Amantes A Través Del Tiempo

Capítulo 16

Los días siguientes fueron un torbellino emocional para Sofía y Alejandro. Mientras se adaptaban a la noticia de las posibles discapacidades de Lucas, intentaban mantener la esperanza y enfocarse en su recuperación.

El equipo médico les brindó todo el apoyo y la orientación necesaria para afrontar esta nueva realidad. Les explicaron con detalle los tratamientos y terapias que Lucas requeriría, y les ofrecieron recursos para aprender a manejar sus cuidados y adaptaciones especiales.

Sofía y Alejandro escucharon atentamente cada indicación, determinados a hacer todo lo posible por darle a su hijo la mejor atención. Sabían que el camino sería largo y difícil, pero no estaban dispuestos a rendirse.

Cuando Lucas comenzó a despertar y a interactuar con ellos, Sofía y Alejandro sentían que su corazón se llenaba de una mezcla de alegría y preocupación. Veían a su pequeño hijo esforzándose por responder a los estímulos, y eso les daba fuerzas para continuar luchando.

Una tarde, mientras Alejandro sostenía la mano de Lucas, el médico se acercó a ellos con una expresión seria.

—Necesito hablar con ustedes sobre los últimos resultados de los exámenes —dijo, con cautela.

Sofía sintió que el corazón se le encogía. ¿Acaso había más malas noticias?

—¿Qué ocurre, doctor? —preguntó Alejandro, con preocupación.

El médico los miró con empatía.

—Hemos logrado estabilizar la infección y controlar algunos de los síntomas —explicó—. Pero lamentablemente, los daños cerebrales son más severos de lo que habíamos anticipado.

Sofía se aferró a la mano de Alejandro, sintiendo que el miedo la invadía.

—¿Qué significa eso? —preguntó, con la voz temblorosa.

El médico los miró con pesar.

—Las pruebas han confirmado que Lucas presenta una discapacidad visual y auditiva importantes —respondió, con cautela—. Además, los exámenes neurológicos muestran signos de un retraso significativo en su desarrollo cognitivo.

Alejandro apretó la mano de Sofía, intentando brindarle fortaleza.

—¿Qué tan grave es la situación, doctor? —preguntó, con la voz entrecortada.

El médico suspiró, pasándose una mano por el rostro.

—Me temo que las discapacidades de Lucas serán permanentes y profundas —explicó, con pesar—. Requerirá de cuidados y terapias especializados durante toda su vida.

Sofía sintió que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. ¿Cómo iban a enfrentar esa realidad?

—¿Qué tipo de cuidados y terapias? —preguntó, con la voz quebrada.

—Lucas necesitará aprender a desarrollar habilidades visuales y auditivas alternativas —respondió el médico—. Además, requerirá de terapia ocupacional, fisioterapia y estimulación cognitiva para intentar maximizar su desarrollo.

Alejandro asintió, apretando la mano de Sofía con firmeza.

—Haremos todo lo necesario por nuestro hijo —afirmó, con determinación—. No vamos a dejar que nada lo detenga.

Sofía lo miró con admiración y desesperación.

—Pero, ¿y si no es suficiente, Alejandro? —sollozó—. ¿Y si Lucas no logra superar estas discapacidades?

El médico los miró con empatía.

—Entiendo que esto es abrumador y que enfrentarán retos enormes —dijo, con suavidad—. Pero quiero que sepan que Lucas tiene un gran potencial y que con el apoyo adecuado, podrá desarrollar habilidades y lograr una mejor calidad de vida.

Alejandro asintió, atrayendo a Sofía hacia él en un abrazo protector.

—Escuchaste, mi amor —le susurró—. Nuestro hijo es fuerte, y nosotros estaremos a su lado en todo momento.

Sofía se aferró a él, sintiendo que el miedo y la incertidumbre la consumían.

—Pero, ¿y si no es suficiente? —murmuró—. ¿Y si no podemos ayudarlo a adaptarse a esta vida?

Alejandro la miró con determinación, tomando su rostro entre sus manos.

—Escúchame, Sofía —le dijo, con firmeza—. Nada de lo que pase va a detenernos. Vamos a luchar por Lucas hasta el final, sin importar lo que tengamos que enfrentar.

Sofía lo miró, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza.

—Tienes razón —susurró, secando sus lágrimas—. No puedo renunciar a mi hijo. Vamos a estar a su lado, sin importar lo que pase.

El médico los observó con una mezcla de admiración y empatía.

—Me alegra ver su compromiso y fortaleza —dijo, con una leve sonrisa—. Sé que con ustedes a su lado, Lucas tiene todas las posibilidades de alcanzar un desarrollo saludable y feliz.

Alejandro asintió, abrazando a Sofía con ternura.

—Así será, doctor —afirmó, con determinación—. Juntos, vamos a ayudar a nuestro hijo a superar este desafío.

Sofía se aferró a Alejandro, sintiendo que la esperanza renacía en su corazón.

—Tienes razón —murmuró—. Nada ni nadie podrá vencernos cuando estamos unidos.

A partir de ese momento, Sofía y Alejandro se dedicaron de lleno a la recuperación de Lucas. Asistieron a cada terapia, aprendieron a manejar los cuidados especiales y se informaron sobre las mejores formas de estimular su desarrollo.

Cada pequeño avance que Lucas lograba era motivo de celebración y les daba fuerzas para continuar luchando. Veían cómo su hijo se esforzaba por adaptarse a su nueva realidad, y eso les llenaba el corazón de orgullo.

Aunque el camino era arduo y lleno de desafíos, Sofía y Alejandro nunca perdieron la esperanza. Sabían que con su amor y su apoyo incondicional, Lucas podría superar cualquier obstáculo que se le presentara.

Juntos, enfrentaban cada día con determinación, dispuestos a hacer todo lo necesario por brindarle a su hijo la mejor calidad de vida posible. Porque para ellos, Lucas era, y siempre sería, la luz que iluminaba sus vidas.