Un Viaje A Lo Desconocido

Las emociones son reacciones que tienen las personas ante determinadas situaciones o estímulos.

Eso mismo estaban sintiendo los chicos en ese momento, al ver el lugar donde para ellos estaba la salida. De eso estaban seguros y era un verdadero anhelo que así fuera. Ya no soportaría pasar otra noche en ese lugar.

Ya empezaban a preguntarse el porqué eso no aparecía frente a ellos, como todo lo demás, que solo se lo imaginaban y aparecía frente a ellos.

—¿Por qué si todos deseamos salir de aquí, no aparece el portal frente a nosotros?— Se preguntó Renata.

—Eso pasa bebé, siempre lo malo es lo primero en aparecer, así pasan con las noticias, las malas son siempre las primeras en llegar.— Le explicó Winder.

—El sol está bajando, falta poco para oscurecer— Hablo Alicia, muy pendiente de que la noche no llegara pronto.

—¡Te exijo que salgas en este momento, portal!— exclamó de pronto Gabriel asustando a todos.

—¡Amor, deja de asustarnos así!— le reclamó Alicia, golpeando suave su brazo.

—Es que tú no sabes lo incómodo que estoy, beby, mis bolas están llenas de tierra y no se diga mi culo— se quejó Gabriel, con gran sentimiento de frustración, haciendo movimientos raros, que hacían reír aún más a los chicos.

—Por Dios, ni nosotras nos quejamos tanto como tú— se burló Renata.

—Me doy cuenta de que no son delicadas con sus culos, yo sí, me gusta bañarme tres veces al día, usar mucho perfume y talquito— confesó con mucho orgullo, pero las risas de los chicos se escuchaban a lo lejos, eso lo hizo molestar.

—Qué pareja serán ustedes, la bella, Ali solo se baña dos veces al día y por obligación, pero Gabi, Dios, ese se baña con perfume— seguía burlándose Renata.

—No pareciera, cuando te cagaste en el árbol que nos trajo aquí— recalcó Winder.

—Ese es mi otro mañanero, al que tendrás que acostumbrarte, beby— Le dejo claro Gabriel a Alicia, haciendo reír a todos, pero dejándola a ella confundida.

—¿Y cuál es el otro mañanero?— pregunto muy inocente, Alicia.

—Uno que te va a encantar, beby— le aseguro Gabriel, dejándola con la curiosidad.

—¿Reni, dime tú, cuál es?— Seguía con la curiosidad. Renata se reía, no sabía cómo decirle algo que ella no había experimentado.

—Ali, tal vez tú y yo salimos de un mañanero— le dijo Renata dejándola sin captar al momento, su cerebro fue procesando la información, una vez entendió lo que era un mañanero, se sonrojó, sintiendo mucha vergüenza.

—¡Eres un idiota, Gabriel!— exclamó molesta, por la burla que le tenían.

—Beby, ven— Gabriel la seguía, casi hasta correr, pero Alicia seguía molesta. No tenía opción, solo cargarla hasta que se calmara.

—¡Suéltame Gabriel!— Gritaba Ali, siendo cargada como costal de papas. Mientras los chicos reían de la escena.

—Te voy a bajar, pero no me golpees— le hablo Gabriel, Alicia dejo de golpearlo, hasta que la bajó. Gabriel la pego a un árbol, besándola con furia, pero de deseo, aprovechando que Winder y Renata siguieron adelante hablando.

—Prepárate para tener los mejores mañaneros— recalcó Gabriel, erizando la piel de Alicia.

—Gabi...—

—Eres mi novia y mi futura esposa— la silencio Gabriel, dejando un corto beso en sus labios.

—Sonrojada eres aún más hermosa— declaró Gabriel.

—¿Por qué nunca me dijiste que te gustaba?— Interrogó Alicia.

—Pensé que no era de tu agrado como novio, siempre que le preguntaba a Renata me mandaba a preguntarte a ti— aclaró Gabriel.

—Siempre me gustaste, pero como no soy de familia...—

—No me importa nada de eso, mis padres buscan una mujer que me ame y me respete— Le dejo claro Gabriel, haciendo sonreír a Alicia.

Siguieron caminando a pasos lentos, dándole espacio a la pareja que caminaba adelante, hablando de lo increíble que era todo ese lugar. De lo bien guardado que quedaría ese secreto, si lograban salir de ese lugar.

—Bebe, nuestros padres quieren que nos casamos rápido, ¿te quieres casar conmigo?— Hablo Winder, con sus manos entrelazadas.

—Amor, estamos muy joven, ¿por qué tanta prisa?, me gusta ser tu novia— respondió Renata, con una sonrisa.

—Temen que nos dejemos y su dinero esté en peligro, por mí, espero a que ambos nos graduamos y luego planeamos todo eso— confesó Winder, fue la última conversación que escucho de sus padres, y saber que su chica era madura, le gustaba.

—No te preocupes por eso, nosotros nos amamos, nos complementamos, nos cuidamos, no es necesario pensar en esas cosas— le aseguro Renata, besando sus labios.

—Quiero tenerte entre mis brazos— le hablo coqueto, Renata volteo para ver dónde venían sus amigos y se echó a reír.

—Se estaban diciendo cochinadas, ¿verdad?— bromeó Gabriel, llegando justo a su lado.

—Y ustedes de chismosos— recalcó Winder.

Tranquilos seguían caminando, nada peligroso o que los hiciera correr, apareció frente a ellos, dándoles un momento de confesiones y demostración de amor, como no, también de bromas que les daba un poco de diversión.

—Ya estamos llegando— aseguro Winder, viendo cada vez más las estatuas cerca y gigantes al mismo tiempo.

Eso los emocionaba mucho, deseando llegar rápido y poder salir de una vez de ahí, pero sus caras de asombro fue inmediata, al ver esas grandes estatuas moverse. Por sus cabezas jamás paso, que eran animales que vivían cuidando de ese templo, no estaban seguros de lo que venían, de lo cansados y el hambre que tenían.

—¿Estoy delirando o se están moviendo?— interrogó Alicia.

—No quiero ser pájaro de mala güero, pero se ven más aterradoras de cerca, ¿cómo entraremos ahí?— Cuestionó Gabriel.

—No nos asustemos, debe haber una manera de entrar sin que se den cuenta, aunque pienso que no tienen vida— Aseguro Winder, caminando sin miedo, en ese momento no estaba dispuesto a acobardarse.

Minutos después, llegaron donde a varios metros apreciaban mejor las estatuas, viendo que no estaban vivan.

—Solo fue una visión— Hablo muy contenta Renana.

—¡Vamos ya!— Exclamó feliz Gabriel, casi corriendo a ese templo inmenso, no veía la hora de poder estar limpio.