Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Un nuevo crimen.
—Señora, la caja fuerte está por aquí, también le entregó el control de las cortinas. sí necesita algo me lo hace saber por el comunicador.
Anonadada, Ana miró su mano que sostenía el control. —¡Me perderé en mi propia habitación! Murmuró.
¿Cómo dijo la señora? La empleada no la escucha muy bien.
—¡Nada, bajaré en cuanto esté lista!
Minutos después, cuando Ana estaba por bajar, se llevó una gran sorpresa al ver a William entrar en su recámara. —¿Podemos hablar?— Él no se atrevió a mirarle a los ojos, pues es preferible no mostrar cierto sentimiento que ha florecido en su corazón.
—Por supuesto, me parece que estás preocupado por algo. Ana Lucia le atinó William ha estado algo intranquilo, y ella no le vio nada de malo que hablaran en su habitación, después de todo, William se ha comportado como todo un caballero y eso la llena de confianza hacia él.
—¡Ana Lucía, esta tarde, cuando fui a recoger al niño, sucedió algo que debes saber! El hombre se tomó el atrevimiento de sentarse al borde de la cama. Luego puso a Ana al tanto de todo lo que sucedió con la esposa del alcalde.
—¿En verdad qué hiciste eso por Mathias? Dejaste al alcalde en la calle. Ana se sorprendió. Pero, sinceramente, está por sorprenderse más. William es un hombre muy misterioso y lleno de sorpresas.
—¡Por supuesto que lo hice, y lo volvería a hacer, Ana, tú y el niño se han convertido en una parte muy valiosa de mi vida, por ustedes soy capaz de cualquier cosa! Montalbán siempre lleva puesto unos guantes negros. Él tiene sus motivos, oculta sus manos por alguna razón. Esa tarde, los guantes no impidieron que sujetara las manos de la joven.
—¡Créeme que me encargaré de cualquier persona o cosa que los haga sentir mal! Ana, yo…
Los ojos de la chica intentaban buscar los del anciano, pero él se resistía a mirarla. En ese momento de incompatibilidad, prefirió interrumpir, quizás así el anciano no la esquivaba más.
—¡Señor William, yo me siento muy agradecida por todo lo que usted hace por nosotros! Sé que Mathias también lo está, pero, por favor, no sea severo ni extremista. Las personas a veces son solamente apariencia, no son reales y juegan de lo que no son. Esa mujer, por ejemplo, escuché que el señor Jon la sacó de un burdel. Lo que ella muestra es carencia y falta de atención. Aunque, bueno, de tu parte la obtuvo toda, y ahora no tiene nada. Por lo visto, Ana tiene un gran corazón, y esto se debe a que todavía no conoce el lado perverso de las personas que la rodean, por eso pidió clemencia para esas personas.
—Ana, por favor, no cambies nunca, el mundo necesita más personas como tú, personas que sean capaces de devolver bondad y amor después de recibir una bofetada. William ha notado la pureza que existe en el corazón de esta chica y la verdad es una de las cosas que más le atraen de Ana Lucía.
—¡Me halaga su comentario! Pero sinceramente, muero de hambre. El rugido de su estómago le recordó que su almuerzo no fue sustento. Pues los clientes con los que se reunieron, eran veganos, y ni siquiera toleraban ver la carne. Por lo que ella pidió una ensalada y, con lo comelona que es, quedó con su estómago vacío.
¡Ja, ja, ja! bajemos entonces, tu estómago ha rugido. William se levantó dispuesto a salir, no obstante; Ana lo detuvo.
—Señor William, por cierto, quería comentarle algo acerca de su sobrino. Creo que Samir ha estado maquillando los números en la empresa.
—¿Qué? Ana, eso es muy grave… pero confío en ti, tienes a tu disposición a todos en la empresa, ahora tú estás a cargo, y si me necesitas estaré a tu lado todo el tiempo. William no se sorprendió, al parecer desconfiaba de su sobrino.
—La comida se enfría—. Añadió con seriedad, y su rostro se volvió rigido, pues apretó con mucha fuerza su mandíbula. ¿Será que él también está investigando el caso de su nieto? Y sospecha de Samir.
El asesino aún anda suelto y latente, esa noche en la mansión todo terminó con tranquilidad, una noche serena, calmada como cualquier otra, no obstante: al llegar el amanecer una noticia los dejaría a todos impactados.
Ese día, Mathias desayunaba un vaso de leche y tostadas con mermelada. Ana Lucia se sentó junto a su hijo, cuando de repente, una de las empleadas llegó con apuro y dijo: “No es posible”, volvió a suceder. Una chica fue encontrada sin vida y, al parecer, la mutilaron.
—Calla…— Ana se puso de pie y con ambas manos cubrió los oídos de su hijo. Acto seguido, frunció el ceño y gritó.
—¡Eres una tonta! Hay un niño presente: no mates su inocencia, no hieras sus oídos con estas cosas.
—Lo lamento mucho, olvidé al niño—. La joven inclinó la cabeza con pena. Pero detrás de ella apareció William y su rostro era tan pálido como una hoja en blanco.
—Ana lucía: deja que la empleada saque al niño, tienes que ver esto. El desayuno se vio interrumpido por la noticia que se transmite en todos los noticieros.
Uno de los reporteros que se encontraba en la escena del crimen, transmitía en vivo y decía.
—Lamentablemente, nos despertamos con una desagradable noticia: un nuevo crimen vuelve a poner en vilo a toda la ciudad, pero esta vez la chica quedó irreconocible. Se presume que la víctima es Evelyn, la esposa del alcalde. La cual fue reportada como desaparecida desde la noche anterior.
—¡Ah…! — Ana se cubrió la boca y se dejó caer en el sofá, mientras que William se llevó la mano al rostro. Su gesto fue de preocupación. Y en la pantalla se escucha al reportero.
—Evelyn, la esposa del alcalde, tenía un tatuaje de mariposa en la pierna izquierda, y la víctima tiene un igual. Ahora se espera a que llegue pronto el equipo de investigación y hagan el levantamiento del cuerpo.
—Dios, esto no es bueno para mí—. El señor William cayó en cuenta de su discusión con la dama, también de que removió al alcalde de su puesto, lo que lo deja como uno de los sospechosos.