Fiera

Llegó hasta el Club, saco una tarjeta VIP que siempre llevaba consigo, inmediatamente lo dejaron pasar, el fuerte sonido de la música y ambiente candente lo hizo esbozar una gran sonrisa, muchos lo saludaban con palmadas y choques de hombros.

-¡Vaya amigo! Pensé que no te vería en años.

Luis José: ¿por qué lo dices?

-Ya que eres un hombre casado, pensé "este ya lo perdimos".

Luis José: casado, pero no capado mi amigo Antonio.

Antonio: jajajaja, cierto, eso me gusta, vamos a disfrutar, tengo unas lindas piernas en la mira (señala a dos chicas muy ebrias cerca de la barra)

Luis José relame sus labios con lascivia esas chicas eran su tipo, rubias, piernas largas y cintura de avispa, lo que le recordaba a cierta jovencita.

Luis José: Tony.

Antonio: umm

Luis José: necesito a alguien que me ayude a encontrar a una persona (grito cerca de su oído por el sonido de la música)

Antonio: yo puedo hacerte el trabajo, dime de quién se trata.

Luis José: bebamos un trago en el segundo piso mientras te explico.

Se dirigieron al segundo piso, allí se sentaron y ordenaron sus bebidas favoritas, ambos enfrascados en una conversación no se percataron que eran observados por un par de ojos femeninos.

Luis José le muestra la foto a Antonio de la mujer que quiere encontrar, sus ojos se iluminan al verla, si era el tipo de mujer que le gustaba a su amigo, rubia y con unas curvas de infarto, pero con la inocencia reflejada en su rostro, era un depravado total, sabía que le gustaba el buen sexo, hasta que apareció Samantha, aquella que lo atrapó con un embarazo.

Antonio: si no la conseguiste en tu pueblo, quizás este acá en la ciudad, ¿no te parece?

Luis José: ahora que lo mencionas, ese imbécil y su familia tampoco han aparecido, por lo que sé, ellos ya tienen tiempo acá en la ciudad.

Antonio: entonces no hay duda de que estén acá, no te preocupes, la encontraré.

Luis José: gracias amigo (palmea su hombro)

Antonio: nada es gratis amigo mío.

Luis José: prometo que te recompensaré.

Antonio: eso espero, ya sabes lo que me gusta (se ríen a carcajadas y luego proceden a seguir bebiendo)

Después de un rato se mueven a la zona especial, allí en un escenario están varios tubos y en ellos mujeres en lencería bailan al ritmo de la música, se acercan deleitando su vista y colocando de vez en cuando un billete cuando estás les bailan meneando sus caderas en sus caras, esto era lo que necesitaba.

La noche seguía pasando entre bebida y bebida, ambos se fueron acalorando, decidieron buscar a las chicas que habían visto antes, pero no las encontraron, luego aparecieron a su vista dos mujeres ardientes que los invitaron a una orgía, estos estaban desconcertados y dudosos, aun así aceptaron la invitación.

Entraron a una habitación oscura, miraron con cautela, no había nadie más que ellos, estos quisieron dar la vuelta, pero de repente cayeron al suelo inconscientes.

-Llévenlos a la cama (ordeno una de las mujeres)

Dos hombres corpulentos los toman de los brazos y piernas subiendo a cada uno a la cama, los ojos de las mujeres se iluminaron en malicia, humedecían sus labios con deseo y pensaban que ese par de hombres atractivos serían de ellas.

De repente la puerta fue abierta con brusquedad, una Samantha enfurecida con varios hombres a su espalda entraron en la habitación.

Samantha: ni se te ocurra ponerle un dedo encima a mi esposo bruja.

-Vaya, pero si es la zorra más zorra del Club Rojo.

Samantha: Ya no trabajo allí, soy una mujer casada y tú estás secuestrando a mi marido.

-¿Secuestrarlo? (ríe como bruja) no querida, ellos entraron solitos a la boca del lobo.

Samantha: y yo los sacaré de aquí.

-¿Con que derecho te atreves a arruinar mis planes? (pregunta furiosa)

Samantha: con el derecho de que es mi esposo, así que me lo voy a llevar a él y a su amigo (grita molesta)

-¡Bruja!

Samantha: ¡Aquí la única bruja eres tú!

-Y con gusto zorra.

Se armó un escándalo entre ellas, discutían a gritos, uno de los hombres que venían con Samantha no dejo que le hicieran nada, los demás sacaron a los inconscientes del lugar.

Al día siguiente Luis José se despertó y se frotó el lugar donde había sido golpeado, le dolía bastante, sus ojos recorrían el lugar, frunce el ceño al verse en su habitación, mira a su lado y Samantha aún sigue durmiendo, estaba confundido, no recordaba como había llegado hasta su departamento y hasta donde recuerda estaba con Antonio buscando a un par de rubias.

Después de lo sucedido pasaron varios días donde acompañó a su esposa a las sesiones de fotos, no le daba tiempo de ir al Club porque ella siempre le ponía excusas de ir a otros lugares, así como ese día en que quería ir nuevamente al Club para ver si encontraba a Antonio.

Samantha: no vas a ir a ese Club, necesito que me ayudes con algo.

Luis José: necesito hablar con Antonio.

Samantha: invítalo hasta acá.

Luis José: mujer, ¡por Dios! Entiende que quiero salir.

Samantha: está bien, vete, pero hay de ti si llegas a engañarme, te arrancaré las bolas y se la daré de comer a los perros (le hace señas de como se lo arrancará)

Luis José: jajajaj, que malvada me saliste (la abraza y le da un tierno beso) regresaré rápido, no me quedaré por mucho ¿si?

Samantha: bien (accedió)

Se apresuró a arreglarse para salir, tomo la llave de su auto recién comprado para movilizar a su esposa y condujo directo al Club, una vez allí mostró su tarjeta VIP, entró sin problemas y empezó a buscar a Antonio, siguió hasta el segundo piso donde lo vio sentado con una pelirroja en su regazo.

Luis José: ¡Tony!

El susodicho volteo y se le quedó mirando con una ceja levantada, sus ojos volvieron a la mujer junto a él, le susurro algo al oído, esta se levanta y se marcha dejándolos solos, se saludan con medio abrazo y se sientan.

Antonio: ¿qué pasó ese día?

Luis José: ni yo lo sé, ni idea de cómo llegué hasta mi departamento.

Antonio: vaya que es un misterio.

Luis José: ¿me tienes noticias? (dice algo apremiante)

Antonio: Calma, tomemos un trago primero.

Luis José: de verdad necesito esa información rápido, Samantha me tiene los huevos bien agarrados.

Antonio: jajajajaja, por eso yo nunca quisiera casarme.

Luis José: yo no tuve otra opción.

Antonio: me imagino (dice con una cara de sospecha)

Luis José: ¿entonces? (pregunta ansioso)

Antonio: (suspira) Ay amigo, esa mujer que te tiene delirando hasta el cuello, está felizmente casada.

Luis José: ¿¡Que!? (se levanta de un salto)

Antonio: Como lo oyes, por lo que pude averiguar, se casó hace poco más de un mes.

Luis José: no puedo creerlo (se deja caer en el sillón con sus manos en la cabeza)

Antonio: además, creo que conoces perfectamente a su esposo.

Luis José: es ese imbecil de Pedro Emilio, lo sé, es el único que se atrevería a hacer algo así para que no la toque.

Antonio: vaya que si te la complicó, los he visto bastante felices paseando de un lado a otro, siempre andan juntos.

Luis José: ¡Ese imbécil está muerto! ¡lo voy a matar!

Sus ojos se abren ante esa mención, eso es, tenía en mente un plan macabro, un plan que haría que ese imbécil no se vuelva a meter en sus asuntos y Teresita sería suya, no importa que le haya dado su inocencia, aún así quiere probarla hasta el cansancio y solo con su idea podrá tenerla, su sonrisa macabra hace que Antonio frunza el ceño, está desconcertado por la actitud de su amigo, solo espera que no lo vaya a meter en problemas.