Amor en Éxtasis

Samuel. – Pero…

Alejandro. – No te preocupes tu amigo debe estar muy ocupado.

Samuel. – Ya te hice el favor de…

Fernando. – No, eso no cuenta fue a cambio de tu sabes qué y si no le pasas las cobijas y la comida no hay trato.

Alejandro. – ¿Que trato?

Fernando. – Es cosa de nosotros, tú no te preocupes, ¿ya tienes abogado tengo un amigo que es abogado?

Alejandro. – Ya se está ocupando de eso mi madre gracias…

Samuel. – Tenemos que irnos

Fernando. – Lo que necesites no dudes en pedírmelo, sabes que me tienes, y te mando eso con mi amigo… cuídate mucho mañana vengo a verte…

Alejandro. – Gracias Fer…

Nadie había preguntado siquiera por Erick, parecía como si a su familia le diera lo mismo, la verdad es que no me había percatado de eso, no recuerdo con exactitud cuánto tiempo paso cuando, Samuel regreso con un par de cobijas, agua y unos tacos que a decir verdad estaban deliciosos.

Alejandro. – Gracias.

Samuel. – No tienes por qué darme las gracias la verdad es que no lo estoy haciendo por ti.

Alejandro. – Si lo sé, aun así, gracias, y despreocúpate yo no soy un peligro, para ti quiero mucho a Fernando, es parte importante en mi vida, y si no estás con él, tu mejor que nadie sabe la historia.

Samuel. – ¿Quién te crees tú como para juzgarme, quien carajos te crees tú para opinar? no te metas en lo que no te importa, eso solo nos atañe a mí y a Fernando.

Me regresé al fondo de la celda, vi que Érick temblaba, a ciencia cierta no sé si de frio o de hambre o si eran ambas, la verdad es que sentí lastima de verlo así, pero tenía que hacerse responsable de sus actos, el no siempre fue así, pero cuando llego Isaac, todo cambio, fue presa fácil de la manipulación.

Alejandro. – ¿Hey estas bien?

Erick. – Yo no quiero más problemas contigo brother

Alejandro. – ¿Entonces por qué Érick? yo jamás me metí con ustedes, jamás les hice nada y ve hasta donde llegamos.

Erick. – Lo sé, se supone que solo era darte un susto, yo no sabía que él tenía un arma, y lo único que puedo es pedirte perdón, yo no sé ni siquiera como voy a salir de esto.

Alejandro. – ¿Dónde están tus papas, porque no les hablas…?

Erick. – No tenemos teléfono en la casa, no hay a donde hablarle a mi jefa, y mi papá hace rato que nos abandonó, mi jefa no tiene un empleo estable, menos va a tener dinero para sacarme de aquí…

Alejandro. – ¿Tienes hambre…?

Erick. – No…

Alejandro. - ¡Tu orgullo de nada va a servirte ahora…!

Erick. – No es orgullo, es vergüenza, después de todo lo que te he hecho y vas a compartir de tu comida…

Alejandro. – ¡Si, y voy hablar con mi madre para ver si puede ayudar a la tuya…!

Erick. – ¿Y por qué vas hacer eso…?

Alejandro. – Yo también se lo que es la ausencia de un padre, vaya él tiene otra familia, hasta hijos tiene, y el cree que no se nada, cuando se le da la gana se acuerda de nosotros, mi madre es todo para mí, se ha partido el lomo por nosotros bien y bonito, y es lo que hace tu mamá por ti…

Erick. – ¡Yo le Salí con esta chi_ngadera…!

Alejandro. – Bueno pues creo que estás muy a tiempo, de hacer las cosas bien… y ya no llores que no quiero hacerte la segunda, come y ten esta cobija…

Erick. – ¡Gracias brother… te prometo que voy a decir la verdad…!

Alejandro. – Y yo te prometo hablar con mi madre, para ver que puede hacer por la tuya y ver si el abogado de mi madre puede hacer algo por ti…

Erick. – ¿Neta?

Alejandro. – Voy a intentarlo ahora come y tratemos de dormir que ando muy cansado.

Nada Personal…

“Aunque inventes los detalles y te

encuentre en cada calle, yo te juro que

no hay nada personal, sacas a flote mis tragedias

y de repente las remedias, me haces loco, me haces

Trizas, me haces mal…”

Armando Manzanero.

El silencio invadió la celda, me sentía más tranquilo, la plática nos había ayudado para relajarnos, y solo esperaba que el no fuera hacerse para atrás, había entendió el por qué era así, nuestras historias eran similares, con la diferencia que la madre de Érick, había tenido menos oportunidades, casi podría escuchar a mi madre decir “Pero Alejandro te das cuenta lo que me estas pidiendo después del problema en que nos metió” pero sé que al final mi madre ayudaría aquella pobre mujer…

Valeria. – Buenas noches Carmen…

Carmen. – ¿Qué haces aquí a estas horas Valeria…?

Valeria. – Necesito, hablar con Oscar, le he estado marcando y no me contesta.

Carmen. – Sobre que, dime y con gusto le paso tu recado.

Valeria. – ¡Sé que está en la casa, háblale quieres!

Carmen. – Mira Valeria te lo advierto…

Valeria. – Carmen déjate de estupideces, si estoy aquí es porque necesito tratar un asunto con Oscar de nuestros hijos, tu limítate a llevar tu papel de amante…

Carmen. – ¡Soy su esposa te guste o no…!

Valeria. – ¡Hay por favor Carmen! podrás estar casada, pero nunca vas a dejar de ser la otra, la amante que hoy se da aires de señora… ¡háblale a Oscar quieres…!

Carmen. – Voy a buscarlo, como... comprenderás, no puedo invitarte a pasar, Daniel y Nando, no saben quién eres y quienes son tus hijos…

Valeria. – ¡Ese es problema de ustedes no mío, a mí me da lo mismo! no es algo que me preocupe, y te soy honesta, no me interesa que mis hijos conozcan a los tuyos, solo estoy esperando que Oscar se amarre los huevos y les diga, ya será decisión de Caro y Alex, y yo espero aquí, porque entrar a conocer tu pocilga tan poco es algo que me interese.

Carmen. – ¡No tienes derecho a ofenderme! tan poco…

Valeria. – ¿Eres tu quien habla de derechos? ¡por Dios ve por Oscar quieres…!

Oscar. – ¿Que ocurre, por que no pasas…?