DESTINADA A UN ALPHA

Toda la planificación de Amara se había salido de control debido al imprevisto con el fregadero, esos inconvenientes que suelen arruinar sus días laborales y rendimiento en la empresa.

Pero por algún motivo era en lo que menos pensaba luego de que sorpresivamente se enterara que el supervisor Castel era su nuevo vecino, teniéndolo a tan solo un paso de distancia y que además la había besado como recompensa por su ayuda, ¿Qué clase de petición era esa? Algo ilógico y dado que no fue un acto que lo retribuyera, aunque sacar de su mente el recuerdo de aquel beso, ¿Por qué lo hizo?, tal vez solo fue para controlar sus feromonas, dado el acuerdo que tenían lo más lógico era esa respuesta.

Ya que situación con el fregadero fue un imprevisto con el que no se contaba, no le sorprendió la negativa de la mujer que iba al departamento de Amara a hacerle la limpieza, la mujer se encontraba trabajando en otra casa y tenía tiempo para el día siguiente, demasiado tarde dada su situación.

Así que, sin más remedio alguno, comenzó a limpiar su misma cuenta todo el reguero de agua, antes de que comenzara a molestar al vecino debajo de su departamento y el problema se acrecentara. También estaba esperando al fontanero para que le reparara la fuga de agua.

Pasados veinte minutos de haber comenzado comenzó a escuchar el timbre en el departamento de al lado, uno, dos, tres, cuatro timbradas, en ese momento el pensamiento de que, quizás se trataba del fontanero al cual estaba esperando y el hombre se había equivocado de puerta, cruzo su mente. Así que rápidamente salió a la entrada para verificar, abrió la puerta y volteo hacia el departamento del supervisor Castel.

Una mujer de avanzada edad se encontraba parada frente a la puerta, en sus manos tenía una bolsa de regalo y un pastel de cumpleaños, su mirada y expresión era de anhelo y felicidad, toco el timbre una quinta vez, sin recibir respuesta alguna.

-          ¿Está buscando al supervisor Castel? – le dice Amara sintiendo pena por la anciana, sabiendo que por más que tocara ese timbre nadie saldría a recibirla.

La mujer se voltea hacia ella y le sonríe de forma amable al verla

-          Oh, sí estoy buscando a mi Rafael – le dice la mujer acercándose a Amara.

-          ¿Rafael? – le dice confundida, luego recordó – oh, cierto es Rafael Castel – le dice recordando

-          Si, ese mismo – le dice la mujer eufórica – me dijo que vivía en ese departamento, pero he estado tocando el timbre y no abren, ¿será que me confundí de departamento? – le dice pensativa

-          No, el señor Castel si vive allí, pero por lo general está trabajando y llega a altas horas de la noche – le comenta Amara – debería llamarlo para que se apersone aquí y pueda verlo – le dice de forma amable.

-          Si, si eso debería – saca su teléfono y comienza a buscar el número de su hijo, pero la forma de manejar el aparato era algo torpe y lenta.

Después de tardar un tiempo en lograr realizar la llamada, la mujer se quedó esperando a que su hijo respondiera, pero al terminar de repicar incontables veces, este no atendió su teléfono, llevándola al buzón de voz en todas las llamadas en que intento contactarlo.

-          No contesta su teléfono – dice la madre del hombre cabizbaja – tal vez llegue en mal momento – le dice encogiéndose de hombros.

-          Siempre está ocupado, tal vez es lo mismo en esta ocasión – le dice tratando de animar a la mujer.

-          Sí, es lo más seguro – le dice un poco más animada –vine desde lejos de forma improvista porque quería sorprenderlo hoy en su cumpleaños, pero no imagine que no estaría en casa – le explica

-          Oh, entonces hoy es su cumpleaños – le dice sorprendida

-          Si – le dice la mujer – aunque para él no es algo que le de mucha importancia, siempre le compro un pastel y comemos juntos – le dice animada

-          Suena excelente – le dice Amara sonriéndole de forma amable, el único cumpleaños que para ella era importante era el de Martyn, así que sabía a lo que la mujer se refería.

-          Supongo que vine hasta aquí sin poder verlo siquiera – le dice encogiéndose de hombros – muchas gracias por hacerme compañía – le dice antes de dar la vuelta para marcharse

-          Si, si usted quiere – le dice de improvisto y de forma impulsiva, sintiendo una gran pena por la mujer – si usted quiere lo puede esperar aquí – le dice amablemente

-          ¿Si podría? – le dice alegre

-          Claro, sería un desperdicio si se fuera sin poder ver a su hijo, como madre la entiendo – le dice sonriéndole

-          Muchas gracias, es usted un ángel – le dice sonriéndole.

-          Pase adelante – le dice invitándola a entrar

La mujer entra al departamento de Amara y se sorprende al ver el gran charco de agua por todo el piso.

-          Oh, lo siento por esto – le dice apenada, entre toda la conversación con la señora había olvidado el desastre que era su casa en ese instante – se rompió la llave del fregadero y estoy esperando al fontanero – le dice avergonzada.

-          Tranquila, agradezco su hospitalidad – le dice restándole importancia – solo déjeme dejar mis cosas por aquí y la ayudare a limpiar todo en un momento – le dice dejando el pastel y la bolsa de regalo sobre la mesa.

-          No, no ¿Cómo podría permitir eso? – le dice rápidamente – usted solo

-          Tonterías, usted me está brindando su techo para esperar a mi hijo, lo menos que puedo hacer es retribuírselo ayudándola con la limpieza – le dice subiendo las mangas de su camisa preparándose para comenzar con la limpieza – además soy muy buena haciéndolo – le dice enérgica

La mujer sin escuchar media palabra de Amara comenzó a limpiar el agua, al cabo de unos minutos llego el fontanero, quien se puso manos a la obra al instante, mientras Amara y su invitada se encargaban de limpiar el desastre.

Luego llegada la hora de la cena, la mujer ayudo a Amara a cocinar y se ofreció en ayudar a comer a Martyn, mientras lo hacía observaba al pequeño con una enorme sonrisa en su rostro, Amara se sentó a escuchar las historias de la anciana, sobre la infancia de su hijo, las cosas que pasaron y el como quería que este consiguiera la felicidad.

Llegada la hora de dormir Amara llevo a Martyn hasta su habitación, le puso su pijama y arrullo hasta que este se quedara profundamente dormido.

Pasadas las horas de la noche y sin que el vecino diera señales de llegar, su madre decidió intentar llamarlo nuevamente, consiguiendo de forma exitosa que este le atendiera.

Luego de que el hombre llego y charló con su madre, esta se sintió conmovida al ver el rostro de ambos abrazados luego de que su madre lo felicitara.

-          Muchas gracias por atender en su casa a mi madre el día de hoy – le dice Rafael, ya había abierto su departamento y dejado entrar a su madre para que se pusiera cómoda.

-          Creo que era lo menos que podía hacer – le dice Amara sonriendo – además, su madre me ayudo más de lo que yo a ella – le dice riendo

-          De igual forma aprecio mucho lo que hizo – le dice embelesado por la sonrisa de la mujer.

-          No fue nada – le dice de forma amable – antes de que se marche quiero felicitarlo, Feliz cumpleaños Rafael – le dice Amara en tono cariñoso

Rafael sintió como su cuerpo hormigueo al escuchar su nombre por primera vez producido por la voz de la mujer, algo que creo un impulso de abrazarla que no pudo controlar.

-          Gracias, Amara – le dice en tono dulce abrazando a la mujer entre sus brazos, sintiendo su aroma y su calor.