AMOR A DOMICILIO

WILLIAM VON BRAUN

Tras no renovar el contrato como modelo, he decidido poner mi propio negocio. Voy a poner en práctica lo que aprendí y para lo que fui criado por mi familia. No sé si sea demasiado ambicioso, pero es hora de probarme a mi mismo.

Ahorré dinero, que pienso invertir. Me puse a buscar un local en el centro de la ciudad. Tenía muchas ideas en mente, desde un restaurante, un cafetín, una tienda de ropa de marca, una tienda de insumos médicos hasta una micro financiera. A lo que decidí ahondar cada uno con estudio de mercado, para ver cuál me convenía.

Un mes estuve de un lado a otro. Sabía que tenía la capacidad para hacerlo. Mi mejor opción por el momento es abrir una tienda de ropa de marcas para mujeres, en conjunto con accesorios, como carteras, fajas, billeteras, zapatos y joyería.

Encontré el lugar indicado. Un pequeño edificio de dos plantas. Lo compré. Lo siguiente sería realizar un préstamo en el banco.

— Viviremos en el segundo piso, creo que por los momentos haremos ese sacrificio.

— Amor, William, si tú quieres puedo dejar de estudiar y echarte una mano fuerte.

— Usted mi amada esposa, termina de prepararse como médica. Pronto empiezas el segundo año de tu carrera. Yo sé que puedo hacerlo. Si bien, puedes ayudar los fines de semana con la tienda, Pero eso no significa que dejaras de estudiar. He pensado muy bien todo lo que voy a hacer y estoy haciendo y sé que voy a poder. Sé que vamos a mejorar.

— En lo que me necesites aquí estoy— Lya me dio un abrazo.

Después de un mes, ya estábamos viviendo en la segunda planta y el banco había aprobado el préstamo. Y aunque voy lento, siento que voy seguro.

— Dios mío, esto es un pecado — murmuró Lya.

—¿Por qué?

— Quiero toda la mercadería— sonrió algo traviesa— Mañana me quedo para ayudarte con todo.

Al día siguiente, Lya y yo arreglamos toda la tienda. Lya parecía disfrutar el momento. La inauguración de la tienda sería en dos días.

Comencé a realizar propaganda en línea de la apertura. Me sentía orgulloso de lo que estaba logrando.

Dos días después, en sábado, se hizo la apertura de la tienda. La tienda empezó a llenarse y las ventas eran buenas.

Llega Lya a caja, tenía un rostro molesto, asustado, la verdad no supe discernir.

— Ve arriba, por favor.

—¿Qué te pasa?

— Tu madre está aquí.

Mi mirada se cruzó con la de mi madre. La verdad me había tomado por sorpresa verla.

Ella se acercó.

— Así que es aquí donde te escondes. Es hora de terminar con esta payasada y regresar a casa a tomar el lugar que te corresponde.

— Regreso, solo con una condición— mi madre miró de reojos a Lya.

— Me imagino cuál.

— Regreso a tomar lo que me corresponde, como tú dices, Pero con Lya.

— ¿Quieres que seamos el hazmerreír con esta pobretona? Ya fue suficiente la burla hacia nuestra familia cuando dejaste a Marisol. No sabes el conflicto que nos dejaste con su familia. Marisol es y será la mejor opción para la empresa.

— Entonces puedes regresarte y dejarme en paz. Siendo honesto no quiero nada de tu fortuna. Soy feliz como estoy. Y solo para que tú lo sepas, Lya es mi esposa y no pienso dejarla por nada de este mundo.

— Así, vamos a ver— mi madre puso esa cara que detestaba.

Ella salió de la tienda. Lya estaba callada y solo me miraba.

La hora de cerrar la tienda llegó.

— ¿Ahora que vamos a hacer?

— Mi amor, no vamos a hacer nada. Yo no busco la aprobación de mi familia. Mi vida está aquí contigo, nunca me ha interesado el dinero de mis padres. Yo haré mi propio dinero desde mi esfuerzo. Estoy listo para enfrentarme a ellos y quiero que tú también lo estés.

Lya inhaló y exhaló aire. Me abrazó fuerte.

— Si tú estás listo para enfrentar a tus padres, yo también lo estoy. No voy a dejarte jamás.

Subimos al segundo piso, donde estaba nuestra habitación, sala, cocina, el segundo piso era nuestro hogar.

Empecé a sentirme estresado. ¿Qué podría hacer mi madre? Sabía que este dia llegaría y me he ido preparando mentalmente.

Cuando por fin, sentía que todo iba bien, había comprado mi auto, una casa compartida con el negocio, Lya está estudiando medicina, me había casado con ella, aparece mi madre queriendo que regresé a la familia sin Lya.

Me acosté con Lya y la abracé.

— Solo quiero decirte que jamás voy a dejarte. Te amo mi niña linda y lo único que deseo es que formemos una familia a futuro.

— Yo también te amo, William— nos quedamos abrazados.

Al amanecer el domingo, se escuchó el sonido de unos vidrios que se quebraban. Bajé inmediatamente a la tienda. Y de hecho los vidrios de la tienda estaban todos rotos.

Llamé a la policía. No se habían robado nada. Si está es la técnica de mi madre, destruyendo mi esfuerzo, creo que está actuando muy inmadura e infantil.

Ese mismo día cambié los vidrios y mandé a colocar cortinas metálicas desde afuera de la tienda.

Días después mi madre empezó una campaña en contra de mi tienda, difamandola . Igual puse la denuncia, no me importaba si era mi madre o no, están perjudicando mi sustento. Las ventas fueron decayendo.

Me empezaba a sentir un poco frustrado, dado que tenía que pagar el préstamo al banco, las mensualidades de la universidad y era nuestro medio de sobrevivir.

La policía no hizo nada. No tenía pruebas concretas de que era mi madre.

— Amor, no te preocupes. Está vez dejame a mi ayudarte.

Lya tomó algunas piezas de ropa, las puso en bolsas de celofán y les puso precio. Se las llevó a la universidad.

Fui a recoger a Lya a la universidad. Las ventas fueron mínimas. Ella entra al auto con una sonrisa, abre su mochila y me entrega un dinero.

— Vendí toda la ropa que traje a mis compañeras. Me han encargado más.

— Eres increíble— le di un beso en la frente.

Cada día ella llevaba ropa a la universidad y las vendía. Aunque las ventas en la tienda eran algo malas, Lya las solventaba con las ventas en la universidad.

Así estuvimos alrededor de un año. Mi madre dejó en paz la tienda por un rato.