En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Lara Parisi lo tiene todo:juventud, belleza,una fortuna heredada y un imperio empresarial a sus pies. Pero detrás del lujo, hay una presión silenciosa que no la deja respirar: la obligación de tener un heredero para mantener su legado y complacer las expectativas de una familia que no perdona desvíos del plan.
Cuando un viaje de negocios la lleva a Italia, una noche de pasión con un desconocido lo cambia todo. Lo que parecía ser un escape sin consecuencias se convierte en el inicio de un torbellino emocional, cuando descubre que está embarazada.. de gemelos.
Y como si no fuera suficiente, Owen Bracco, el misterioso hombre que creyó haber dejado en el pasado, reaparece como asistente de su mayor rival.
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Vacia de amor, Llena de poder
“Ya que mi madre no me dejó presentarme en el capítulo anterior, pues aquí lo hago...”
Me llamo Lara Amber Parisi Noboa.
Tengo 25 años. Soy hija única, y gracias al cielo por eso. Lo de compartir no es lo mío. Soy posesiva, de carácter fuerte, y estoy completamente obsesionada con el trabajo. Llevo cinco años como jefa, CEO y dueña del imperio Parisi Industries.
Mi madre, Amber, es italiana. Mi padre, Lucas, estadounidense. Juntos construyeron el legado que hoy cargo sobre mis hombros. A los veinte años, cuando heredé la empresa, lo hice con una condición: darle a mi padre un nieto. Un heredero.
¿Pareja? ¿Novios? No. Esas cursilerías no están en mi lista de prioridades. El trabajo, mis compromisos, mi crecimiento… eso es lo importante. He visto demasiadas mujeres exitosas caer por amar al hombre equivocado. No pienso ser una de ellas.
El único hombre que respeto es mi padre. És un hombre de caracter, y hasta ahora es una pieza fundamental en mi desarollo y en todos los proyectos.
Estudié como si mi vida dependiera de ello. Terminé mis carreras antes del tiempo promedio. Mientras otras chicas iban de compras, yo acompañaba a mi padre a la empresa. Quería aprender, crecer, y convertirme en alguien a quien no pudieran subestimar jamás.
Mi madre odiaba eso. Decía que necesitaba “hacer cosas de chicas”. Pero lo siento, mamá: nunca fui como las demás.
No soy de muchas amistades. En estos últimos cinco años, con quien más he compartido es con Kassy, mi asistente. Y aunque suene raro, la considero una amiga. Conoce mis gustos, mis horarios, mis manías. Y yo conozco los suyos. Pasamos tanto tiempo juntas que sería hipócrita no considerarla cercana.
Dirigir una empresa en un mercado lleno de buitres —hombres que solo buscan aplastar a quien se les cruce— requiere agallas. He tenido que abrirme paso sola, sin depender de nadie. Y ahora, mi mayor obstáculo... es esa condición de dar un heredero.
Sí, sé que necesito un hombre para tener un hijo. Pero no cualquiera. No voy a elegir a un tipo solo por presión o por un apellido rimbombante. Todos los que he conocido hasta ahora —los de “mi nivel”— son mujeriegos de manual, más interesados en su ego que en construir algo real.
Así que sí, la tarea no es fácil.
Luego está Aiden, el vicepresidente. Joven, guapo... y una molestia constante. Lleva años pretendiendo conquistarme. Salimos una vez, más por presión de mi padre que por interés propio. No hubo química, y punto. No es mi tipo. Pero él insiste.
Mi padre lo adora. Desde que Aiden hizo su pasantía en Parisi Industries, se ganó su favor. Lo entrenó, lo formó... y al retirarse, lo puso a mi lado. Según él, Aiden sería “una gran ayuda” para mí.
Pero yo no confío en él. No del todo.
Hay algo detrás de esa fachada de buen chico que me genera ruido. Mi intuición nunca me falla, y solo espero descubrir a tiempo qué es lo que realmente busca. No confío fácilmente, y mucho menos en alguien a quien siento demasiado cerca para mi gusto.
Soy Lara .
Y si alguien va a escribir mi historia, será con mi voz, a mi ritmo y bajo mis reglas.