Abdelary La Guerrera Albina

Cuando su cuñada dice esto Abdelary inicia a reírse a carcajada y hasta suelta algunas lágrimas, luego dice…

_ Solamente fue un beso, no seas exagerada

_ Deberías de saber que esta tienda es de una mujer casada y no puedes entrar sin permiso.

_ Lo siento, no lo volveré hacer, se los prometo.

_ Te estoy diciendo que no pasa nada de verdad.

_ Pues si pasa, nada de dormir en esta tienda, nada de entrar sin permiso.

_ Está bien no los molestaré.

_ Pero, ¿cómo estás?

_ Estoy mucho mejor, solo me arde un poco la piel, pero no pasa nada, mañana estaré lista para seguir avanzando.

_ Qué bueno, los dejo, tengo que organizar algunas cosas _ dijo esto y salió de la tienda.

_ ¿Oye porque eres así?, que vergüenza con ella.

_ ¿Vergüenza de qué?

_ Que odioso eres, de verdad.

_ Y tú que cantaletosa eres.

_ Ay por favor, solo te digo la verdad, es tu hermana, no la regañes así.

Mandla recoge toda la hierba, limpia todo y luego se acuesta al lado de su esposa

_ ¿No me digas que te vas a quedar a cuidarme?

_ Sí, me quedaré contigo _ estira su brazo izquierdo para que ella apoye su cabeza en él y ella sonríe y frunce un poco el ceño.

_ General ¿tiene hijos?

_ No, solo tendré hijos contigo.

_ ¿Desde cuándo eres general?

_ Desde muy joven, mi padre me entrenó para que lo reemplazara.

_ ¿Tus padres están vivos?

_ Si, ambos están vivos.

_ ¿Vives con ellos?

_ Podemos decir que si

_ ¿Cómo es tu casa?

_ Vivo en un palacio, aunque también tengo otras casas.

_ ¿Eres muy amigo del rey?

_ Sí, podemos decir que sí.

¿Te gusta dónde vives?

_ Sí, es un lugar muy bonito…

Bosteza e inicia a quedarse dormida, su esposo la mira dormirse y sonríe, cuando se duerme totalmente le da un beso en la frente.

_ Tú me harás muy feliz, aunque no lo creas, y te haré muy feliz, te lo prometo.

En la mañana cuando rayaba el alba Abdelary dormía plácidamente en los brazos de Mandla, el no quiso despertarla, y tampoco ninguno de sus hombres quiso interrumpirlos, para evitar problemas.

Mandla tenía los ojos cerrados cuando Abdelary despertó, se quedó mirándolo y luego se dio cuenta de que estaban demasiado cerca, trató de apartarse un poco de él, pero había enredado su pierna con la suya y era muy difícil zafarse de él sin despertarlo, acaricia un poco su rostro y luego le da una palmada en el brazo.

_ ¿Quién te dio permiso de acercarte tanto a mí? _ Mandla solo se reía.

Se levanta a organizarse y cuando está en la puerta de su tienda para ir a darse un baño, se da cuenta de que ya es tarde y todos ya levantaron sus tiendas.

_ ¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué no me despertaste?

_ Quería que descansaras

_ ¿Por qué cada vez que duermo contigo me levanto tan tarde?

_ Porque disfrutas estar a mi lado, así lo niegues.

_ Por favor, ni me gustas

_ ¿Estás segura?

_ si.

Cuando él trata de acercarse

_ Oye, mantén la distancia, aléjate de mí

_ ¿Por qué?

_ Porque, porque, porque no sé qué me pasa contigo

Mandla sonríe y sale de la tienda con una gran sonrisa, les dice a sus hombres que partan, Abdelary se dió un baño y estaba muy seria, mientras que Mandla sonreía cada vez que la veia.

Cuando termina de organizarse le informa a su esposo.

_ Ya estoy lista.

_ Te ves hermosa

Ella no le contesta, solamente pone los ojos en blanco y él sonríe.

_ Hasta haciendo berrinche te ves hermosa

_ ¿Podemos partir ya?

_ Claro que si querida esposa

_ Chicas nos vamos.

Todos se subieron a sus caballos y partieron, rápidamente alcanzaron la caravana y los dejaron atrás, tenían un punto de encuentro donde los esperarían.

_ Abdelary ¿cómo estás?

_ Estoy muy bien, gracias, no tienes que preguntar todo el tiempo.

_ Discúlpame, solamente quiero saber si estás bien

_ Chicos disculpen, pero ya estoy muy cansada

_ Halima, pero todavía nos falta mucho

_ Si, pero realmente vamos muy rápido, nunca había cabalgado tan rápido en mi vida.

_ General, es mejor que descansemos

_ Pero

_ No se preocupe, estaré bien.

Halima se baja del caballo, lo amarra a un árbol y se tira al suelo, Palesa se sienta y Abdelary hace lo mismo cerca de un árbol, Mandla se sienta atrás de ella y hace que su espalda se recueste en su pecho, trata de voltear a verlo y la toma por la cintura. Cómo Halima y Palesa la miran, ella les sonríe, y pone su mano por debajo de su pierna pellizcándolo, indicándole que no se pasará de la raya.

Era extraño, pero Abdelary se sentía muy a gusto en sus brazos, cuando decidieron marcharse, lamentó hacerlo, llegaron al punto de encuentro y esperaron allí por horas, cuando llegó la caravana y armaron las tiendas, Abdelary inició a cocinar, y los hombres de su esposo también lo hicieron.

El gran general se acerca al cocinero y le pregunta…

_ ¿Ya le llevaron alimentos a las mujeres?

_ Gran general; su esposa, su hermana y su cuñada nunca han comido con nosotros. Su esposa, siempre ha cocinado para ustedes, por eso nos sentimos muy afortunados de que usted prefiera comer nuestra comida y no la de su familia, que sinceramente es mucho mejor.

Cambiaría la comida de dos días por un plato del que su esposa prepara.

El general sonríe con lo que dice el hombre y se dirige a la tienda de su esposa, la encuentra acostada y apenas lo ve, se pone de pie.

_ General ¿lo puedo ayudar en algo?

_ ¿Podrías darme algo de comida?

_ Si señor

_ Toma una comida que se encuentra servida y solamente la destapa y se la entrega. Cómo él se queda observando la comida, ella le dice.

_ Si quiere la puedo probar primero, él únicamente niega con la cabeza, toma la cuchara de palo e inicia a comer, Abdelary se sienta frente a él a contemplarlo, y cuando termina le sonríe, ella estira los brazos, recibe la vasija y la pone en su lugar.

_ ¿Tú cocinaste?

_ Si general

_ ¿Por qué nunca me dijiste que cocinabas para mí?

_ Creí que prefería comer con sus soldados.

_ ¿Cuándo yo no venía botabas la comida?

_ No señor, su hermana viene en las noches y la consume.

_ ¿Desde cuándo me has cocinado?

_ Desde que iniciamos el viaje, pero como estaba furioso conmigo preferí no molestarlo

_ ¿Siempre cocinas tú?

_ La mayoría de las veces, cuando me da pereza cocina Palesa, pero a ella casi no le gusta cocinar.

_ De hoy en adelante vendré a comer contigo, cocinas muy bien.

_ Muchas gracias, general

_ Acércate

Cuando él le dice esto, ella se acerca nerviosa y cuando él le estira el brazo ella retrocede, pero inmediatamente reacciona y avanza hacia él, él sonríe y la sienta en sus piernas y puede notar lo nerviosa que está, le da un beso en su lunar y ella trata de levantarse de inmediato, pero él no se lo permite.

_ No te preocupes, esperaré a que estés preparada

_ Muchas gracias, general.

_ Pero te informo que la paciencia se me está agotando, no voy a esperarte toda la vida.

Abdelary lo mira, sonríe y lo abraza

_ Discúlpeme, solo fue un impulso.

_ Por mí, puedes tener todos los impulsos que quieras _ ambos sonríen

_ Abdelary ¿puedo pasar?

_ Sí, pasa

Se iba a levantar, pero el general la aprieta un poco más.

_ ¿Qué haces aquí?

_ ¿Acaso esta no es la tienda de mi mujer?

_ Sí, pero tengo hambre

_ ¿Y qué tiene que ver Abdelary si tienes hambre?

_ Ella cocina delicioso

_ Aprende de ella entonces

_ ¿Tienes algo de comida?

_ Si, ya te sirvo

_ No, deja que ella sirva lo que necesite.

Abdelary la mira avergonzada

_ Cuñada no te preocupes, mi hermano es insoportable, y yo lo sé no tienes de qué preocuparte

Sirve comida y se la come delante de ellos, luego sale con una gran sonrisa.