacer alianzas y tratados de paz sabía bien que no estaba feliz con su próximo matrimonio y lo entendía.

Yo también me vi obligado a asumir el trono desde que tenía 15 años, y un año después a casarme con Inés, la madre de Julen, en esa época hubo una fuerte pandemia y muchas personas perecieron incluyendo mis padres y mi hermana, aunque en parte fue porque algunos nobles intentaron apoderarse del reino aprovechando todo el caos, pero no contaron que yo no me contagie y no me deje manipular. A pesar de mi dolor y mi soledad logré estabilizar el imperio y conseguir pruebas de traición de esos nobles, así conseguí el respeto de la corte y asumí el poder.

Casarme con ella fue el mayor error de mi vida que me dejó lo mejor de mi vida. Fuimos obligados a casarnos, no nos queríamos y apenas nos soportamos, la noche de bodas ni siquiera la consumamos pues ella no quería y tampoco la iba a obligar. Un mes después su madre se enteró que no habíamos consumado el matrimonio y nos invitó a una cena, nos dio un pequeño afrodisíaco en la comida y fue la única vez que estuvimos juntos, recuerdo que lo hicimos y fui delicado, pero aun así no me sentí bien con eso, y ella igual, al otro día solo me dijo espero que sea suficiente para quedar embarazada pues no quisiera volver a estar contigo y lo entendía, no teníamos nada en común, éramos totalmente distintos y no nos interesaba acercarnos. Así paso tres meses yo pensaba que esa vez no quedó embarazada, pero no fue así, un día se sentía muy mal y el médico llegó al examinarla me informó que efectivamente estaba embarazada de 3 meses, estaba feliz por ser padre y a la vez aterrado al pensar como íbamos a criarlo sino nos soportábamos, ella no hacía sus deberes de Emperatriz y yo tenía demasiado trabajo y era muy joven. Durante el embarazo apenas cruzamos palabras y todo relacionado con el bebé. El parto fue muy difícil y ahí me informaron que ella no se cuidaba adecuadamente, no comía lo necesario para su bienestar y el del bebé porque no quería perder su figura pues según ya había perdido demasiado al casarse conmigo. El parto se complicó y apenas logró nacer mi hijo un poco bajo de peso y con algunos problemas para respirar, ella, sin embargo, perdió mucha sangre y no resistió.

Pasó un mes y mi hijo estaba sano y fuerte. La corte intentó obligarme a contraer nuevamente matrimonio y me negué incluso los amenace con expulsarlo del imperio si seguían insistiendo, y gane. No me volví a casar y no conocí el amor hacia una mujer. En mi vida solamente éramos mi hijo, el imperio y yo.