Curando Tu Alma

Federico en realidad se pregunta, ¿qué le hará un poco más de emoción? Ya tuvo bastante con su linda paciente y el pequeño secuestro; sumado a que su madre fingió ser una señora solitaria para tener a Alma cerca, pero esa noticia es una bomba exclusiva de la cual, es el primero en saber.

—No, sino estarían pegando el grito en el cielo.— responde a la pregunta de su primo.

—Claramente, lo harán.— acepta el doctor— ¿Doce años? ¡Dios mío! ¿Cuándo sucedió eso?— se sorprende de repente al darse cuenta de la seriedad del asunto.

—Fue el día que me robaron en Las Vegas— contesta estacionando el auto en la casa de Olga. Baja de él y se dirige directamente a la puerta, la cual golpea sin cesar hasta que Theo abre. —¿Estás bien? –el adolescente asiente— ¿Dónde están?

—En la cocina— susurra y señala hacia un punto específico— Papá, yo lo vi sentado muy tranquilo y ella llora en silencio.

—¡Carajo! –menciona Federico sin considerar el tono de voz, olvidando completamente que están ahí por un tema en particular—¡Es igual a ti!— agrega mientras que el niño lo mira con el ceño fruncido— ¡Sí, definitivamente es tu hijo!— afirma viendo la misma expresión en ambos hombres.

—¡Bienvenidos a nuestra humilde morada!— menciona la pareja de Olga, llegando hasta ellos, gracias a que ha escuchado al doctor.— ¿Ese es tu hijo?— cuestiona a Amadeo señalando al adolescente.

—Sí— responde con calma— ¿Por qué?

—¡Me alegra que te lo lleves porque necesitamos la habitación disponible para nuestro hijo!— molesta con desagrado porque sabe que frente a un Belmonte no es nada y para su mala suerte, ha descuidado tanto a Olga que ella ha terminado enamorada de su jefe. Aunque en su mente era una posibilidad obvia.

—¿DÓNDE ESTÁ? – cuestiona el hermano de Olga llegando hasta él para golpearlo sin pensar en nada más.

—Estoy aquí— aparece la mencionada luego de ver que el idiota ha sido derribado.

Para sorpresa de todos, ella está mejor de lo que creían, pero ciertamente tiene una mano marcada en su mejilla, cosa que aconteció minutos antes de que ese hombre se acercara a Amadeo, porque ya los había escuchado.

El niño se aleja de Amadeo para abrazar a la secretaria, con mucha pena.

—Lamento no haber podido evitar ese golpe— dice mirándola fijamente.

—Tranquilo, me alegra ver que estás bien – le sonríe y vuelven a unirse.

La linda escena es presenciada por los tres hombres que todavía están allí, por lo que Federico haya conveniente decir algo…

—Creo que no solo conquistó al padre, sino que al hijo también— se le escapa una pequeña risita y su primo golpea sus costillas con el codo.

...

Cuando Olga le pidió a Theo que fuese a su habitación, era solamente por el temor que le provocaba el que fuera agredido por su culpa, pero luego de un intercambio de palabras con su ex pareja, se quedaron en silencio, hasta que él mencionó algo que la desestabilizó...

—Estás tan enamorada de tu jefe que cuidas a su hermano.

La mitad de esas palabras son ciertas, pero no es el hermano, sino el hijo biológico, cosa que no piensa mencionar porque se ha negado a criar el de quién estuvo con ella en una relación por cuatro años.

—No es así— niega y miente, descaradamente.

—No puedes mentir, Olga. Te conozco demasiado bien y sé que mi lejanía, casi te llevan a los brazos de alguien más, pero por suerte, me he dado cuenta a tiempo y podremos ser felices. —sonríe amablemente como si lo que dice es lo más normal del mundo —Somos una pareja y pronto seremos una familia consolidada, con mi hijo y los futuros que tengamos.

—No quiero — se niega.

—A mí no me importa— Él se burla de su negativa—Los tendremos —concluye con cierto tono de amenaza que le eriza la piel a la secretaria y ese, justamente, es el motivo por el que Theo la ve llorar.

Cuando están solos, nuevamente en silencio, pueden escuchar a Federico gritando cosas sobre el niño y una tercera persona, así que supone quién es, por lo que golpea a Olga y sale, ya sabiendo la reciente información.

El niño que ha defendido a su mujer, no es el hermano de Amadeo, sino su hijo y ella lo cuidaba con mucho amor. Sin embargo, se negó al suyo.

...

Theo, al separarse de Olga, va con su padre y le agarra la mano para presionarla un poco, ya que ha quedado sin saber qué hacer, cuando en realidad quisiera abrazarla, consolarla, cuidarla y más, pero teme su rechazo, por lo que solo ve como su amigo, el hermano de Olga, se adelanta para hacer la acción que él detuvo.

—¿Estás bien?— cuestiona con solo dos palabras. Mientras ve inconsciente al idiota.

—Sí, gracias por venir— ella es quién se acerca y lo abraza, sintiendo su delicioso aroma y a la misma vez, sin saberlo calmando el afligido corazón de Amadeo. —Tienes un hijo maravilloso— le halaga.

—Sé que sí— Él despeina el pelo de su hijo y el adolescente le sonríe amablemente— Es un pequeño héroe. — todos asienten, pero el hermano de la secretaria, rompe la burbuja de cariño.

—Lamento interrumpir, pero cuando venía llamé a la policía y están afuera. Dejaré que entren para que se lleven a esta escoria— Menciona con asco—Debes hacer la denuncia— señala a Olga.

Es algo inevitable, él irá a la cárcel por agresión, ya que no piensa dejar que se salve. Aunque Amadeo, en su propia mente, piensa hundirlo sin contemplaciones, aunque deba sobornar a todos los jueces para que este acontecimiento no se quede impune.