Aksel Klutzberg no es el típico alfa de cuento. Es delgado, su forma de lobo es más pequeña que la de cualquier otro líder, y su vida está lejos del lujo o la admiración. Se convirtió en alfa siendo apenas un adolescente, cuando sus padres lo abandonaron para ir en busca de sus mates, dejándole solo una nota y una manada al borde del colapso.
Hoy, Aksel vive en la casa principal de la manada, pero prefiere usar los pocos recursos que le quedan para reparar los hogares de los demás, pagar estudios, cubrir gastos médicos y mantener unida a su gente antes que comprarse un par de pantalones nuevos. Trabaja en la única ferretería que lograron salvar, sobrevive a base de esfuerzo y sarcasmo, y no ha tenido tiempo —ni espacio— para enamorarse.
Lo último que espera es encontrar a su mate. No está listo para el amor, ni para compartir una vida que a duras penas sostiene.
Pero el destino no espera a que estés preparado.
Y Aksel está a punto de enredarse más de lo que nunca imaginó.
NovelToon tiene autorización de IdyHistorias para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Enredado por el rechazo y el dolor
Sin contar el día que tuve que ir a la reunión del consejo, hoy es el primer día que no veo temprano a Zafiro.
Liam sigue preocupado por su situación con Josh. En casa, Dilan y Marlon han intentado animarlo; incluso llegaron Flora y Marine, sus compañeras. Marlon nos cuenta cómo fue que le confesó a Marine que era un lobo.
—Beta, no voy a mentirle —nos cuenta Marine—. Cuando mi Marli me dijo lo que era, me asusté muchísimo. Incluso recuerdo que le grité que se alejara de mí.
Ella está sentada sobre las piernas de Marlon, mientras él juega con sus rizos. Recuerdo el día en que la trajo a la manada, fue al año siguiente de convertirme en alfa. Era la primera vez que un guerrero me presentaba a su compañera.
—No quise saber de él por casi una semana —continúa—. Estaba tan enamorada que sabía que, si lo veía, no me importaría nada.
—¿Cómo terminaste aceptándolo? —pregunta Liam, con esperanza.
—Un día llegué de mis clases y encontré una nota. En ella me explicaba otra vez lo que significa ser mates, cuánto me quería, y que si yo no sentía lo mismo, no podía obligarme. Me dijo lo que tenía que hacer para rechazarlo... que si lo hacía, él lo aceptaría, aunque jamás lo diría primero. Me dijo dónde estaría. Estaba decidida a rechazarlo. Lo vi... quería volver a gritarle, pero no pude. No me salía ninguna palabra. Solo veía que ya no tenía esa sonrisa que me volvía loca. Cuando vi sus ojos, vi todo el amor que sentía. Terminé repitiendo casi lo mismo que decía la nota, solo que, en vez de rechazarlo, le dije que lo aceptaba.
—Vamos, anímate. Además, ya te dije que Zafiro está de tu parte —le digo, para que deje de torturarse.
—Sí, hasta que se enteren de que somos lobos... —me dice, resignado.
Quiero creer que ella, después de saber lo que soy, al menos lo piense. Que recuerde cuánto la amo y me dé la oportunidad de demostrarle que nunca la voy a lastimar.
Liam me acompaña a la ferretería. En realidad, lo hace solo para estar más cerca de Josh, ya que Mattheo y Jace hacen un buen trabajo con las ventas y demás.
Estamos conversando cuando me llega un mensaje de Zafiro.
"Mi amorcito, Josh ha estado todo el día muy deprimido. Sé que aún está loco por Liam, así que no te preocupes. Mi hermano, en un rato, va a recoger un pedido al correo. Está atento, porque conociéndolo seguro va a intentar ir y volver rápido para no cruzarse contigo."
Mi amorcito.
Mi amorcito.
Si pudiera, enmarcaba el mensaje. Por favor, que no me rechace. Que recuerde que me ha dicho “amorcito”, pienso, aferrándome a la esperanza.
"Ya salió", leo el siguiente mensaje.
—¡Liam! —le grito para sacarlo de su burbuja—. Josh ya está en camino.
Mi amigo asiente y sale disparado a esperarlo.
Acabo de cerrar la ferretería y me subo a la camioneta. Estoy cansado, solo quiero ver a Zafiro. Espero que Liam haya encontrado a Josh y estén arreglando las cosas. Quiero aprovechar que Josh no está para hablar con Zafiro y decirle la verdad.
Avanzo por la calle cuando veo dos figuras conocidas.
Me acerco despacio y bajo la ventana. Escucho que están discutiendo. Josh parece enfadado y herido. Liam está asustado. No entiendo bien de qué hablan, pero la tensión se puede cortar con un cuchillo.
—Josh, por favor, déjame explicarte —dice Liam, suplicante.
—No hay nada que explicar, Liam. Ya me dijiste la verdad. ¿Cómo pudiste mentirme? —responde Josh con rabia.
—No te mentí, Josh. Solo oculté una parte de mí. Una parte que no podía contarte hasta estar seguro... seguro de lo que sentías por mí. Te quiero, Josh. Te quiero más que a nada en este mundo —dice Liam con voz temblorosa.
—¿Me quieres? ¿Y cómo esperas que te crea, Liam? ¿Cómo confío en ti si me escondiste tu verdadera naturaleza? —responde Josh con amargura.
Me incomoda oír esa conversación. Supongo que Josh ya se enteró de que Liam es un lobo, y también que son mates. Sé que no es fácil aceptar algo así. Josh debe estar confundido y asustado. Pero sé que Liam jamás le haría daño, y que lo ama de verdad.
Josh se da la vuelta y comienza a caminar. Liam se queda en silencio, viéndolo alejarse. No sé qué pasa por su cabeza, pero imagino que está destrozado. Josh se detiene a unos metros, como meditando. Se gira y lo mira. Liam también lo observa, con miedo.
Entonces Josh le sonríe con dulzura.
—Liam, eres un idiota —dice con voz suave.
—Lo sé, Josh. Lo siento —responde Liam, con la voz ronca.
—Pero, aunque seas un idiota... me gustas —dice Josh, cariñoso.
—¿No me vas a rechazar? —pregunta Liam, esperanzado.
Josh camina con paso firme hacia él y lo besa con pasión. Liam se sorprende, pero luego se deja llevar y le devuelve el beso con la misma intensidad. Se abrazan como si el mundo se estuviera acabando.
Sonrío. Me alegra que hayan superado sus diferencias. Sé que se quieren, y que se merecen ser felices. Decido no molestarlos y sigo mi camino. Me dirijo a la casa de Zafiro. Le envío un mensaje a Liam para decirle que también voy a contarle la verdad.
Me bajo de la camioneta. Justo cuando estoy por tocar la puerta, Zafiro la abre. Su rostro está serio, tenso. Me acerco, pero ella da un paso atrás y levanta las manos, marcando distancia.
—No te acerques más. No quiero que estés cerca —me dice, con una voz fría. Puedo oler su miedo. Zafiro está asustada. ¿Josh le dijo algo?
—Zafiro, cariño, ¿qué sucede? —me acerco con cuidado.
—Aléjate. Ya sé lo que eres. Me lo dijeron. No puedo estar con alguien como tú —dice, y sus ojos se llenan de lágrimas—. No sabía que eras… un lobo.
Me quedo quieto. Mi mate me está rechazando. No entiendo. Josh aceptó a Liam. ¿Por qué ella no a mí?
—Por favor, déjame explicarte. Tú me conoces. Josh ahora está con Liam, no se va a oponer a que estemos juntos...
—Dile a mi hermano que se puede quedar con ese, igual que se quedó con Tobi. No quiero volver a verlos. A ninguno —dice, y esta vez su voz suena más rota que enojada.
Sus palabras me atraviesan. No puedo quedarme ahí. Me alejo. Cuando volteo a verla, noto que su expresión ha cambiado. No es odio. Es dolor y es todo mi culpa.
—Zafiro, siempre te voy a amar —le digo, sintiendo que me rompo por dentro.
—Lo sé… no importa. Mi hermano tenía razón sobre mí. Tú te arriesgaste al quererme. Si él ahora quiere estar con ustedes, bien, pero... que recuerde lo que pasó con Tobi —dice en voz baja. Me observa un segundo más y cierra la puerta con un golpe seco que hace eco en mi pecho.
Corro hacia la camioneta. Me siento ahogado. Arranco sin rumbo, solo quiero alejarme de su rechazo, de ese dolor. No puedo soportar que me vea como un monstruo, que me saque de su vida así.
Llamo a Liam. Le cuento lo que pasó. Espero que me consuele, que me diga que está confundida... pero no es Liam quien responde.
—Es imposible que mi hermana te haya rechazado. Además, no he podido comunicarme con ella desde que salí —me dice Josh. Al parecer le quitó el teléfono a Liam.
—Ella me dijo que no quería saber nada de ti ni de mí ni de Liam. Que me odiaba. Que era un monstruo. Que me alejara de ella. Que tú te quedaras con Liam... así como te quedaste con un tal Tobi —le respondo, entre sollozos.
—Aksel, tienes que volver ahora mismo. Zafiro está en problemas —dice Josh, con tono urgente.
—¿Qué? ¿Qué le pasa? —pregunto, alarmado.
—Mencionó a Tobi —me responde, preocupado. Del otro lado escucho a Liam gruñir.
—¿Tobi? ¿Qué tiene que ver Tobi? —pregunto, confundido.
—Tobi era un oso de peluche que teníamos de niños. Un día, por accidente, terminó destruido por la podadora. Nuestra madre nos dijo que, si alguna vez sentíamos peligro y no podíamos pedir ayuda directamente, dijéramos “Tobi”. Así sabríamos que algo andaba mal.
—Mierda —maldigo, y doy la vuelta en U con la camioneta—. Voy para allá.
—Apresúrate, Aksel. No sé qué le ha pasado, pero no está bien —dice Josh antes de colgar.
Acelero sin importarme semáforos ni señales. Solo pienso en Zafiro. En que está en peligro. En que necesita mi ayuda.
No me importa lo que dijo. No me importa si me rechazó. Es mi mate. La amo. Haré lo que sea por protegerla.
me encantó la personalidad de este alfa