La obsesión del mafioso.

Augusto no le dio mucha importancia a aquel comentario de esas mujeres, después de todo, si Pietro se entretenía con mujeres, sería aún mejor para él, así que no interrumpió esa conversación, sino que se alejó y se fue en otra dirección.

Mientras caminaba por la casa, recibió una llamada de Mark, en ese momento recordó que no había llamado a su amigo para avisarle lo que había pasado, así que respondió, bromeando con él, para asegurarse de que estaba bien.

— Hola Mark, aún estoy vivo.

— Te pedí que no hicieras bromas con estas cosas, ¿qué pasó? Saliste de mi casa porque él fue a buscar a Alice, ¿qué decidió?

— En este momento estoy en su casa, amigo mío, él aceptó lo que propuse, creo que ese desgraciado se está divirtiendo con todo esto, va a seguir el plan completo, dijo que nos vamos a comprometer hoy, no sé qué hacer.

Mark se pasó la mano por la cara cuando escuchó eso, se apoyó en la mesa de su oficina y respiró hondo antes de responder a su amigo y a quien estaba enamorado.

— Te dije que él podría acabar aceptando tu propuesta, ¿te das cuenta de lo metido en problemas que estás ahora? No deberías haber hecho esa propuesta.

Mark se sintió culpable tan pronto como regañó a Augusto, después de todo, él mismo colaboró para que ese plan tuviera éxito, aunque fuera en contra de su voluntad, aún así ayudó y no podía evitar sentirse culpable.

— Sabes muy bien que no tenía elección, no podía dejar que Alice viniera a esta casa, sabía de esta posibilidad, pero no pensé que ese sádico pudiera aceptarlo, pensé que incluso podría matarme por intentar hacer esa propuesta, pero todo se salió de mi expectativa.

— Debería haberlo impedido, incluso si eso costaba mi vida — habló con un tono de pesar.

— ¿Qué quieres decir con eso, Mark? — encontró extraña la forma en que hablaba su amigo.

— Nada en particular, solo que como tu amigo, debería haber intentado hacerte pensar mejor.

Mark no podía decir la verdad y sabía que podría delatarse si hablaba más, así que consideró mejor disimular.

— Voy a intentar pensar en algo, pero por ahora, desafortunadamente tendrás que aguantarlo, gana su confianza para que podamos pensar en algo para sacarte de sus garras, pero si él intenta algo, intenta emborracharlo, así ganarás tiempo.

Esa idea de Mark tal vez podía funcionar, si intentaba algo, podría usar la bebida, así podrían posponer un poco esa situación, pero sabía que no podía hacerlo para siempre, tarde o temprano tendría que enfrentar las consecuencias de su decisión.

Pietro y Diego regresaban de una de las empresas que tenían como fachada, mientras estaban en el coche, Pietro recibió una llamada de Miguel.

— ¿Hola, qué quieres Miguel?

— ¿Hice algo que te molestó? Ya no vienes a verme, te extraño.

-No tengo tiempo para ir a verte, Miguel. Tengo muchas cosas que resolver.

-He oído que te vas a comprometer hoy. ¿Es verdad? Quería asegurarme de esa información.

-¿Entonces llamaste por eso? Para saber si me voy a casar. Pues bien, Miguel, no sé quién te está pasando esa información, pero sí, hoy me comprometeré. Así que no te visitaré más. En cuanto al pago de tus gastos y tu silencio, eso seguirá vigente, pero espero que te comportes.

-No me importa que te comprometas y te cases. Tu esposa ya debe imaginar que tendrás amantes, solo que no tiene por qué saber que tienes un amante. Podrías encontrar tiempo para mí.

-Creo que no entiendes, Miguel. Dije que ya no necesito que me distraigas con tus servicios. Lo que tenga en mi casa será más que suficiente para satisfacerme, así que no esperes que te visite.

Pietro colgó el teléfono y Miguel se sintió herido al otro lado. A pesar de la promesa de Pietro de seguir cubriéndolo económicamente, Miguel todavía quería seguir con las visitas de aquel hombre.

-Voy a descubrir qué tiene esa mujer que te ha atrapado de esa manera, Pietro. No competirá conmigo, sé todo lo que te gusta -dijo mirando aquel aparato.

En el coche, Diego, que estaba al lado de su hermano, escuchó todo. Como siempre, no perdió la oportunidad de provocar a su hermano.

-Creo que no quiere perder a su amante. ¿Crees que pueda hacer algo contra Augusto para tenerlo de vuelta?

-No está loco de intentar nada. Si no estoy dispuesto a dejar que ni siquiera nuestro padre nos estorbe, menos lo hará Miguel. Si él valora su vida, se quedará callado.

Pietro apretó la mandíbula y pensó en lo que su hermano dijo. Tendría que vigilar a Miguel, si estaba pensando que podría obstaculizar su vida con Augusto, estaba muy equivocado. Sabía que cuando Miguel se enterara de que se iba a casar con un hombre, podría enloquecer.