Maktub

Capítulo 20

Kala estaba vistiéndose para recibir a Aaron, quería saber si ya había una solución para salvar a sus hermanas. Emir entró, aunque ya había visto las cicatrices en la espalda de su esposa, no dejaba de sentir tristeza. Ella era una buena persona, no entendía ¿por que la había lastimado tanto su padre?.

—Son feas ¿verdad?.—preguntó Kala

—En realidad me parecen crueles y lamentables, tienes un corazón bondadoso y justo. Yo no olvido todo lo que sacrificaste para ayudar a tu pequeña hermana, incluso sobre tu propia vida, por eso me enamoré de ti. Sé que si algún día yo pasará por algo horrible, tú estarás ahí a mi lado. No me abandonarías.—respondió Emir mientras le acariciaba la mejilla

—Eres el mejor hombre que pude conocer, no me imagino una vida sin ti o lejos de ti. Me ayudas con el cierre de mi vestido, por favor.—le pedía Kala mientras le regalaba una dulce sonrisa

Emir se acercó para ayudarla, pero antes de, decidió besar las cicatrices en la espalda de su esposa. Ella sonreía por tal acto, Emir sabía que Kala sería siempre la mejor esposa y la mejor madre para sus futuros hijos

—Jamás te lastimaría, eres la mujer más preciada que pude conocer. Te amo.—dijo Emir

—También te amo habibi.—respondió Kala, se besaban con mucho afecto.

Kala se sentía muy bendecida, sin duda Allah lo había puesto en su camino para brindarle felicidad. Antes de Emir, ella se había conformado con su destino.

—Bien mi hermosa princesa, ahora debo ir a trabajar. Hoy saldremos a cenar, cuídate.—le decía Emir y la besaba una vez más, Kala suspiraba al ver a su esposo marcharse

Más tarde Emir estaba saliendo de una cirugía, había sido un trasplante de córneas, que había durado bastante tiempo. Tono lo asistía

—Te felicito, otro éxito más.—le decía Tono

—Gracias tío, la verdad que me siento concentrado últimamente y motivado a esforzarme aún más. A decir verdad estoy muy enamorado, Kala es maravillosa.—le platicaba mientras lavaba sus manos y salían del quirófano

—Me alegra que te hayas decidido, no dudo que ella te haga feliz. Ve a tu padre, está loco aún por Mahtob.—decía Tono

—Tono, ¿Por qué si mis padres se aman tanto, un tiempo vivieron separados?.—preguntó Emir

—Eso solo lo puede responder tus padres, no me corresponde a mí decírtelo.—respondió Tono

—No quiero juzgarlos, pero no soy el único que tiene dudas. Mis hermanos también, por ejemplo, ¿por que mi abuelo Mohamed permitió que se casaran?, ella era musulmán. ¿Cómo se conocieron?, si las reglas son estrictas, y sobre todo ¿por que jamás volvieron a mencionar a mi tío Ali?.—se preguntaba Emir

—Me sorprende que aún recuerdes a Ali.—dijo Tono, él era el único que estuvo presente la noche en que se quitó la vida. Al escuchar su nombre, revivió el horror, era como si lo estuviera observando otra vez. Si tan solo Emir supiera que intentó asesinar a su madre por celos, no solo los lastimaría a él y a sus hermanos, también a Samira

—Tono, ¿oye sigues aquí?. Estás pálido, parece que viste a un muerto.—preguntó Emir

—Perdón Emir, estaba recordando. Pero mejor vayamos a comer algo, aún tienes citas programadas.—respondió Tono

—Ustedes son expertos para evadir las preguntas, pero tienes razón vamos.—decía Emir

Mientras caminaban hacia la salida del hospital, fueron interceptados por Elisabetta. Emir como siempre le sonrió, pero ella se veía triste

—¿Todo bien?.—preguntó Emir, ella lo abofeteó. Tono no podía creerlo

—Solo jugaste conmigo, me encontré a tu querida hermana y prima. Ambas me confirmaron lo que ya sospechaba, te estás revolcando con esa mujer.—le reclamaba Elisabetta

—Te voy a detener ahí, jamás te prometí nada. No me estoy revolcando con ella, le hago el amor, es mi esposa no lo olvides. Yo no siento nada por ti, lo único que siento, es un enorme agradecimiento y un cariño de hermanos.—le decía Emir

—Tu, un médico brillante, de una familia importante, involucrado con una mujer ignorante e inferior. No llegarás muy lejos teniendo una mujer como esa a tu lado.—le decía Elisabetta llena de coraje

—Mientras la tenga a ella, no me importa nada más. Mi esposa es muy valiosa, y te pido por la amistad de años que tenemos que la respetes. Si nos disculpas, te veo después.—respondió Emir molesto, Tono no dijo ni una sola palabra, pero sí podía observar el odio en los ojos de Elisabetta

Anatoli regresó de Londres, aunque Zeynep no le había respondido ni las llamadas o los mensajes. La tenía vigilada todo el tiempo, aunque Lobato ya se había dado cuenta que los seguían, estaban en alerta constante.

—Hijo, qué bueno que regresaste. Necesito que hoy acompañes a Gina la hija de nuestro nuevo socio, a un evento. Se muere de ganas de conocerte, además el que te vean al lado de un figura pública como ella, te va a beneficiar.—decía Sherbina

—Esta bien, pero no tendré ninguna relación con ella. ¿De acuerdo?.—preguntó Anatoli

—Ella es hermosa, dudo que te resistas a Gina. Es una modelo y actriz reconocida, tú eres el futuro de esta familia y qué mejor que te relaciones con una mujer como esa.—respondió Sherbina

—Yo ya tengo planes, pero cumpliré con lo que me pides. Por esta vez.—respondió Anatoli

Más tarde estaba casi listo para pasar por Gina, e ir al evento. Ella ya lo estaba esperando, pero como siempre el encantador Anatoli hacía que cualquier mujer cayera rendida a sus pies, Gina no sería la excepción. Él se dio cuenta que su padre tenía razón sobre ella, era muy hermosa

—Es un verdadero placer por fin conocerte, ¿Nos vamos?.—preguntó Gina, él le sonrió y le ofreció su brazo

Gina no perdía oportunidad para coquetear con Anatoli, él se mantenía distante. Llegaron al evento y toda la prensa les tomaba fotos, querían saber quién era el acompañante de Gina Lombardo. Hacían una pareja divina, de pronto ella lo tomo de la mano.

Mientras estaban en el evento, todos estaban especulando sobre su acompañante. Gina no perdió la oportunidad y se acercó para hablarle al oído a Anatoli

—Eres la sensación.—dijo Gina, el volteo a verla. Ella no perdió oportunidad y lo besó en la boca, toda la prensa captó el momento

—¿Qué haces?.—preguntó Anatoli tratando de disimular su enojo

—Solo te robé un beso, un beso al igual que un vaso de agua, no se le niega a nadie.—respondió Gina

Anatoli le preocupaba que Zeynep lo viera, no había nadie en el mundo que le preocupara más que ella y lo que diría de las fotos

—Jamás lo vuelvas hacer, estoy aquí por hacerle un favor a tu padre. Así que no te equivoques, yo tengo dueña.—le dijo Anatoli

Gina se sorprendió al escucharlo, aún más cuando sintió su mirada fría hacia ella. Era el primer hombre que la rechazaba, eso lo volvía aún más interesante para ella

Al día siguiente en Dubai, Zeynep estaba cerrando un trato millonario con éxito. Su asistente le pasaba el celular, tenía una llamada

—Hola papá, te tengo excelentes noticias. Si logramos quedarnos con el centro comercial, si también con el hotel.—respondía Zeynep, después de terminar la llamada. Decidió responderle a Anatoli, al cual tenía completamente ignorado, pero prefirió llamarlo extrañaba escuchar su voz.

—Si diga.—respondió Vladimir

—Me pudieras comunicar con Anatoli—respondió Zeynep

—El jefe está ocupado con la señorita Gina Lombardo, ¿quiere dejar algún mensaje?.—preguntó Vladimir

—No es necesario, gracias.—respondió Zeynep, y colgó

Pensaba mil cosas a la vez, decidió buscar a la susodicha en redes sociales. Y entre todos los resultados, ahí estaba la foto donde se besaba con Anatoli. Algo dentro de Zeynep, se había derrumbado

—Señorita, ¿está bien?.—preguntó su asistente

—Si, prepara todo para comer con el señor Hassan y mañana volveremos a Milán.—respondió Zeynep

Estaba furiosa, pero no solo con Anatoli, también con ella misma. Había sido muy ingenua en creer que un hombre como él, se conformaría solo con una mujer. Nadie estaba exento a equivocarse y menos ella, pero tampoco sería de esas mujeres que se dejaban pisotear. Ella solo pensaba en el beso, y por supuesto en lo que de seguro sucedió después, le dolía pensar que ella era parte de la lista de mujeres de Anatoli, y que solo ocupó un número más en su lista

—Señor lo buscó la señorita Zeynep.—le decía Vladimir

—¿Por qué no me la comunicaste?.—preguntó Anatoli furioso

—Usted dijo que a quien fuera le dijéramos que estaba ocupado, con la señorita Gina y que no quería ser interrumpido.—respondió Vladimir

—Acaso eres estúpido, me comunicaré con Zeynep de inmediato. Solo te recuerdo que estás hablando de mi mujer, ella me puede interrumpir todas las veces que quiera.—decía Anatoli mientras lo tomaba de la camisa

No espero más y la llamo, después de timbrar. Zeynep colgó y también lo bloqueo, ella estaba furiosa y no quería escuchar sus excusas. Era mejor así.

—¿Problemas con tu dueña?.—preguntó Gina

—No, creo que es hora de que te vayas, me encargaré de lo solicitado por tu padre.—respondió Anatoli se dio la media vuelta y se fue a su habitación dejándola ahí

Le envió mensaje pero tampoco los recibía, no había duda ella había malinterpretado todo. Sentía una ansiedad enorme.

—Señor, me acaban de informar que la señorita Zeynep regresa el día de mañana. Una vez más perdone.—decía Vladimir

—Te salvarás por esta ocasión, porque eres leal y me sirves. Si vuelve a ocurrir una falla como esta, estás muerto.—dijo Anatoli

Anatoli estaba desesperado, conocía el carácter de ella. Nunca le había preocupado tanto una mujer, él amaba a Zeynep, más que a su propia vida. Solo pensar en perderla, lo hacía enloquecer.

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