Um Filho De Presente Para O CEO

Warren

Después de que la hechicera bajara las escaleras, nos dirigimos a la mesa de café. Mi abuela estaba muy animada y por mucho que intentara disimularlo, era imposible hacerlo ante mi mirada escrutadora. Sabía que estaba observando su comportamiento y me encontraba confuso, muy confuso sobre lo que estaba pasando, de hecho de mi abuela se puede esperar cualquier cosa.

Mi teléfono móvil empezó a sonar y pedí que me disculparan y salí a atender la llamada. Por supuesto, me mantuve a una distancia prudencial para no perderla de vista, no a mi abuela, sino a Diana, estaba realmente preocupada.

- Warren -respondo y en el mismo momento sus ojos se encuentran con los míos, se lleva la taza de té a los labios y mira hacia otro lado sonriendo tímidamente por algo que dice mi abuela, seguramente mi abuela debe estar diciendo que soy una adicta al trabajo y que me están saliendo canas antes de tiempo.

- ¿Me está escuchando Dr? - dice Hunter y yo estoy de acuerdo aunque no sé lo que me está preguntando - este lugar se va a ir al infierno sin su mando aquí.

- "Acostúmbrate, ahí es donde vas", le digo y se ríe, y cuelgo después de decir otra vez que no voy a trabajar porque he tenido un problema familiar, es bastante cómico decirlo en voz alta.

Dios me libre de que Dylan y su pandilla de idiotas se enteren de lo que acaba de pasar, nunca dejarían de hacérmelo pasar mal, esa panda de idiotas casamenteros.

Y así todo el día, era ridícula la forma en que la miraba, lo preocupado que estaba y lo mucho que quería cuidarla, de vez en cuando la pillaba mirándome, notaba que se mordía los labios en varios momentos cuando estábamos cerca el uno del otro.

Y esto sólo era posible porque ya no usaba perfume, pero ¿qué coño le pasa?

- ¿Por qué me miras así? - pregunto Diana, se muerde el labio inferior, noto que está nerviosa y avergonzada de estar hablando conmigo, miro hacia el salón y me doy cuenta de que mi abuela no está, probablemente sea un plan de mi abuela para dejarme a solas con su "dama de compañía" cree que no me he dado cuenta de su sutil manera de incluirme siempre en las conversaciones con Diana o de vez en cuando fingir una llamada de teléfono para dejarnos a solas.

- ¿Por dónde, Diana, puedes decirme? - aunque sé que por la forma en que la miro, es casi como si estuviera hambriento, y en cierto modo lo estoy, no puedo negarlo, no parece que hace dos noches tr4nara más de lo que cualquier tío sin vida activa haría en un mes.

- "Intenso", dice y me río, si tan solo supiera que eso no es todo, Diana se levanta rápidamente, malinterpretando el motivo de mi risa, sin siquiera tener control de mis acciones hago a un lado el cuaderno y corro tras ella, al pasar cerca del lavabo la jalo al pequeño cuarto y nos encierro dentro del reducido espacio -¿Qué haces? - pregunta asustada y jadeante

- Demostrándote que no sólo te miro intensamente -respondo y la miro fijamente, dándole tiempo a que lo niegue, pero como la negación no llega, decido hacer lo que llevo días queriendo hacer y me he estado negando a hacer.

Junto nuestras bocas y cuando su diente choca con el mío nos reímos, me doy cuenta de que estaba tan ansiosa como yo, me mira a los ojos avergonzada por la prisa, cojo una mano y agarro su pelo posesivamente, huelo su cuello y sonrío al oler un aroma dulce que me recuerda un poco al chocolate.

- es perfume para el pelo - dice en voz baja, noto que sus piernas se tambalean, pongo una de mis piernas entre las suyas de forma que estoy justo en el centro de ella, cuando nuestras intimidades chocan ella gime suavemente - Warren

- No, Warren no -gruño, sin dejar de aspirar su aroma y mordisqueándole ligeramente el cuello-, llámame Louis.

- Louis, por favor", me pide frotándose contra mi pierna. Pongo mi mano en su pelo y acerco su boca a la mía, el beso es voraz y a la vez tímido, froto mi enorme erección contra ella, dejando que se beneficie del contacto.

— Dame tu lengua — le pido, y ella lo hace, su inexperiencia debería alejarme, pero me hace aún más duro, ansiando más de ella. La agarro por las piernas y la sostengo en mi regazo, apoyándonos en la pared más cercana.

Ella aprieta mi cintura fuertemente con sus piernas, suelto una mano y la deslizo debajo de su camisa, encuentro solo un sujetador de encaje cubriendo sus pechos medianos. Los aprieto notando que caben perfectamente en mi mano, luego rozo con mis dedos su pezón erecto y ella gime en mi boca tratando de frotarse aún más, mi hechicera desea llegar al orgasmo.

Mi celular en el bolsillo de mi pantalón comienza a sonar, me enfurezco al ver que alguien tenga la p4t4 cara de interrumpirme.

— Warren — me llama Diana ahora entendiendo lo que estamos haciendo, su rostro se pone completamente rojo y podría parecerme tierno, si no fuera ella, todo en ella me parece tan excitante y perfecto.

— ¿Te arrepientes? — pregunto, y ella niega rápidamente, acaricio su mejilla notando cuánto está caliente de deseo— entonces está bien, hablaremos después.

— Tú — parece no tener valor para decir lo que realmente quiere y muerde sus labios, que se joda, no resisto y la beso de nuevo, chupo su labio inferior haciéndola gemir de manera deliciosa, sería capaz de escuchar ese sonido todos los días — no podemos.

— ¿Por qué no podemos, Diana? — pregunto mirando sus ojos, veo que el deseo y la indecisión luchan entre sí, según mis investigaciones no tiene novio, y seguro si tuviera, él no sería un competidor a mi altura.

— Eres prácticamente mi jefe — dice apoyando su rostro en mi pecho, suspiro acariciando su cabello, mi celular vuelve a sonar y desearía lanzarlo contra la pared más cercana — creo que quien está llamando debe tener algo urgente que decirte.

— Que le den a quienquiera que esté llamando, solo quiero saber de nosotros dos — digo y ella se aleja para mirarme y se da cuenta de que hablo en serio, nunca jugaría, no con ella.

— Bájame, Warren — pide y desvía la mirada, no sé qué acaba de pasar, pero en cuanto hago lo que pide, ella retira lentamente las piernas de mi cintura como si probara su propio equilibrio y cuando se afirma en el suelo se va sin mirar atrás, y me quedo con mi p4t4 duro y confundido, era lo último que me faltaba. Mierda, di rienda suelta a mis pensamientos y deseos, mira la mierd4 que sucedió, ella es inexperta, no tengo dudas, no sé qué hacer si me dice que es virgen, maldición, nunca antes he estado con una virgen.