Maria una chica Argentina, fue a una fiesta para distraerse un rato. Cuando fue a buscar algo para tomar, un hombre se acerca, le echa droga a su bebida y se la lleva. Después de dos días se entera que está casada con un hombre que no conoce.
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CAPÍTULO 20
En la ubicación
Llegamos a la ubicación y nos separamos en grupos, cómo lo habíamos planeado. Luis se fue con los de la DEA, para supervisar que todo salga según lo planeado, y los de la CIA se esparcieron por el área, para cubrirnos. Los francotiradores estaban en los techos de los edificios y dentro de los mismos, ellos solamente dispararían cuando yo les de la señal.
—Es hora de entrar— Dice Juan
—Estén atentos y tengan cuidado— Dije para que se escuchará por el auricular
—Javier ya debe estar dentro— Dice Sarita mirando su celular
—Bien, vamos. Chicas, Juan, por favor cuídense, no sé descuiden ni un solo segundo— Dije mirándolos
—No te preocupes Maria, vamos a estar bien, más bien nosotros nos preocupamos por vos— Dice Livia
—¿Por qué?— Pregunté
—Por que vos vas a hablar con el, y conociéndote, no se si te vas a poder controlar— Dice Jimena
—Que decís, claro que puedo controlarme, aveces— Dije con una sonrisa
—Si ajá— Dice Juan
—Bueno, vamos, no perdamos más tiempo, Josué, vos entras conmigo—Dije dirigiendome a la construcción
—Entendido— Doce Josué al lado de María
—Llego la hora chicas, hoy vamos a acabar con hacer Robert de una vez por todas
No voy a negar que estaba nerviosa, pero no me iba a echar para atrás, no lo hice antes, y no lo iba a hacer ahora.
Dentro de la construcción
—Maria Reyes, que sorpresa, no esperaba verte aquí
—Pues yo tampoco esperaba que quisieras ver a mis hermanas, y mucho menos que quisieras hacer las pases
—Ya ves, todo es posible, pero lamentablemente no estoy dispuesto a hacer la pases ni contigo ni con tu familia.
—Entonces por qué aceptaste reunirte con mis hermanas?— Pregunté
—Me arruinaste, me metiste a la cárcel, lo único que paso por mí mente todo este tiempo, fue matarte, hacerte pagar por todo lo que me hiciste. Acepte reunirme con tus hermanas aquí, para matarlas.
—¿Enserio creyeron que yo iba a hacer las pases con ustedes?— Pregunto Javier acercándose a las chicas
—Ellas lo creyeron, pero yo no, dime qué carajo quieres— Dije sería
—Sabes, deberías enseñarles a tus hermanas a no confiar en cualquiera— Dice una mujer
—¿Y tu quien carajo eres?— Pregunte
—Soy la mujer de Javier, osea su esposa— Dice la mujer acercándose a Javier
—Vaya sorpresa, te aconsejo que estés atenta, hombres como Robert, no se conforman con una sola mujer— Dije
—Gracias, tomare en cuenta tu consejo— Dice mientras miraba de arriba a abajo a Maria
—Quitales las armas— Le dice Javier a uno de sus hombres
—¿Que, nos tenés miedo?— Pregunto Juan
—No, simplemente no las van a necesitar— Dice Javier
—Dime de una vez carajo quieres— Dije
—Asi que quieres ir al grano
—No andes con rodeos, habla— Dice Juan acercándose a Maria para estar a su lado
—Bien, lo que quiero, es matarlos.
Quería que disfrutaran sus últimos mementos de vida, pero lamentablemente no tienen paciencia, así que voy a acelerar su muerte— Dice Javier sacando su arma, para que luego toda su gente nos apunten con sus armas
—Espera amor, no sería mejor matarlos de a poco, para que sufran, y así tú puedes disfrutar de su sufrimiento— Dice la mujer de Javier
—Tienes razón mi amor, inteligente como siempre— Dice para luego besarla
Todos, al ver esta escena, empezamos a mirar para otro lado, un poco incómodos.
—Que, ¿se les antojo?— Pregunto la mujer de Javier —¿No se te antojo Maria? ¿No quieres besarme?— Pregunto mientras se acercaba a Maria
—Prefiero besar a un sapo, antes que besarte a ti, aunque no habría diferencia— Dije mirándola a los ojos
—Hump, al parecer vienes dispuesta a desafiarme— Dice Javier apuntándole a Maria con el arma, mientras apartaba a su mujer
—Quizas— Dije sería y tranquila
—Puedo matarte ahora mismo, pero quiero divertirme un rato, te quiero ver sufrir— Dice Javier para luego dispararle a Maria en la pierna
Cuando me disparó grite de dolor, Juan y josue me sujetaron del brazo para que no me cayera al piso.
—Maldito hijo de p*ta— Dije
Juan iba a dar la señal para que el equipo dos entrará, pero lo mire y negué disimuladamente con la cabeza, haciéndolo entender que no lo haga.
Juan asintió con la cabeza lenta y disimuladamente, mientras me ayudaba a mantenerme de pie.
—No sabes cómo vas a sufrir Maria Reyes, vas a pagar por todo lo que me hiciste— Dice Javier acercándose a Maria. —Ya te dispare, pero eso no debe de causarte dolor, ya que estás acostumbrada, pero se perfectamente que vas a sentir un dolor profundo, cuando mate a tu hermana— Dice Javier mirando a Maria a los ojos
—Traigan a la menor— Ordeno la mujer de Javier a uno de los hombres de Javier
—Ni se te ocurra tocarla— Dice Juan agarrando del brazo al hombre de Robert, pero este le apunta con un arma para que se aparte
—Tranquila— Le dije a Livia mientras el hombre de Robert se la llevaba
—Vaya, creo qué le atine verdad— Dice Javier
—Vas a sufrir lo mismo que sufrió Javier en la cárcel— Dice la mujer de Robert
—Él merecía estar ahí, mato a muchas personas, personas inocentes, niños, me vas a decir que eso no es un motivo suficiente para meterlo a la cárcel.
Él merecía la muerte, pero el gobierno quería que sufriera en la cárcel, que poco a poco pagarás todo el daño que hiciste. Sabía que eso era un error, pero no me hicieron caso, y mira, mira lo que ovacionó su decisión.—Dije viéndola a los ojos, note que ella bajo la mirada, me parecía que ella si sabía con quién estaba, pero algo la ataba a él, y lo iba a averiguar, pero después.
—Esas personas merecían morir, así como tú te mereces sufrir por encerrarme en ese agujero. Aquí, delante de ti, voy a matar a tus queridas hermanitas, una por una, empezando por ella— Dice Javier apuntando a Livia con un arma —Despídete de ella, por qué no la vas a volver a ver nunca más— Dice Javier quitando el seguro del arma
—No voy a dejar que lo hagas, el único que va a morir hoy aquí, vas a ser tú— Dije viéndolo con una sonrisa
—Y cómo piensas impedírmelo, peleando conmigo, te recuerdo que tienes la pierna herida, aunque quisieras, no podrías hacerme nada— Dice Javier
—Te equivocas, pensé que me conocías, pero al perecer no me conoces en nada.
—¿Por qué lo dices?, te conozco a la perfección
—No, no es así, porque si me conocieras tanto como dices, sabrías que siempre tengo un plan— Dije con una sonrisa
—¿A que te refieres?— Dice Javier mirando a Maria
Yo solo sonreí e hice la señal para que mí gente y los de la DEA entren.
Los de la DEA entraron y rodearon toda la constitución.
—Miren a quien tenemos aquí— Dice Luis detras de María. —Al mismísimo Javier Robert, ¿qué se siente saber que vas a volver a la cárcel?
—No cantes victoria, yo no pienso volver a la cárcel.
Sabes, me alegro de que hayas traído compañía, así todos mueren juntos— Dice Javier para que luego explote una bomba en el segundo piso de la construcción
—¡Están todos bien!— Dije casi gritando, la bomba me dejó con muy poca audición, apenas me podía escuchar a mí misma
—Maria, ¿estás bien?— Pregunta Juan acercándose a Maria
—Eso creo, ve con las chicas y sacalas de aquí— Dije mientras me levantaba y agarraba un arma
—Te ayudo— Dice Luis sujetando a Maria
—Tenga cuidado señorita— Dice Josué
—Estoy bien Josué, vos cómo estás?— Pregunté
— Estoy bien señorita, no sé preocupe— Dice Josué —Cuidado
—Gracias, ¿donde está Javier?— Pregunté
—Lamento mucho no poder quedarme a la fiesta, pero con mucho gusto asistiré a sus funerales— Dice Javier subiéndose a un helicóptero
Unos segundos después de que Javier se fuera, sus hombres empezaron a disparar. Luis, Josué y yo nos ocultamos detrás de unas columnas, y empezamos a disparar, las chicas y Juan estaban ayudando a la gente herida a salir.
—Maria, Luis, vámonos— Dice Juan agachado al lado —Josué, cúbrenos
—Entendido— Dice Josué
—¡Retirada!— dijimos Luis y yo al mismo tiempo, para así retirarnos del lugar
Los de la CIA, al ver todo, decidieron entrar para ayudarnos. Gracias a ellos, a los de la DEA, a los francotiradores y a mi gente pudimos salir de ahí.
Mi Gente salió herida, pero gracias a dios no fueron heridas muy graves.
—¡A las camionetas rápido!— Dice Juan
—Cuidado— Dice Josue ayudando a Maria a subir a la camioneta
—¡Vamonos!— Dije
—No puedo creer que se nos haya escapado, ¡carajo!— Dije de dolor
—¿Te duele?— Le pregunta Luis a Maria
—Un poco— Dije mientras ponía mi mano en mí pierna
—Jimena, llama al doctor, que nos vea en la casa— Dice Juan
—Enseguida— Dice Jimena agarrando su celular
En la casa
—Parezco un conejo saltando así— Dije haciendo que los chicos se rieran
—¿Quien tiene la llave de la puerta?— Pregunta Luis
—Rompe la puerta, ya está— Dice Sarita
—No, como la vas a romper, tiene un código de seguridad, dios— Digo insertando en código de seguridad
—Bueno, pero no te enojes, no cabe duda de que tienes un mal genio— Dice Luis
—Ja, ja, ya, ayúdame a entrar, o que, quieres que me vaya saltando— Dije viéndolo
—Esta bien, esta bien, tranquila—Dice Luis
—Maria, ¿que te paso?— Pregunta Alex
—Acá hay alcohol— Dice Sarita con una botella de alcohol en la mano
—Ni se te ocurra usar alcohol— Le dije a Luis mirándolo fijamente
—Esta bien, está bien— Dice Luis apartando el alcohol, —Maria va a estar bien, no te preocupes, está no sería la primera vez que le disparan
—¿Donde está el doctor Jimena?— Pregunta Juan
—Esta con Sarita— Dice Jimena
—¿Por que?, ¿le pasó algo?— Pregunté
—No, no le pasó nada, bueno si
—¿Que le pasó?— Pregunté Juan
—Que se enamoro— Dice Livia
—¿Como?— Pregunté
—El doctor resultó ser joven, y bueno, ya conoces a Sarita— Dice Livia
—Dile al doctor que venga de una vez, Maria está perdiendo mucha sangre, tiene mucho tiempo para seguir coqueteando con Sarita— Dice Luis
—No va a ser necesario, hay vienen— Dice Livia
—Doctor por favor— Dice Juan
—Sí, lo lamento. Bien, te voy a inyectar un calmante que actúa al instante, va a disminuir el dolor
—Solo, saque la maldita bala— Dije entre dientes
Alex agarró mi mano, y pos bueno, yo también, no tenía tiempo para pensar en nada, pero sabía que tenía algo pendiente con él.
Después de unos minutos, (que para mí fueron eternos) el doctor logro extraer la bala, me vendo la pierna, y me recetó unas pastillas para el dolor.
—Te vas a tomar estás pastillas cada 8 horas— Dice el doctor dándole la reserva a Maria
—Esta bien— Dije
—Dame la receta Maria, las voy a ir a comprar a la farmacia de una vez— Dice Josué
—Bien, toma, ten cuidado— Le dije a Josué
—No te preocupes, yo me encuentro bien— Dice Josué
—Igual, tené mucho cuidado
—¿No hay que llevarla al hospital?—Pregunta Alex
—Considerando que perdió mucha sangre, seria lo más conveniente— Dice el doctor
—Otra vez al hospital, no pues ya déjenme viviendo ahí de una vez
—Si es necesario llevarla al hospital, la vamos a llevar, y vos, calladita te ves más bonita— Le dice Juan a Maria
—Esta bien patron, cómo usted diga— Le dije mientras llevaba mi mano a la frente para luego retirarla
—Ay ya— Dice Juan dándole un golpe leve en la cabeza a Maria
—Ay— Dije con una con una leve risa
—Bien, vamos al hospital— Dice Alex
—Aquí están las pastillas— Dice Josué entrando a la casa
—Después te tomas las pastillas, primero vamos al hospital— Dice Juan
—Te ayudo— Dice Josué
—Nombre, yo puedo sola, tampoco estoy tan fregada— Dije intentando caminar, pero casi me caigo
—¿Estás bien?— Pregunta Alex sosteniendo a Maria
—Sí, sí, estoy bien— Dije
—Mira nomás, no que podías sola— Dice Juan
—Bien, bien, ayúdame pues— Dije
—Dejame— Dice Alex
—Esta bien— Dice Juan dando un paso atrás
—¿Que va a hacer?— Le pregunté a Alex viéndolo
—Te voy a cargar— Dice Alex
—No, no, espera— dije antes de que Alex me cargará en sus brazos
—Listo, vamonos— Dice Juan —Ustedes se quedan, vayan a descansar o coman algo primero, ya fue suficiente por hoy. Yo le aviso cualquier cosa
—Esta bien— Dice Jimena
—Yo, la verdad, si estoy muerta, los pies me están matando, me voy a dormir, me llamas— Dice Livia
Fuera de la casa
—Cuidado— Dice Alex ayudando a Maria a subir al auto
En el hospital
—Le haremos una transfusión de sangre y ya estaría, me puede decir su tipo de sangre— Pide la enfermera
—Su tipo de sangre, es un tanto raro— Dice Juan
—Ya, cállate hombre— Dije dándole un golpe leve en la espalda —Mi tipo de sangre en AB negativo— Apenas dije eso, la enfermera puso cara de preocupación
—¿Que paso? ¿Hay algún problema?— Pregunto Juan
—No, solo que no se tenemos ese tipo de sangre aquí— Dice la enfermera
—Busque señorita, deben de tenerla— Dice Alex
—Enseguida vuelvo, con permiso— Dice la enferma retirándose
Después de un rato, la enferman volvió, y sí, si tenían mi tipo de sangre. Me hicieron la transfusión, me dijo la enfermera que me tenía que quedar, pero de tanto que le insistí, me dejo ir, con la condición de que volviera al día siguiente, para que me cambiaran la venda.
—No se preocupe, ella mañana estará aquí— Dice Juan
—Bien, con permiso— Dice la enfermera para luego retirarse
—Bien, vámonos— Dije levantandome de la cama
—Cuidado mujer, te acaban de hacer una transfusión de sangre— Dice Josué
—No exageres, he salido de peores— Dije
—Ven— Dice Alex para intentar cargar a Maria
—Yo puedo— Dije intentando apartar a Alex
—No, no puedes, ya deja de ser terca— Dice Alex cargando a Maria en brazos
—Me siento como un saco de papa— Dije, haciendo reír a Juan y a Josué
—Pues eso eres— Dice Juan riéndose
En el auto
—Vámonos Josué— Dije
—Como digas— Dice Josué prendiendo el auto
—Por fin a descansar, me preocuparía por vos, pero sé que Alex te va a cuidar
—La voy a cuidar, no te preocupes— Dice Alex
—Ni que fuera una niña— Exprese
—Aunque no lo seas, te va a cuidar, mira si te llegas a lastimar— Dice Juan
—Juan tiene razón Maria— Dice Josué
—Esta bien, está bien, exagerados— Dije