La Maldición Del Lobo

...En la oscuridad de la noche, los lazos de la magia y la naturaleza se entrelazan, creando un escudo de protección ante las sombras del mal....

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Bellatrix:

Por un momento, sentí que mi mundo se caía encima cuando mi anillo empezó a enviarme descargas eléctricas.

Me disculpé con el señor y salí prácticamente a toda velocidad hacia la universidad de mi princesa, Zoe.

Estaba asustada de que algo malo le pasara a mi niña, y cuando llegué, me di cuenta de que esa estúpida chica le había hecho daño.

Por eso decidí lanzar el hechizo como castigo.

Mi hechizo no puede ser detectado por nadie, ni siquiera por una máquina.

Es una vena invisible en el corazón de la chica, entrelazada con las fibras mismas de su músculo cardíaco.

Brillaría con un resplandor tenue, casi imperceptible para el ojo humano, pero palpable para la magia que la sustenta.

Cada vez que la chica tenga pensamientos maliciosos o intenciones dañinas, la vena responderá con una sensación punzante y ardiente, como si millones de diminutas agujas la atravesaran, recordándole su conexión con el mal que pretende cometer.

Me iba a recordar toda su maldita vida.

Cuando llegamos al hotel, aún seguía enojada conmigo misma por no proteger como se debe a Zoe.

También mis guardaespaldas la habían dejado sola, pero bueno, ahora espero que esa universidad de quinta sepa cuidar bien de mi Zoe.

\_\_¿*Te sientes mejor?, \_\_le pregunto a Zoe con cautela. Ella asiente y yo sonrío\_\_. Sí, mucho mejor, gracias a tus cuidados, \_\_me responde con una sonrisa, y yo le acaricio la cabeza*.

\_\_*Bien, ahora iremos a un lugar para poder entrenar, \_\_le digo, y Zoe se levanta rápido, emocionada\_\_. ¿En serio? ¡Entonces me prepararé!, \_\_exclama, y se va a su habitación rápidamente*.

Río por un momento, pero rápidamente frunzo el ceño.

No me gustaba andar sonriendo a nadie, sin embargo, Zoe me da motivos para llevar una sonrisa en mi maldito rostro.

Decido darme un momento para relajarme antes de salir con Zoe, así que me encamino hacia la bañera.

Me quito la ropa y aplico algunos jabones, cada uno seleccionado meticulosamente para dejar mi piel suave y fresca.

Uno tiene aroma a lavanda, otro a rosa y otro a menta, creando una experiencia rejuvenecedora para mis sentidos.

Una vez hecho, me sumerjo en el agua, cerrando los ojos por un momento para disfrutar de la sensación reconfortante.

Me limpio bien el cuerpo, dejando que el agua elimine cualquier rastro de tensión.

Luego, agarro una toalla y la envuelvo alrededor de mi cuerpo al salir de la tina.

Busco en mi armario y encuentro mi ropa.

Me envuelvo en una camiseta blanca corta con la impresión de un personaje femenino en azul, reflejo de mi espíritu aventurero.

Mis pantalones blancos ajustados, asegurados por un cinturón rojo brillante, son mi armadura para los desafíos diarios.

Mi cabello azul, largo, se recoge en una cola de caballo alta, adornada con un accesorio floral rojo, un toque de gracia en mi semblante decidido.

Foto del vestuario de bellatrix:

Me aplico un perfume exquisito, digno de una alfa como yo, y salgo del baño, sintiéndome lista y poderosa.

Me siento y espero a Zoe, quien viene radiante con una camiseta blanca con un diseño negro en el frente y un cuello negro.

Lleva shorts blancos ajustados de talle alto, con un cinturón negro, y mangas negras que van desde el codo hasta la muñeca.

Su cabello oscuro y liso está recogido en una cola de caballo alta y ondulada que cae hacia los extremos.

Foto del vestuario de zoe:

Me sonríe dulcemente, y yo me pongo de pie, tomando su mano, que está un poco fría, supongo que por el baño.

Salimos del hotel y me dirijo a mi garaje por mi moto.

La saco y ayudo a Zoe a subir, poniéndole su casco.

Noto que nos están mirando, y de reojo veo a Ezekiel en una troca.

Supongo que saldrá una vez que Zoe esté acomodada.

Arranco la moto y nos dirigimos hacia un lugar especial en Italia.

Montadas en la moto, nos desplazamos a una velocidad segura hacia un lugar especial en Italia, un sitio que hasta ahora carece de nombre.

Bajamos de la moto y nos adentramos en el jardín, un lugar mágico y etéreo, rodeado de árboles con flores rosadas que se elevan hacia el cielo, creando un dosel encantador.

La niebla suave se cierne sobre el terreno, añadiendo un toque misterioso al ambiente.

Caminamos por un sendero de piedra que nos conduce a través de una serie de arcos florales delicadamente entrelazados, cada uno una obra maestra de la naturaleza y el arte combinados.

A nuestra izquierda, una serie de luces ilumina suavemente el camino, guiándonos a través del jardín como estrellas caídas del cielo.

El aire fresco está impregnado con el dulce aroma de las flores en plena floración.

Foto del lugar:

\_\_*Aquí entrenaremos, \_\_le digo a Zoe con una sonrisa* *mientras la veo caminar por el lugar, impresionada por la belleza que nos rodea*.

Este jardín es más que un simple lugar de entrenamiento; es un santuario secreto donde la magia y el poder se entrelazan con la naturaleza.

Aquí, podemos explorar nuestras habilidades más allá de las restricciones del mundo exterior, donde la magia fluye libremente y los límites se desdibujan.

Zoe asiente con entusiasmo, absorbiendo la energía del lugar con cada paso que da.

Sus ojos brillan con determinación mientras se prepara para enfrentar cualquier desafío que se presente.

Juntas, nos sumergimos en el ambiente místico del jardín.

El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas, mientras las últimas luces del día se filtraban a través de los árboles del jardín mágico.

Aquí, lejos de miradas indiscretas, me encontraba con la responsabilidad de entrenar a mi princesita del corazón.

\_\_*Concentración y disciplina, \_\_le decía con voz firme pero cariñosa\_\_. Cada movimiento es un verso en el poema del combate. \_\_Comenzamos con ejercicios de calentamiento, estirando cada músculo, preparándonos para la práctica*.

Luego, pasamos a las formas básicas, las katas, donde cada patada y puñetazo debía ser ejecutado con precisión milimétrica.

\_\_*Observa, aprende, y repite, \_\_instruía* *mientras demostraba una secuencia compleja*.

Ella me seguía, su frente perlada de sudor, pero sus ojos brillaban con determinación.

A pesar de la tensión en sus pequeños músculos, ejecutaba cada movimiento con una gracia que desmentía su corta edad.

A medida que la noche se apoderaba del jardín, encendí antorchas para iluminar nuestro espacio de entrenamiento.

\_\_*Ahora, las armas, \_\_anuncié*.

Comenzamos con el arco, la tensión de la cuerda resonaba como una promesa en el aire tranquilo.

\_\_*Apunta, respira, y suelta, \_\_le guiaba* *mientras ella disparaba flechas que cortaban el aire, buscando el centro del blanco con una precisión asombrosa*.

Luego, las dagas. __Son extensiones de tus brazos, de tu voluntad, __explicaba mientras le mostraba cómo sostenerlas, cómo moverse con ellas, cómo lanzarlas para que giraran, centelleantes, antes de clavarse en la madera del objetivo.

Finalmente, las espadas. __Balance y control, __le enseñaba, una espada es tanto defensa como ataque.

Practicamos movimientos fluidos, cortes y paradas, cada uno seguido por el sonido metálico de nuestras espadas chocando.

La noche nos envolvió completamente, pero el jardín mágico estaba vivo con el sonido de nuestra danza de disciplina y aprendizaje.

Sabía que estos momentos, estas lecciones, forjarían en ella no solo la habilidad de defenderse, sino también la fuerza de carácter para enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara.

Una vez que Zoe se aprendió eso, le di un suave abrazo, sintiéndome orgullosa de ella.

En ese abrazo, sentí el lazo que nos unía, la promesa de protegerla y guiarla en su viaje hacia la fortaleza y el poder.

La noche había caído sobre el jardín de entrenamiento, y la luz de la luna se filtraba a través de las hojas, creando un manto plateado sobre nosotras.

Miré a mi princesita, cuya sonrisa brillaba más que cualquier estrella en el cielo.

Su felicidad era palpable, una alegría pura por el conocimiento que había adquirido este día.

\_\_*Escucha atentamente, mi pequeña, \_\_comencé, mi voz suave pero firme en la quietud del jardín*.

\_\_*La magia de la naturaleza es un regalo ancestral, tan antiguo como el mismo tiempo. Fluye a través de todo lo que nos rodea, desde la más pequeña de las flores hasta el más grande de los árboles. Para invocarla, debes sentir la conexión con la vida que te rodea, entender que cada ser es un hilo en la gran tela de la existencia*.

Ella asintió, sus ojos llenos de determinación y un destello de poder mágico. Extendió sus manos, y con un susurro de palabras antiguas, comenzó a tejer la magia.

Las raíces y enredaderas respondieron a su llamado, surgiendo del suelo y entrelazándose para formar un escudo protector alrededor de ella.

Era un baile de naturaleza y magia, una defensa viva que respiraba y se movía al ritmo de su voluntad.

\_\_*Ahora, para fortalecerlo, \_\_le instruí*\_, *imagina que cada raíz es un brazo que te protege, cada hoja es un escudo que desvía el mal. Tu voluntad es la que da forma a este escudo, y tu corazón es el que le da fuerza*.

Con cada palabra mía, el escudo de mi princesa se hacía más denso, más verde, vibrante de energía mágica.

Las raíces se entrelazaban más firmemente, y las enredaderas florecían con flores que exudaban un aroma calmante, un recordatorio de que la protección también puede ser hermosa.

\_\_*Recuerda, mi querida, que la verdadera magia proviene de dentro, de la fuerza de tu espíritu y la pureza de tus intenciones. Mientras mantengas eso en tu corazón, no hay mal que pueda traspasar las barreras que construyas*.

Ella sonrió, y en ese momento, supe que había comprendido.

Su escudo era fuerte, pero su espíritu lo era aún más.

Luego de que ella entendiera su verdadero poder, ella apagó su poder rápidamente y me miró para luego abrazarme con fuerza.

\_\_*Gracias, mamá, \_\_me dijo*, *y mi corazón se llenó de alegría*.

Correspondí el abrazo suavemente, besando su cabeza.

Sin embargo, mientras lo hacía, sentí un extraño burbujeo en mi estómago.

Me aparté del abrazo y me dirigí a mi moto, ayudándola a ella a subir y a ponerse su casco.

Arranqué la moto y nos dirigimos al hotel.

Cuando llegamos, parqué la moto y la ayudé a bajar.

Cerré el garaje detrás de mí y nos dirigimos a nuestras habitaciones, con la sensación de que algo inquietante se estaba gestando en las sombras.