El ranchero Carlos Paniagua se iba a quedar un poco tiempo en la ciudad.lo justo para conseguir algo de compañía femenina antes de regresar a casa
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capítulo 20
Luisa le agradó moverse. se hallaba en un salón grande y cómodamente, con la atención centrada en un hermoso tapiz indio y abarcaba casi una pared entera. el salón se desembocaba en una habitación más pequeña, el comedor, que a su vez daba a un gran comedor de diario en la cocina junto un vestíbulo iba desde el salón hasta lo que calculó que estaban los dormitorios y los cuarto de baño punto se enamoró del lugar a primera vista.
aún seguí allí de pie mirando el tapiz en la pared cuando Carlos entró cortando el equipaje de ambos.
qué te parece hasta ahora? el enarcó las cejas y dejó el equipaje en el suelo con un ruido sordo.
me gusta sonrió un poco nerviosa. de lo que he visto hasta ahora me gusta mucho
bien no le devolvió La sonrisa mientras estudiaba su expresión. está nerviosa, verdad?
un poco, asintió ella.
se acercó a ella y le lanzó la cabeza al tiempo que bajaba la suya para rozarle los labios con su boca.
no tienes por qué estarlo Luisa afirmó, no hay prisa para nada y eso incluye la distribución de las habitaciones punto cualquier cosa que quiera o necesite dímelo. haré lo que esté a mi alcance para proporcionartela.
a medidas que el nerviosismo y la ansiedad que le había atenazado la abandonaban sonrió y expuso los deseos y necesidades presente.
veamos comenzó sonriéndole. quiero y necesito una ducha cambiarme de ropa. comida, una copa de vino y 10 horas de sueño, no no necesariamente en ese orden, de hecho creo que me gustaría la comida y el vino primero. no, aguarda primero necesito un baño.
Carlos sonrío mientras señalaba hacia el vestíbulo. El primer dormitorio a la derecha es el mío y tiene su propio cuarto de baño. serviré el vino y veré que hay en la nevera para comer punto tómate tu tiempo.
Gracias antes de ir al pasillo recogió su maleta y donde él había dejado caer junto entró a la primera puerta a la derecha.
el dormitorio de Carlos era amplio lo bastante grande como para tener una cómoda alta llena de cajones un aparador doble una pared con armario empotrados de puertas corredizas un sillón y en el centro de todo una cama tamaño king size. observó la cama cubierta con un abredón mullido durante varios segundos hasta que la necesidad hizo que girara la cabeza.
con la única intención de lavarse la cara y las manos miró con añoranza unos instantes la ducha.
apenas pudo esperar pero primero con cuidado sacando de su maleta El maravilloso vestido blanco que había encontrado en una de las caras del hotel de Carlo, lo extendió y lo depositó con cuidado sobre el respaldo del sillón. con rapidez se desprendió de los vaqueros y el jersey y la ropa interior y se metió a la ducha punto emitió un prolongado suspiro de placer al sentir el agua fluir por su cuerpo cansado punto fue algo celestial.
podría quedarse bajo el agua una eternidad de no haber sido que empezaba a enfriarse y que Carlos la esperaba.
después de secarse el cuerpo y el cabello hasta dejarlo apenas húmedo saco las braguitas y el camisón y la bata ligera y corta que siempre llevaba en su bolsa de viaje junto extrajo un cepillo y se alisó los bucles lo mejor que pudo. al salir del dormitorio decidió que le debía a Carlo dormir allí esa noche y todas las noches y comprendió que también deseaba hacerlo. descalza entró en silencio en la cocina.
aunque no supo cómo debió de oír la entrar, porque se volvió con una ceja enmarcada al estudiar su bata y el cabello aún húmedo.
no pude resistirme a tu ducha le explicó.
él sonrío provocándole un calor en su interior.
hueles bien a jabón o champú.
ella le devolvió La sonrisa.
a ambos creo inhaló. otra cosa que huele bien.
es lo que mi padre siempre llama comida basura. estoy calentando sopa y preparando sándwich de queso a la parrilla.
sopa de tomates inhalo otra vez la mejor basura comida del mundo..
le dedicó una sonrisa rápida.
ya está casi lista siéntate.
estuvo a punto de preguntarle si podía ayudarlo en algo cuando vio que la mesa ya estaba puesta para dos, con copas para vinos y también para agua.
parece que te arreglas muy bien en la cocina observó sentándose.
llevo aquí solo, con la excepción de algún invitado ocasional, 10 años, cruzó a la mesa con dos cuencos con sopa que depositó frente a ella y en el lado opuesto.
10 años repitió ella sorprendida.
enseguida aprendí a cocinar y a cuidar de mí mismo con una sonrisa, se volvió hacia la encimera a recoger dos platos para el almuerzo, tengo una anaquel lleno de libro de cocina que uso.
libros... libros, maldita sea-hizo una mueca. guardé todos mis libros para que lo trasladaran con todas las cosas que iban a quedar en la macenadas-miro a Carlo y vio. como dijo Jefferson: no puedo vivir sin libros. citó al autor de la declaración de independencia. y apostaría que la librería más próxima se encuentra en durango, verdad?.
lo más probable. jamás lo comprobé_comentó, pero no te preocupes Luisa. siempre tienes acceso a Amazon. además tengo una librería atestada de libro tanto de fisión como de ensayo sonrío. puedes pasar de el invierno acurrucada con un libro en la mano abrigada y a salvo de los elementos.
no mientras viva lo miró indignada. jamás fue mi intención tener unas vacaciones aquí. carezco del temperamento o de la apariencia de holgazanear todo el día mientras otra gente trabaja. respiro hondo y no toque Carlo parecía algo desconcertado por su es abrupto. bajó la voz lo siento pero quiero ayudar en lo que ser útil ya sabes. no olvides que me criaron en una granja.
sonriendo él alzó las manos con gesto de rendición.
de acuerdos es lo que quiere te pondré a trabajar. bueno, ahora quieres negociar un sueldo? Luisa al sol mentón y su espalda la puso rígida.
busca pelea?
reclinándose en la silla Carlos una carcajada. cuando pudo respirar otra vez bromeo:
,ahh Luisa Maldonado Paniagua eres fogosa, verdad?
ella se ruborizó y sonrío al mismo tiempo punto o ir que la llamaba Paniagua le provocó un escalofrío punto después de los últimos y alocados día, la realidad finalmente la alcanzaba. no se trataba de un sueño o de una ficción junto era la esposa legal de Carlos Paniagua, aunque fuera de manera temporal. era suya punto de un modo peculiar, después de conocerlo durante menos de dos semanas completa, se podía decir que la idea le gustaba.