El destino parece jugarle en contra a Eliana, una mujer dedicada a su familia que cometió el error de dejarlo todo por un hombre que no valía la pena, mientras que Fabio está totalmente decidido a recuperar el amor de la única mujer que ha amado a pesar de los años, sin importar el que dirán se convierte en su amante y lucha por obtener el corazón de ella
Eliana: Entregué mi vida por amor, un amor que no me correspondía y perdí los mejores años de mi vida con alguien que no lo merecía. Ahora no estoy dispuesta a volver a amar
Fabio: Siempre me he considerado un hombre justo y correcto, menos en temas del corazón, en eso estoy dispuesto a jugar tan sucio como pueda con el fin de conseguir lo que me interesa
El amor para mi es como un juego de ajedrez, donde lo único que quiero es cantar el jaque y proteger a mi reina
¿Qué pasará con estas personas que se reencuentran luego de tanto tiempo? Cada quien con su vida hecha
Quédate a descubrir que le depara el destino a esta linda pareja
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Capítulo 20. Podemos estar juntos
Volví a la sala, luego de asegurarme de que el cuerpo de mi pequeño niño estuviera totalmente desintoxicado. Al salir un Juan David mucho más pasivo y complaciente estaba esperando ansioso a que yo saliera para aturdirme con sus explicaciones.
—Eli; mi amor, juro que no sé que le pasó al niño, tienes que creerme —me ruega David muy nervioso— Él estaba bien y en un momento comenzó a quejarse de dolor. Estoy confundido, pero juro que lo estaba cuidando bien cuando pasó todo este desastre. No sé si sea Aixa que esté tomando algo para adelgazar. No sé que diablos tenía esa maldita bebida.
—¿Amor? No seas ridículo Juan David, tu amor debe estar esperándote furiosa en el gimnasio, ya vete, ¿Sí? Se te hará tarde y deberás dar explicaciones. Gracias por traer a mi hijo de regreso, no te preocupes por nada, él estará bien y yo te mantendré informado de lo que sea que suceda.
—No me iré hasta que hablemos bien —me toma del antebrazo—, soy responsable con nuestro hijo, lo juro, pero no se por que se puso así, debes creerme el estaba bien, solo fue...
—Te creo Juan David, no te estoy haciendo un reclamo —respondo sintiendo como la culpa me golpea en la cara—. Todo está bien ahora, él está bien. Solo debo ser más cuidadosa con mi hijo.
—Quiero volver con mi familia. Ver a mi hijo en ese estado me hizo recapacitar. Voy a recuperar tu amor. Me esforzaré y esta vez si va a ser en serio. Debes creerme. Me olvidaré de todo. No te fallaré nunca más.
Ese hombre trata de tomarme en sus brazos y lo empujo. No soporto que se me acerque. Su voz me irrita y el que quiera intentar arreglar las cosas me parece una real estupidez.
—No seas ridículo, ya vete. Eso jamás va a pasar, ya no hay ni habrá un nosotros entre tú y yo. Ya no insistas.
Le contesto seria y él sigue suplicando para que lo perdone, hasta que Raúl llega en el momento justo y lo interrumpe.
—El niño está bien —nos informa Raúl—, tan solo deben dejarlo descansar hasta mañana. Querida —se dirige hacia mí con un tono muy informal y cariñoso, lo que hace enojar a Juan de inmediato—. Debes asegurarte de que tu niño coma adecuadamente sus tres comidas al día, sus meriendas, que lleve una dieta saludable y nada de comidas chatarras por un buen tiempo, debe dormir bien y acostarse temprano por las noches. Parece que su hemoglobina está por debajo del rango normal y esto le ocasionó un desmayo. Le dejaré un reposo de tres días y la receta de algunas medicinas y vitaminas que debes comprar para que lo tome al pie de la letra.
—De acuerdo Raúl, gracias por venir, eres un ángel. Lo siento por interrumpir tu descanso —Lo abrazo y acaricio su cabello, mientras que Juan David me mira como si estuviera lanzándome dagas con sus ojos—. Me siento tan mal por molestarte. Debo llevarte a casa, lo haré ahora mismo, te ves cansado.
—No te molestes, tú quédate a cuidar de nuestro hijo —David me sostiene el brazo apartándome de Raúl— Lo llevaré yo mismo, me queda de camino a casa.
«¿A poco estos son celos? ¿Juan me está celando de Raúl? Luego de cambiarme por una mujercita de quinta, esto es increíble »
—No —respondo seria—, de ninguna manera dejaré que tú te hagas cargo de llevarlo. Quédate a cuidar de nuestro hijo, ya es hora de que me ayudes en algo respecto a Eliot, ya que siempre tienes alguna excusa para no hacerlo. Yo llevo a Raúl y vuelvo en seguida. Además, no te queda ni cerca del barrio feo ese al que sueles frecuentar.
—¿Estás celosa de que ahora viva con ella?
Pregunta en un tonito tan déspota que me pudre siquiera que pueda pensar que me interesa donde o con quien viva. Total, quien se está jodiendo la vida es él.
Este hombre me fulmina con la mirada y casi puedo oír como rechinan sus dientes de la rabia. Pero ahora que no estamos juntos le daré a probar de su propia medicina. Antes era él quien me dejaba esperando en casa cada día, pero hoy, hoy sabrá lo malo que es esperar por alguien sin tener la plena certeza de lo que esa persona está haciendo afuera.
Llegamos a casa de Raúl y él me abraza, acaricia mi cabello y me dejo llevar de la seguridad que me trasmite la calidez de sus brazos y lloro, lloro como una niña pequeña porque gracias a mi estupidez mi hijo ha pasado la peor experiencia de su vida.
—¿Quieres algo de tomar? —pregunta mientras pasamos a su casa—. Sé que debes estar nerviosa, pero no pasa nada. Tu hijo está bien y no alcanzó a tener tanto dolor, parece que no tomó tanta agua de esa y los dolores intensos comienzan a partir de los quince minutos, tranquila. Tu hijo debió sentir esto como una baja de tensión asi que despreocúpate —vuelve a abrazarme—, tampoco habrán secuelas con el tiempo ya que bebió el antídoto muy pronto. Solo te pido que no vuelvas a hacer algo así, esto no solo se trata de tu hijo, Eli. Alguien pudo haber notado algo si tu ex no te hubiera llamado sino que lo fuera llevado directamente al hospital. Esto es delicado. Ya deja de atentar contra esa mujer. El que sientas celos no te da derecho a atentar contra la vida de nadie, recuerda que los miserables suelen joderse la vida por sí solos. Soy fiel creyente del karma y en cualquier momento ellos pagaran lo que han hecho.
—Gracias por todo, cielo —respondo con una leve sonrisa—, prefiero irme a ver a mi hijo. Sé que tienes razon en todo lo que dices y te prometo que no haré otra estupidez como esta. Estoy aterrada, no puedo creer que por lo indiscreta que fui casi acabo con la vid...
—Eso ni se te ocurra repetirlo —interrumpe casi en un susurro, muy cerca de mi oído—. Resolveré todo esto pero debes guardar silencio. Afortunadamente llegamos a tiempo y pudimos sacarle esas toxinas de su cuerpo. ¿Tienes la cámara de su camioneta y esa botella de agua?
—Claro, aquí los tengo conmigo ¿Qué haremos ahora? —sigo interrogando ya entrando en pánico—. ¿Qué va a pasar cuando Juan busque ese recipiente de agua? ¿O cuando se dé cuenta de que no está la cámara de su camioneta? Va a sospechar de mí.
—Pasarán días antes de que lo note, lo olvidará. Por ahora sácate esa idea de la cabeza de querer deshacerte de Aixa, si quieres que eso pase debes investigarla... Dame la cámara y la botella, destruiré esas evidencias.
Y así fue como sin saber cometí el error más grande, cosa que me puso a caminar en la cuerda floja.
—Claro, aquí los tengo, pero... ¿Por qué lo dices?
—Por Dios, mujer. Todos tenemos algo que ocultar y ella no es la excepción, si quieres apartarla de tu camino investiga sobre ella y úsalo a tu favor. Todos hemos cometido alguna acción que consideramos grave y eso nos hace vulnerables. Tienes que saber que es lo que oculta esa mujer y presionarla para que haga tu voluntad —sonríe ligeramente—.
—¿Me estás diciendo que la chantajee? —pregunto mirándolo fijamente y el sonríe encogiéndose de hombros—.
Supongo que debo interpretar su silencio como un sí, esta conversación ha sido la más rara que he tenido con mi amigo Raúl. Nunca pensé que tendría una mente tan brillante.
Detrás de su intelecto y esas gafas hay un hombre totalmente misterioso.
—Te pediré que vayas a ver a un psicólogo y trates de superar esta etapa de tu vida, la dependencia emocional es más grave de lo que crees muchas veces conduce al suicidio. También sugiero que visites a un ginecólogo, si no quieres que yo te atienda entenderé. Pero me preocupa tu salud sexual debido a la promiscuidad de tu exmarido.
—Me encargaré de eso mañana mismo. Lo prometo, en cuanto a la consulta de ginecología ya está listo. Lo siento, pero para eso no podía acudir a ti. Pero todo está bien conmigo. Tranquilo.
Nos despedimos y por todo el corto camino de regreso a casa no podía dejar de pensar en eso. ¿Qué podría ocultar esa mujer? ¿Será que vale la pena investigarlo?
La verdad es que con todo y eso no seré capaz de volver con Juan David, creo que le hubiera perdonado todo hace unos meses si no lo hubiera visto devorandose a esa mujer frente a esa casa, no puedo sacar esa horrible imagen de mi cabeza, si no la hubiera defendido de mi como si yo fuera una arpia, todo seria diferente ahora.
Luego de humillarme como lo hizo frente a esa mujer mató todo lo bonito que algun día sentí por él. No debió elegirla a ella por encima de su familia, ni mucho menos aceptar que la amaba a ella y no a mi, eso es algo imperdonable.
No, jamás volvería a estar con ese hombre, ni en esta, ni en cinco vidas más.
Llego a casa y Juan comienza a interrogarme respecto a Raúl, que por qué demoré tanto, que si el sentía algo por mi y que si éramos más que amigos.
Como si eso le importara, bueno, de cierta forma le importa, porque lo que siente él por mi es más como una necesidad de pertenencia, no amor. Eso jamás lo sintió.
Tan solo lo corrí de mi casa y le tiré la puerta en la cara. Suficiente he tenido ya con todo este desastre que causé por mi estúpido ego, así que corrí a ver a mi pequeño Eliot sin volver a pensar en Juan ni todo este rollo que traía en mi cabeza.
—Cariño, ¿Estás bien? —pregunto al ver que se está despertando— ¿Quieres que llame al médico?
¡Perdón amor, perdóname por favor! No debí hacerlo.
📝—Mamá, ya cálmate no te entiendo, deja de pedir perdón, ¿Qué pasó? —escribe en su tablet y me muestra.
—No me perdonaría si algo malo te pasara mi amor. Hoy casi pierdo lo más importante en mi vida que eres tú y te prometo que esto no volverá a pasar. No importa nada más si no tú, mi amor. Ahora solo debemos preocuparnos por estar juntos y cuidar el uno del otro ¿Vale? No me alcanzará la vida para pedirte perdón por todo esto.
📝—Vale mamá. Deja de llorar, yo te perdonaré no se que cosa, solo si dejas de llorar —me abraza—.
—Gracias cariño, te amo mi amor. Desde hoy prometo que solo seremos tu y yo. Y que cuidaré de ti, te juro que no me volveré a equivocar de esta manera.
📝—¿Papá ya no vendrá? —escribe haciendo caras tristes— El prometió que vendría para navidad pero aun faltan dos meses, eso es mucho tiempo. El dijo que estaría aquí definitivo viviendo con nosotros para esas fechas.
«Maldito, no se que gana él haciéndole promesas falsas a nuestro hijo. Juro que si lo tuviera cerca lo ahorcaría con mis propias manos»
—Cielo, no quiero que vayas a entusiasmarte tanto con esa promesa, si tu papá viene a pasar la navidad contigo esta bien, y si no, ya sabes que yo estaré para ti siempre. Además, en navidad viene la tía Elisa con Brenda y Miguel, también la tía Elsa. Así que no debes estar triste porque no vamos a estar solos.
📝—Mamá y ya que no está papá con nosotros, ¿mi amigo Fabio puede venir a visitarnos? Es que el me escribió y yo le pedí que viniera a verme, pero antes debía pedirte permiso.
Sentí como si mi corazón se saltó unos latidos apenas escuché su nombre, es obvio que si quisiera verlo, pero siento un poco de miedo, con todo lo que ha pasado, Fabio se ha alejado mucho de mí y lo entiendo. No estoy preparada para verlo y mucho menos para darle explicaciones que no tengo.
¿Qué pasará cuando nos tengamos frente a frente?
falta q le traiga a la amantes a la casa