Un chico solitario, incrédulo de lo fantástico, ve su vida tranquila y aislada tras tocada por un encuentro inesperado con lo desconocido.
Ese momento cambiará todo: su corazón, antes apagado, latirá con fuerza, y la soledad que lo envolvía comenzará a desvanecerse poco a poco.
Ahora deberá enfrentarse a una decisión que definirá su destino:
¿Elegirá la luz o se rendirá ante la oscuridad?
NovelToon tiene autorización de J.WOLF para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Una promesa
29/01/2019
Mientras preparaba la comida, me sorprendió ver a Elizabeth tan quieta, sumida en sus pensamientos. Había algo diferente en ella, como si la carga de su condición de vampiro estuviera pesando más de lo que imaginaba.No solo por que tenia que finjir ser la chica perfecta, sino todo lo que eso implicaba: la constante necesidad de ocultarse, de vivir bajo el radar, de nunca ser completamente libre.
A veces, mientras la observaba, me preguntaba si alguna vez podría escapar de esa vida de mascaras. Podía entender cuando me decía que solo conmigo podía ser ella misma, sin mentiras. Pero el precio de esa libertad parecía ser más alto de lo que creía. Nunca imaginé que la responsabilidad que traía consigo ser quien era podría hacerla tan vulnerable.
Después de comer, nos acomodamos en la sala. Ella en el sofá, tan tranquila, y yo en el suelo, rodeado de almohadas, como siempre. La luz suave de la tarde entraba a través de las cortinas, creando un ambiente tan cálido que, por un momento, casi sentí que el mundo exterior no existía. Pero en mi mente, las preguntas seguían dando vueltas. La forma en que había reaccionado ante su rabieta, cómo me miraba ahora, cómo sus palabras se sentían a veces como un peso. La veía como algo tan lejano y tan cerca al mismo tiempo.
La conversación continuó de forma ligera, sin que ninguno de los dos intentara profundizar demasiado. Era como un pequeño respiro antes de que todo volviera a ser tan oscuro, tan complicado. Pero entonces, cuando la charla comenzó a desvanecerse, algo cambió en su mirada. Una expresión que no podía leer apareció en su rostro, y su silencio me envolvió.
Elizabeth: (Dudosa, con una ligera inclinación de cabeza) —¿Cómo te fue en la escuela?
Losert: (Mi mente aún estaba atrapada en el momento en que me enfrenté a esos idiotas. La pregunta de Elizabeth me sorprendió un poco, pero traté de ocultarlo. Respondí con la calma que podía reunir, aunque mi voz sonaba vacía.) —Todo normal, ya sabes, como siempre.
Elizabeth: (Me observó con atención, notando la evasión en mi tono. Su mirada se volvió más aguda, como si pudiera leerme con facilidad.) —¿En serio? ¿Y por qué tu respuesta fue tan evasiva?
Losert: (Me quedé en silencio por un momento, sintiendo la presión de su mirada. No podía seguir ocultando lo que había pasado, no cuando ella ya había notado algo raro. Al final, no me quedaba otra opción que ser sincero.) —Supongo que cuando regreses, te vas a enterar... Así que mejor te lo contaré todo.
Le conté sobre los rumores que corrían por la escuela, cómo esos idiotas no se detuvieron ni un segundo para burlarse, y cómo uno de esos rumores me hizo perder los estribos. Les conté cómo los encaré, cómo mi paciencia se agotó y cómo, por un breve momento, sentí que me descontrolaba.
Cuando terminé de hablar, esperé que ella reaccionara, que su incomodidad se hiciera evidente, quizás por lo que yo había hecho o porque le preocupaba que la situación se nos fuera de las manos. Sin embargo, su rostro no mostró la incomodidad que esperaba, aunque sí pude ver algo más. Su mirada estaba cargada de enojo, pero no el enojo por lo que yo había hecho.
Al principio, pensé que su enojo venía del hecho de que la defendiera. De alguna forma, imaginé que eso daría pie a que todos pensaran que sí éramos pareja, que esa era la razón por la que me había alterado. Pero a medida que la observaba más de cerca, mi mente no pudo prever lo que sucedió a continuación.
Elizabeth: (se levanta del sofá y lo abraza de repente)
Losert: (sorprendido, se tensa un poco) ¿A qué viene esta reacción? ¿No estás molesta?
Elizabeth: (enojada, pero con un toque de ternura) No seas tonto. ¿Por qué me molestaría si solo me defendías?
Losert: (apenado, mira al suelo) Sí, lo sé… pero ahora pensarán que sí estamos saliendo.
Elizabeth: (lo abraza con más fuerza, como si intentara transmitir consuelo) Que piensen lo que quieran, no me importa. Pero…
Losert: (confundido, se separa ligeramente) ¿Entonces, por qué estás molesta?
Elizabeth: (se aleja un poco, lo mira con una leve sonrisa burlona) ¿De verdad lo preguntas? Si sigues comportándote así, nunca te verán como un chico normal.
Losert: (se calma un poco, mira a Elizabeth, luego la mira con más seriedad) No te preocupes. (sonríe ligeramente, pero su voz se llena de sinceridad) No podía quedarme callado mientras hablaban mal de ti. Tú que siempre te esfuerzas tanto por encajar, que tratas a todos con una sonrisa y una amabilidad genuinas, solo para que terminen pisoteando tu amistad... (baja la mirada por un momento, molesto consigo mismo) No podía soportarlo.
Elizabeth: (impactada, sus ojos se llenan de lágrimas) Lost… (su voz se quiebra un poco, se acerca a él, tocando su brazo) Perdóname, no quise cargarte con mis problemas. No quería que te afectara tanto, (recuerda lo que le dijo de finjir en público).
Losert: (responde a su abrazo, apretándola suavemente, pero sus palabras salen con cariño) Hey, no pidas perdón. (sonríe levemente) Cuando te conocí, te ignoré, ni siquiera recordaba tu nombre. Y cuando me dijiste que eras una vampira y me convertiste en tu familiar, pensé que solo eras una chica tenebrosa y mala. Pero me equivoqué. (su tono se vuelve más serio, mirándola a los ojos) Eres valiente, decidida… y cargaste con un peso que nadie entendía, como yo. Temes que el mundo vea lo que eres, y por eso te alejas. (la mira fijamente, tocándole ligeramente la mano) Pero no voy a dejar que te sumerjas en las sombras. No, no lo voy a permitir, así como tú me salvaste.
Elizabeth: (se aparta un poco, sonriendo entre lágrimas, burlona) Eres un idiota… pero gracias, Lost. (lo abraza nuevamente, pero con un toque más cálido) Me alegra ser tu amiga.
Losert: (sonríe aliviado, su tono es más ligero) Vamos, límpiate esas lágrimas. (bromea suavemente) Perdóname, prometo no enojarme la próxima vez si alguien se atreve a decir algo.
Elizabeth: (con una sonrisa traviesa, se limpia las lágrimas con la mano) Es una promesa. Pero si te sigues poniendo todo serio, te voy a dar un susto aún mayor.
Losert: (ríe, aliviado) Trato hecho.
CONTINUARA...