Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Dos hijos
Lawrence observó a Natalia, la chica se miraba tan graciosa con la lámpara entre sus manos. Fue inevitable para él no dibujar una sonrisa entre sus labios.
Era la primera vez, que miraba a una chica tan valiente, y graciosa a la vez. Los gestos que Natalia hacía, era sin duda de los más graciosos y hermosos al mismo tiempo.
Lawrence dio un ligero paso a delante, mientras, acomodada su ropa. Sin quitarle la mirada de encima a Natalia, Lawrence comenzó hablar.
_ Suelta esa lámpara, puedes lastimarte... _ La voz de Lawrence, sonó muy dulce.
Sin embargo, para Natalia, fue una orden más que Lawrence le hacía... Natalia no estaba dispuesta a volver hacer lo que Lawrence, le ordenara.
Ahora él sabía que no era Lorett, así que no tenía por qué continuar bajo sus órdenes. Natalia jaló la lámpara, provocando que la luz de la habitación se apagará.
Por un momento, el ambiente dentro de la habitación se volvió tensa. La intención de Natalia, no era hacer un corto circuito dentro de la habitación, lo único que ella deseaba era causar un poco de miedo, al hombre delante de ella.
No obstante, eso solo causo que Lawrence se enojara con ella. Natalia era tan testaruda, qué no se daba cuenta de que, ella estaba en desventaja.
_ ¿Ves, lo que has ocasionado?... Por qué eres tan necia... _ Lawrence regaño a Natalia.
_ ¡No es mi culpa!... Si tú no fueras tan hijo de Puta, y me dejarás marcharme de esta cárcel con mis padres, y mi hermana. ¡Nada de esto estuviera sucediendo!...
Lawrence se detuvo a unos pasos de Natalia, aunque la habitación estaba en total oscuridad, podía ver a la chica delante de él...
_ No has entendido, ¿Verdad?... Puedes irte cuando quieras, pero, sin tu padre...
Natalia comenzaba a perder la poca paciencia que le quedaba. Había soportado demasiado, y lo único que deseaba era explotar de una vez y por todas, o todo lo que llevaba por dentro, terminaría por dañarla de por vida.
_ Ahora que sabes que no soy Lorett, déjame ir. Necesito salir de esta mansión, junto a mi padre... _ Natalia bajó el tono de voz.
Lawrence se sintió muy mal, pero, no estaba dispuesto a dejar ir a Natalia a ninguna parte. Sin embargo, Natalia deseaba salir lo antes posible de ahí, y saber como estaban sus hijos, aunque sabía que estaban en buenas manos.
La incertidumbre de imaginarse que Marcelo y Lorett pudieran saber de su existencia, la torturaban demasiado.
_ Puedes irte cuando quieras, eso sí, sin tu padre... Volvió a decir Lawrence, sin ninguna emoción en su cara.
Lawrence se dio la vuelta, con toda la intención de salir de la habitación y poder tomar un poco de aire fresco.
Necesitaba poner su mente en blanco, y dejar que Natalia pensara mejor las cosas... Sin embargo, cuando Lawrence estaba por abrir la puerta, se escuchó un fuerte estallido…
Natalia había dejado caer la lámpara, en segundos, los cristales de la lámpara quedaron extendidos por todas partes.
Natalia no logró dominar sus emociones, todo lo que había estado viviendo los últimos días, fue demasiado fuerte para ella.
Su mente entró en un shock emocional muy fuerte.
La verdad sobre su identidad, y sobre la existencia de una hermana gemela, las palabras que Marcelo le dijo con tanta frialdad, el no poder tener a sus hijos cerca de ella, el engaño y la traición del hombre que amaba con locura, cada una de las humillaciones que Lawrence le ha estado haciendo en los últimos días, el ver a Ernesto todo golpeado en una Celda, horrible...
Natalia no soportó más toda esa carga emocional. Se acumuló, todo el dolor de su pasado. Hicieron explotar sus emociones.
De inmediato, Lawrence volteó a hacia atrás, miró a Natalia de rodillas, y los cristales de la lámpara rodando su cuerpo.
La chica había cometido una estupidez, al dejarse caer a los cristales, para cambiar el dolor que llevaba por dentro, por el dolor físico.
Rápidamente, Lawrence se dio la vuelta, y corrió donde estaba Natalia de rodillas. La chica, ya tenía las rodillas sangrando, los cristales se habían clavado hasta lo más profundo de su piel.
Sin embargo, no se comparaban con el dolor que llevaba por dentro.
Lawrence se podía imaginar lo que le ha sucedido a las rodillas de Natalia. Sin pensarlo ni un solo segundo, Lawrence levantó a Natalia del suelo...
_ Quiero ver a Damián y a William... _ Natalia no dejaba de susurrar los nombres de sus hijos.
Lawrence no hizo tanto caso a las palabras sin sentido que Natalia decía. La chica se encontraba atónita, era como si estuviera en un fuerte Shock.
Lawrence subió a Natalia a su cama, la cubrió con una delgada manta. Acarició su rostro por unos segundos.
"Qué es lo que está pasando por tu mente, ¿A caso es enloquecido?... _ Pensé Lawrence, al ver Natalia.
Al terminar de asegurarse de que Natalia, estuviera cómoda, Lawrence fue al baño, agarró el botiquín de primeros auxilios, y regreso al dormitorio de nuevo.
Natalia ya no tenía la manta que cubría su cuerpo, sus manos, agarraban con fuerza el costado de las sábanas, y no dejaba de llamar a sus dos hijos.
Algo que confundió demasiado a Lawrence. Por mucho tiempo, el chico se quedó escuchando a Natalia, escuchando con claridad que Natalia era madre de dos niños, qué, llevan por nombre Damián y William.
Lawrence se acercó a la cama, y volvió a cubrir el cuerpo de Natalia con la manta. Solo dejó sus rodillas descubiertas, para curar las heridas que Natalia tenía...
Al terminar, le dio un calmante a Natalia, para que durmiera. Y él se quedó pensando en los dos niños.
Luego de mucho tiempo, Lawrence salió de la habitación, dejando a una mucama, al cargo de Natalia...
Al bajar al comedor, como cada noche. Lawrence tomó asiento en la silla del anfitrión. Su madre, se encontraba a su lado, Catalina conocía demasiado bien a Lawrence, rápidamente se dio cuenta de que algo estaba sucediendo.
_ Quieres que hablemos... _ Catalina llevó su mano, encima de la de su hijo.
Lawrence levantó su mirada y solo sonrió, con un ligero movimiento de ojos, le dijo a su madre, que no tenía ganas de hablar.
Catalina le dio unas suaves palmadas a la mano de su hijo, y dejó que cene con tranquilidad.