Phoebe es obligada por su padre a casarse con un frío y anciano hombre por dinero.
En tanto que el terminó comprando una esposa, y aunque esta le reclamara que fue obligada, el alega que nunca le puso un arma encima para aceptar.
Siendo ese el caso, donde su relación con una enorme diferencia de poder y edad prevalece por lo alto, donde deberá acostumbrarse a su nueva vida, ¿Podrá ella encontrar la felicidad?
¿Podrá su corazón al final sentir amor?
O la vida, caprichosa por naturaleza, al igual que el destino, ¿Le deparará algo más que moverá su mundo de pies a cabeza?
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Benicio
Phoebe entro a la habitación y comenzó a juntar las cosas de Ángelo. Al ver la puerta abierta Benicio ingresó.
— No hay una empleada para que haga eso exclamó él molestó.
— Podría, pero quiero hacerlo. Sacaré todo de aquí y podrás disponer de tu habitación exclamó Phoebe. Tomando una enorme bufanda roja, aún recordaba la tarde que Ángelo se la había sacado y colocado en el cuello a ella para que no se enfermara.
Él la miró y dijo algo, pero ella no lo escucho era como si Phoebe estuviera a kilómetros de ahí en su propio mundo.
Entonces un extraño pensamiento cruzo por su mente ¿estaría Phoebe enamorada de su padre?, el odio y rencor lo segó.
— Sí tanto te gusta este lugar, podríamos compartirlo, debo admitir que me excita la idea de hacerte mía en la cama donde murió tu papaíto exclamó él.
— Dime has hecho un curso de como ser un patán o te sale naturalmente exclamó ella. Él se acercó a ella y le susurró en el oido.
— Es que cuando estoy contigo me sale naturalmente.
— La solución es simple, no te acerques a mí dijo ella y se dirigió al vestidor.
Benicio tomó la biblia y la abrió al hacerlo una fotografía cayó al suelo.
— También arrojaras la biblia al suelo dijo ella.
— ¿Era de él?, pregunto Benicio, Phoebe asintió mientras el recogía la fotografía, él la miro y la coloco dentro del libro. Saca todas sus cosas de mi casa, no volveré a repetirlo dijo el abandonando la habitación. Phoebe tomó la biblia y al abrirla vio la foto de Ángelo con un niño sobre sus brazos.
— Es un tonto, ya quisiera yo haber tenido un padre con tú dijo ella.
Phoebe guardo la bufanda, fotografías de Ángelo y algunos accesorios de él en su dormitorio. La ropa la guardo en cajas y mando al chófer a que las llevara a algún sitio. Estaba desayunando en su biblioteca cuando la puerta se abrió.
— No te invité a pasar dijo ella.
— Es mi casa no lo olvides dijo él.
— ¿Sabes dividir?, la mitad es tuya. Lo pondré de manera sencilla mi dormitorio y este lugar es mío. Por lo tanto, debes pedir permiso para entrar dijo ella, yo no entrare ni a tu habitación ni a tu oficina.
— No estaría tan seguro de tu lógica de división y para ser sincero si te colaras en mi habitación serias muy bien recibida, pero no vine a eso necesito la combinación de la caja fuerte de la oficina, respondió él.
— No la tengo, pregúntale a Carlota respondió.
— Así que tu papaíto no confiaba en ti exclamó él.
— En la oficina solo hay cosas de las empresas, lo valioso estaba en la habitación y si tengo esa combinación respondió ella.
— Cómo dije una experta en la habitación exclamó él. Esta noche cenaremos con los directores de las empresas, vistete adecuadamente.
— No tengo por qué hacerlo, exclamó ella.
— No quiero rumores ni especulaciones es necesario nos vean unidos, no te preocupes solo tienes que sonreír, como la rubia hueca que eres dijo él.
—¿Algo más?, pregunto ella.
— No, respondió él.
Benicio subió a su habitación, necesitaba su agenda al pasar por la habitación Carlota lo llamo.
— Señor Fiorelli ¿desea que saquemos los muebles?, pregunto ella.
Benicio ingresó a la habitación, y observó a su alrededor habían quitado hasta las gruesas cortinas.
— ¿Qué hace esa cama aquí?, pregunto él observando una cama pequeña.
—La señora dormía ahí respondió Carlota.
— Ella no tenía su habitación, comento él
— Sé mudo a esa habitación luego del fallecimiento del señor, como ella lo cuidaba y no quería ser una molestia, y dormía aparte.
— Ella lo cuidaba, era su exclava ¿no tenía una enfermera?, pregunto él sorprendido.
— Tenía tres en diferentes turnos, pero solo se ocupaban de bañarlo y la medicación. La señora lo alimentaba y cuidaba de él porque ella quería revelo Carlota.
— Que saquen todos los muebles, traerán los nuevos mañana. Mientras se dirigía a su habitación solo pensaba en lo que Carlota le había revelado. ¿Sería que lo amaba?, se preguntó.
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— Aurelio pensé que te vería más tarde exclamó Phoebe al verlo.
— Vine a ver a Benicio, en cuanto termine de conversar con el sobre la empresa te buscaré dijo Aurelio, Phoebe le sonrió.Te ves algo cansada ¿ esta todo bien?.
— Luego hablamos dijo ella mientras veía a Benicio bajar las escaleras. Estaré en la biblioteca exclamó Phoebe.
— Aurelio, bienvenido dijo Benicio estrechando su mano.
— Gracias tú dirás en que te soy útil, ven pasemos a la oficina, estoy intentando ponerme al día con los informes, pero esto es un caos dijo Benicio.
Aurelio se sentó en la oficina, lo miró se lo veía cansado.
— Debes tomártelo con calma, las empresas no tienen grandes problemas. Han perdido algunos clientes, por los rumores que hubo con respecto a Phoebe y una posible anulación de testamento.
— Lo sé, es por eso que esta noche cenaremos junto a los directores generales de las empresas, también viajaremos a Londres, París y América exclamó Benicio.
— Es una buena decisión, los dos últimos años Ángelo comenzó a delegar el trabajo sobre los directores aún así recibia un informe mensual, en él ordenador encontrarás un informe de cada empresa, el dirigía todo desde aquí, créeme mantuvo un control estricto hasta hace cuatro meses.
— Eso reduce todo, pero aun así es demasiado que revisar. Eso sin contar con que el ordenador tiene clave al igual que la caja fuerte exclamó Benicio.
— Te entregué una carpeta ahí tienes las claves exclamó Aurelio.
— Empresas, caja de seguridad, casa y Phoebe exclamó Benicio.
— ¿Qué es casa y Phoebe?, pregunto Benicio.
— No lo sé, exclamó Aurelio.
—¿Crees que Phoebe lo sepa?, pregunto él.
— No lo creo, respondió Aurelio.
— ¿Acaso no confiaba en su esposa?, respondió él.
— Plemamente, pero el consideraba que aún no había madurado, motivo por el cual la dejó a tu cuidado respondió Aurelio.
— No soy niñero y considerando mis sentimientos hacia él, no debió pensar que yo cuidaría de ella. En mi experiencia esta demasiado sobre protegida y mal criada exclamó él.
— Sí es cierto, estoy de acuerdo con eso. Pero ve la situación desde otra perspectiva, vivía con sus padres hasta que se casó, Ángelo la trajo aquí y cuido de ella, decidió por ella. Phoebe no sabe tomar sus propias decisiones, además...
Y seguiría sin tomar decisiones, pensó Benicio, Phoebe no respiraría si él no quería la tenía bajo su zapato y de ahí no saldría. De solo recordar el rostro de su pobre madre lleno de marcas, si fuera un hombre lo hubiera agarrado a golpes.
Phoebe se encontraba en la biblioteca cuando Aurelio golpeó la puerta.
— Quieres un café pregunto ella.
— Gracias, ¿Cómo estás con Benicio aquí?, pregunto Aurelio preocupado.
— No es fácil, muchas cosas cambiaron respondió Phoebe.
— Tienes el contrato?, pregunto Aurelio.
Phoebe le entrego el contrato, mientras le servía un café.
—No debiste firmar esto sin asesoramiento, no recuperarás el dinero y las acciones que te dieron no valen la cantidad que pagaste y no puedes venderlas antes de tres años. Sé que es tu familia, pero te estafaron dijo Aurelio. Él la observó parecía abatida sintió pena por ella. Perdona si soy brusco, pero no puedo engañarte.
— No te disculpes, es la verdad y te agradezco que seas sincero exclamó ella.
— Que me dices de Braian Palmer,¿ cuándo te devolverá el dinero?, pregunto él.
— No me lo va a devolver, exclamó ella.
— Le regalaste siete millones de dólares, exclamó él mirándola fijamente, Phoebe desvío la mirada. ¿Dime que fue lo que paso?, exclamó Aurelio.
Phoebe se puso de pie y camino nerviosa hacia uno de los ventanales. El esperaba que ella se lo contará, aunque no lo necesitaba sabía por Carlota exactamente lo que había ocurrido, así como sabía lo ocurrido la noche anterior con Benicio.
— Entro en mi habitación y se puso agresivo, dijo ella con voz temblorosa.
— Abuso de ti? pregunto él.
— No, pero me sentí intimidada exclamó ella, mientras las lágrimas nublaban su vista. Aurelio se puso de pie y la consoló abrazándola.
— Vamos Phoebe, cálmate no llores dijo él mientras acariciaba su cabeza. Benicio abrió la puerta en ese momento.
— Perdón no sabía que estabas aquí dijo mintiendo lo había hecho deliberadamente.
— No te dije que golpearas la puerta. Phoebe se apartó de Aurelio. ¿ Qué quieres?, pregunto ella.
— La cena será a las 21 horas, a las 20 vendré por ti, es de etiqueta el lugar a donde iremos. Te recuerdo que odio la impuntualidad. Los dejo tranquilo así siguen con lo suyo exclamó él.
Phoebe se quedó observando como cerraba la puerta.
— Porque insiste en que vaya con él.
— Porque te necesita para estabilizar los negocios, entre los rumores sobre que tú venderías todo, las peleas con su madre y los rumores de impugnación de testamento las cosas están un poco turbulentas. Volvamos a lo importante no debes dejar que se aprovechen de ti, como vas a darle dinero para que no abuse de ti, debiste denunciarlo.
— Pero Zoe, tiene un hijo exclamó.
— Deja de pensar en otros, si tú no cuidas de ti misma nadie lo hará. No confíes en nadie.
— ¿ Puedo confiar en Benicio?, pregunto ella.
— No, económicamente no va a estafarte. Pero solo acepto la herencia y condiciones después de que tú golpeaste a su madre.
— Esa maldita bruja me insulto una y otra vez exclamó ella.
— No es lo que él vio. Escucha Benicio odia a su padre.
— ¿Porque lo odia?, pregunto ella.
— No puedo hablar de eso, pero una vez en Estados Unidos, ambos coincidieron en Nueva York, Ángelo fue a buscarlo.
Benicio lo miró, le dio un billete como si fuera un mendigo y siguió su camino. Después de eso él comprendió que nunca lo aceptaría. Humillo a su padre, después Ángelo se casó contigo, y desde entonces una y otra vez Benicio ha atacado a su padre, él fue quien mandó a poner un fotógrafo el día que Ángelo salió del hospital en silla de ruedas.
— ¿Qué voy a hacer ahora?, exclamó. Regresar a casa no es una opción, y la vida con él es un infierno.
— No lo provoques, te pidió que asistieras a la reunión hazlo, deja que su coraje pase, pero lo más importante no te acerques a Beata Fiorelli, si está en el mismo lugar que tú, solo debes ignorarla y vete. Mientras tanto me llevaré el contrato lo analizaré minuciosamente, veré que puedo hacer para recuperar tu dinero exclamó Aurelio.
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Benicio golpeó la puerta de la habitación de Phoebe.
— Adelante dijo ella.
— ¿Estás lista?, pregunto él observándola vestida de negro con el pelo atado y unos pequeños pendientes de diamantes. No iras así vestida conmigo.
— Es de etiqueta, Ángelo escogió este vestido es muy fino.
—¿Él lo escogió?, quítatelo exclamó él.
Es más quiero que tires todo lo que él compro, te comprare un nuevo guardarropas. También quiero que te quites esos pendientes y la argolla de matrimonio.
— No, no lo haré dijo ella desafiante. Lo miró ese no era Leo el hombre amable y cariñoso que había conocido en una playa, ¿el hombre del cual se había enamorado perdidamente?. Este era un extraño, un aterrador extraño que no solo pretendía vengarse, sino también humillarla por completo.
Pero eso no se lo permitiría. No lo haría.
Phoebe le sostuvo la mirada glacial de Benicio.
— No lo haré.
— Quitátelo, te daré un minuto si cruzo esa puerta sin ti, te harás cargo de todas las deudas que se empiezan a acumular.
— No hagas esto, Benicio. No hay nada en el vestidor que yo haya pagado, salvo los vestido que compré para ir a la fiesta de Constantini exclamó ella.
— Ese es el problema cuando eres una cazafortunas, pero haré una excepción ponte esos vestidos.
— Me cambiaré, sal por favor.
— Quitátelo delante mio o lo haré yo exclamó Benicio.
Phoebe lo creía capaz de hacerlo con manos temblorosas se quitó los pendientes dejandolos sobre la mesa y miro sus manos al hacerlo parecia que su argolla se resistia a ser sacada, pero lo hizo y hacerlo lo miró con tanto odio.
— Toma ¿Estás feliz ahora? exclamó ella.
— Sigue , aún falta dijo él.
A Phoebe se le cayó el alma a los pies¿Es que quería que le suplicara de rodillas para detenerse?...