Kristen pertenece a una familia de asesinos y para poder sobrevivir tendrá que matar. Experimentará todo tipo de dolor hasta perderse a si misma, olvidará quien fue alguna vez y comenzará a matar a todos sin importar quienes sean.
Pesadillas, voces y un sujeto que siempre está a su lado. ¿Cómo será el final de Kristen?
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Pasado
Entregaron las cabezas de los mercenarios al gremio Dragón Azul, había un conflicto entre dos gremios de la cuidad de Aveyron y los Dragones Azules no vieron de otra que actuar de una forma asquerosa.
Aine recibió el dinero con emoción mientras Kristen permanecía atrás con su temperamento frío, Aine siguió conversando con el dueño del gremio y Kristen se quedó en silencio escuchando todo.
Luego el dueño del gremio mandó a llamar a un empleado y sonrió mientras entregaba al joven de bella apariencia, como si fuese un objeto.
—¿No es una belleza?, He buscando bastante para encontrar uno de esta calidad, es como usted pidió. —Los ojos ámbar de Aine se iluminaron llenos de la emoción.
—Sí… huele rico. —Kristen arrugó las cejas al ver como su hermana había dejado su asiento para ir a oler el cuello del joven. —¿Tiene usted una habitación disponible?
La expresión del joven se mantuvo tranquila, era como si ya hubiese sido entrenado por varios años para ser de ese modo.
—Por supuesto. Mi mayordomo te dirigirá, diviértase todo lo que guste. —Aine se fue con el joven y el mayordomo dejando a Kristen sola con el dueño del gremio. —¿Es usted una Russen?, nunca la había visto pero, su pelo me recuerda a la cabellera de Kristian Russen.
—Con permiso, me voy retirando. —Kristen no quiso responder y solamente abandonó ese sitio.
Regresando a la residencia de los Russen recordó a Uri y arrugó las cejas molesta. Sintió odio por si misma por seguir teniendo esa clase de sensación, si no borraba ese sentimiento molesto, los demás la pisarían como a una hormiga indefensa. Y ella no era débil, no podía serlo, no cuando su deseo era matar a los Russen.
Kristian Russen, Isabela Russen, Naim Russen, Ruth Russen, Aine Russen y todos los que tuviesen ese maldito apellido. «No me importa, esto no forma parte de mí», Kristen chasqueó la legua demostrando su rechazo, justo en ese momento quería clavarse algo en el brazo y rajar toda la piel que tenía. Apretó con sus dedos su cuello haciéndolo sangrar debido a que, se lo había cortado recientemente y todavía no se curaba por completo.
Cuando llegó a la residencia de los Russen fue recibida por un nuevo mayordomo y ella miró al hombre con desconfianza.
—Bienvenida de vuelta, señorita Russen. —Kristen asintió y siguió su camino. Miró por los pasillos como si buscara algo. Y siguió el largo pasillo, siempre dando una mirada atrás.
Entró a su habitación y se agachó para tomar algo que escondía debajo de su cama, miró la espada reluciente y con una hermosa piedra incrustada en el mango.
Luego tiró el objeto al suelo y se acostó en su cama, se sentía aburrida, no tenía nada que hacer en ese momento y sonrió irónicamente viendo que no tenía nada interesante que hacer sino fuera matar a personas, ese era su trabajo, su pasatiempo y su juego.
Llegaron a su mente los recuerdos de esa noche en el palacio, recordó a la pecosa Pers y su carácter tan gracioso y embozó una sonrisa inconscientemente. Cuando notó eso, volvió a poner su rostro serio y se golpeó la cabeza con el puño cerrado.
«He dicho que lo olvides», ella le habló al sujeto pero, este no le respondió y solamente permaneció acostado a su lado. Muchas noches le había sorprendido despertar y ver a alguien a su lado pero, ya pudo acostumbrarse.
Después de un momento ella se durmió y despertó en mitad de la noche con la respiración incontrolada y su corazón latiendo rápidamente. Miró a ambos lados y encontró al sujeto sentado en la oscuridad observándole fijamente.
—Largo… ¡Largo! —Comenzó a arrojar a la nada todo lo que encontraba cerca de ella, tener a esa cosa, hombre, demonio, lo que sea; cerca suyo le producía una sensación de ser observada, ser tocada y sentirse como alguien débil.
—¿Señorita, está bien? —Kristen se detuvo y corrió a abrir la puerta con mucha emoción, era un sentimiento agradable, se sentía bien pero, su rostro iluminado volvió a apagarse al no ver a nadie luego de abrir la puerta.
—De nuevo no… ¡No otra vez! —Se dejó caer en el suelo frente a la puerta abierta. —¿Qué buscan de mi?, yo… —El rostro de Isabela apareció en su cabeza como si fuera una alerta y ella presionó los dientes reprimiendo esas asquerosas lágrimas que querían salir. Tomó de su armario otras prendas y se cambió, ella puso una daga en su bolsillo y su espada en su cintura.
Salió de un salto por la ventana y tomó el camino de atrás de la residencia de los Russen, caminó por varios minutos y cuando llegó al pueblo miró algunas casas con las luces encendidas.
Kristen eligió una casa al azar y tocó la puerta. Una chica joven de bonita apariencia abrió la puerta, era rubia con los ojos verdes. Kristen comenzó a actuar su papel frente a la chica.
—Estoy perdida, le he pedido ayuda a los demás pero, se negaron y no se dónde pasar la noche. —Kristen se abrazó a si misma demostrando que sentía mucho frío.
—Oh, pase por favor, hace bastante frío afuera. Hay una posada cerca, sin embargo, quédese con nosotros. Mi nombre es Karol, mi esposo está en la habitación. —Ella le explicó a Kristen mientras le entregaba un abrigo más grueso. —Ven a sentarte cerca de la chimenea por favor.
Kristen obedeció y se sentó, luego la mujer se fue y regresó con una taza de té. Cuando le extendió la taza a Kristen, Kristen atravesó la mano de la mujer con su daga. El gritó de la mujer molestó a Kristen y se levantó de la silla y cortó el cuello a la mujer de un tajo.
Kristen escuchó unos pasos acercarse desde atrás y se volteó mirando fríamente al hombre.
—¿Quién eres y que haces en mi casa?
—Vaya pregunta estúpida. —Kristen se acercó lentamente y el hombre retrocedió, cogió un jarrón de flores y lo sostuvo como si fuera un arma, él miró la sangre goteando y se asustó al ver el cuerpo de su esposa en el suelo. En ese momento de distracción kristen embistió al hombre clavándole la daga en el estómago.
El hombre intentó apartarla, pero, Kristen con su fuerza monstruosa le clavó la daga. Y ella empujó para arriba y mató al hombre. Quitó la daga y el cuerpo del hombre cayó al suelo, la sangre de la pareja se unió y fue una sola. Sus almas se unieron.
Kristen siguió por los pasillos de la casa y miró por un rato las escaleras y subió por ellas, abrió diferentes puertas buscando a más víctimas hasta llegar a la última habitación. Ella entró y observó la decoración infantil de las paredes, se acercó a la cama y vio a una niña como de unos cinco años durmiendo.
«Oh… esto me trae recuerdos», Kristen chasqueó la lengua y se acercó y acarició el rostro de la niña que dormitaba, manchando así el rostro de la infante con la sangre de sus padres. Luego salió de la habitación y cerró la puerta y después abandonó la casa y regresó a la residencia de los Russen.
Ahora ya se sentía mejor, ya no estaba tan aburrida como antes, ahora sí podía volver a dormir.
Se volvió lesbi? O es bi?