"AUT VIAM INVENIAM AUT FACIAM" (encontraré mi camino o haré el mío yo misma) - susurró en latin. Era una declaración de guerra. "Él pasaba horas dibujándola a ella en papel y ella se pasaba las horas dibujándole palabras de amor en la piel. Habían estado seis meses juntos y habían vivido mil cosas. Creyó que le conocía como nadie. Ahora debía aprender que nadie conoce a nadie. La traición siempre es más dolorosa cuando quien la comete es el más amado por ti."
Bixby es una experta en matar y proteger. Toba la convierte en su numerale, su mano derecha. Él es el jefe de todos los jefes de la mafia y juntos se convierten en invencibles. Todos la llaman L'onorevole del Don y la consideran el bien mas preciado del jefe. Entre ellos saltan chispas y Toba no tarda en convertirla en su goomah (amante). Pero la hermosa asesina, no es adecuada para ser la gran señora de la casa al lado de él y elige a otra mujer como su esposa.
Nunca mas le permitirá verla ni acercarse a ella.
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Marián se marcha
Capítulo 20
Marián se marcha
Enzo Petrozzi fue a casa de Marián.
Ella y sus padres terminaban de recoger sus enseres personales. Había sido difícil decidir qué cosas se querían llevar.
En esa casa se acumulaban los recuerdos y los objetos de toda una vida. Al día siguiente de la visita de los padres de Toba habían decidido entre los tres si valía la pena jugarse la vida. Y aunque toda esa situación era causada por terceros y ellos tan sólo eran las víctimas involuntarias, nada se podía hacer.
Así que contactaron con doña Gilda aceptando la propuesta, preguntando cuánto tiempo tenían para irse. Doña Gilda fue cruda. "No tienen mucho tiempo" le dijo a Marián. "Nosotros podemos protegerlos por el momento, pero sería preferible que se movieran y que tuvieran todo preparado para irse en tres días".
Marián pestañeó, pero dijo estar de acuerdo. Doña Gilda le aseguró que contarían con la ayuda de sus hombres para todo, además de poner a su disposición el avión privado de la familia para salir del país, sin papeleos incómodos.
Ese mismo día Enzo se presentó en la casa para ayudarles en todo el proceso, explicándoles lo que debían hacer. En ese momento el hombre también estaba ahí para acompañarlos.
Ya habían sacado prácticamente todo. Marián tomó un neceser y una maleta pequeña. Dio un último vistazo atrás para despedirse de su casa y cerró la puerta con decisión.
......................
Doña Gilda, don Antonio, sus hijos y Marco Pozo se encontraban en el gran despacho de la mansión.
En el centro de la sala arrodillada, Valeria lucía como siempre preciosa, con su largo cabello negro suelto en ondas y un vestido blanco que era su color favorito y le daba cierto aire trágico. Tenía la cabeza baja, así que ninguno de los presentes era capaz de decir si en su cara brillaba el arrepentimiento o la ira, por haber sido atrapada antes de cumplir sus planes.
El silencio era sepulcral. El teléfono de Marcos sonó y alguien al otro lado le dio un breve mensaje. Marco miró a don Antonio.
- Están aquí
Don Antonio hizo un gesto para que saliera y así lo hizo. En apenas un minuto volvió acompañado de Toba. La cara de éste se volvió pétrea cuando vio a su hermana en el suelo.
Se acercó a sus padres con una mirada de pena, pero no dijo nada. Se limitó a inclinar la cabeza en forma de respetuoso saludo y se colocó detrás de su padre.
Don Antonio fue a decir algo, pero la voz se le quebró y miró a su esposa para que lo ayudara. Para él era demasiado doloroso hablar en ese momento en el que su pequeña hija, su princesa, se había convertido en su peor enemigo y en el enemigo de la familia.
Todos saben que cosas así suceden todo el tiempo en la mafia. La codicia y las ansias de poder, son demasiado tentadores para muchos y nadie escapa a la traición. Pero saber que puede pasar y vivirlo en tus propias carnes y de parte de tu propia sangre hace que todos ellos se sientan rotos. Lo hubieran esperado de cualquiera excepto de la dulce Valeria.
Doña Gilda fue la que se adelantó y se puso frente a su hija. Ella levantó la cabeza y miró a su madre, intensamente. La madre golpeó a Valeria en la cara con todas las fuerzas de las que disponía de modo que Valeria, con el labio roto, cayó sobre el suelo.
Pero no se quedó ahí. Se incorporó orgullosa, volvió a colocarse sobre las rodillas y miró a su madre nuevamente sin amedrentarse ni un ápice. La gran señora habló.
- La única cosa que se me ocurre es tu codicia.
- Codicia... Mamá, ¿crees que haría algo así por un motivo tan banal como ese?. Hay cosas más importantes que el dinero o el poder.
Su madre preguntó.
- ¿Y qué es más importante según tú, Valeria?
- ¡El amor! - respondió sin dudar la muchacha
- ¿El amor? - repitió doña Gilda - ¿Amor a quién, Valeria?. A tu familia, desde luego, no
- ¡El amor de un hombre que me lo ha dado todo!. Todo lo que ustedes no supieron darme
Doña Gilda la miró con desprecio.
- Así que nosotros no éramos suficiente, ni te amamos lo suficiente… ¿Es eso?
Ahora Valeria gritó como una loca.
- ¡Sí, es eso! Siempre fui despreciada en esta familia. Considerada la menos capaz y la más inútil solo por ser mujer y por ser la más pequeña. ¡Pero mira lo que he conseguido!. ¡Soy tan buena como Toba!. Y si hubiera podido matarlo yo sería la heredera. Ninguno de estos inútiles está a mi altura
Todo esto lo decía gritando a voz en cuello, con la cara roja, mirada cruel y las venas palpitantes. Con el rostro desencajado, por primera vez la pequeña de la casa estaba mostrando sus verdaderos colores, pues hasta ahora siempre había aparentado ser una buena niña obediente. Representó muy bien el papel de niña rica mimada frente a su familia.
Sabía muy bien cómo usar su encanto femenino, fingiéndose desvalida, para salirse con la suya. Al ser la más pequeña de la casa y la única niña, todos los hombres de la familia estuvieron siempre dispuestos a cuidarla y protegerla.
Y muchas veces la consentían en exceso por no hacerla enfadar o por no verla llorar. El efecto de todo eso, estaba a la vista y había sido contraproducente. La criatura frágil y bonita que todos pensaban que era se había convertido en esta arpía y ahora revelaba su auténtica naturaleza manipuladora y malvada.
La que más amor recibió por parte de todos los miembros de la familia, fue precisamente la que menos amaba a esa misma familia que la cuidó y protegió, al punto de querer matar a su hermano mayor.
Todos los hombres tenían los ojos rojos por la emoción y la única que permanecía con los ojos secos era su madre. De alguna manera ella siempre supo que había algo mal en su hija y siempre rogó equivocarse y que ganara la parte mejor de su hija.
La amaba muchísimo y era su pequeña. Precisamente por eso, en ese momento tenía los ojos secos. Porque el dolor que sentía la había atravesado y amenazaba con romperla. Esa mujer desquiciada frente a ella, había sido su bebé, su pequeñita y la niña de sus ojos, tanto como la de su marido. Lo que sentía por dentro era tan intenso que no le permitía siquiera derramar una lágrima.
Extendió el brazo hacia Marco y le pidió:
- Dame tu arma
Marco, no dudó y puso sobre su mano una Glock que normalmente usaba. Doña Gilda la puso en la frente de su hija, en el centro, y Valeria tembló. Nunca había visto esta faceta de su madre. La señora se agachó, hasta casi pegar la cara a la de Valeria mirándola desde arriba y le dijo:
- Si fueses tan buena como dices, tu hermano ahora estaría muerto. Eres una basura
Y tras largos segundos, en los que el espíritu combativo de la chica se quebró, pegó un tiro al techo, que los hizo a todos saltar y a Valeria gritar llevándose las manos a la boca. La mujer dijo fríamente:
- Marco, enciérrala abajo y que la mantengan sedada durante esta semana. Mientras decidiremos cuál va a ser su suerte final
Marco asintió y llamó a sus hombres para que la arrastraran mientras Valeria intentaba sujetar sus pies y gritaba "no, mamá no, mamá, papá, por favor, no, mamá no me encierre, por favor…". Sus gritos se perdieron por la casa alejándose hasta que todo volvió a estar en silencio.