En un mundo donde la cultura y el trabajo se entrelazan, Sofía Gómez, una joven y talentosa diseñadora gráfica colombiana, se aventura en la vibrante ciudad de Seúl, Corea del Sur, en busca de nuevos desafíos. Al unirse a una prestigiosa empresa de diseño, se encuentra con Ji-Hoon, el enigmático y atractivo presidente, cuya exigencia y misterio la intrigan.
Mientras Sofía se adapta a su nuevo entorno y se esfuerza por demostrar su valía en el competitivo mundo del diseño, comienza a sentir una conexión inexplicable con Ji-Hoon. Sin embargo, su relación se ve complicada por las barreras culturales, la jerarquía laboral y los secretos del pasado.
A medida que Sofía navega por las complejidades de la oficina y la cultura coreana, debe enfrentar sus propias dudas y temores. ¿Podrá superar los obstáculos y encontrar su lugar en esta nueva realidad? ¿Y qué pasará cuando su corazón se encuentre atrapado en una red de sentimientos prohibidos?
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Capítulo 12: "Un Paso Adelante"
Sofía tomó asiento frente a su computadora, aún con la determinación que sentía tras su conversación con el Sr. Min-Soo. Decidida a demostrar su profesionalismo, ignoró las miradas y se concentró en su trabajo. Sin embargo, mientras revisaba las tareas del día, notó un mensaje en su bandeja de entrada: una reunión de equipo se había programado para esa tarde, y Ji-Hoon la lideraría.
El reloj avanzaba, y la hora de la reunión se acercaba. Sofía sentía una mezcla de ansiedad y curiosidad. Aunque había aclarado sus intenciones con el Sr. Min-Soo, los rumores y la fricción con algunos colegas no se disipaban fácilmente. Se recordó a sí misma que debía actuar con calma y profesionalismo, sin dejarse afectar por las murmuraciones.
Cuando llegó la hora, todos se dirigieron a la sala de reuniones. Sofía tomó asiento en una esquina, tratando de pasar desapercibida, pero su corazón latía con fuerza. Justo entonces, Ji-Hoon ingresó con paso seguro, su presencia llenando la sala. Vestía un impecable traje oscuro que realzaba su figura atlética y, cuando saludó, su voz profunda resonó con una serenidad seductora que atrajo la atención de todos. Sus ojos oscuros y expresivos recorrieron la sala, y por un breve instante, su mirada se posó en Sofía, dándole un destello de reconocimiento.
Durante la reunión, Ji-Hoon explicó los próximos objetivos del proyecto y asignó responsabilidades específicas a cada miembro. Su tono firme y calmado, junto con esa voz ronca que transmitía seguridad, hacía que cada palabra pareciera un mandato que nadie se atrevería a ignorar. Cuando llegó el turno de Sofía, habló con firmeza y claridad, compartiendo sus ideas para mejorar la eficiencia del equipo. A pesar de los comentarios de algunos compañeros, Ji-Hoon asintió, aprobando sus propuestas.
"Bien pensado, señorita Gómez," dijo él, con una ligera sonrisa en sus labios, sus ojos mostrando una chispa de aprobación. "Confío en que estas ideas nos ayudarán a optimizar el flujo de trabajo."
Un leve murmullo recorrió la sala, pero Sofía se mantuvo firme. Notó algunas miradas incómodas entre sus compañeros, pero se concentró en su trabajo. Ji-Hoon, por su parte, no hizo caso a los murmullos y continuó con la reunión, demostrando con su actitud que valoraba sus aportes.
Al finalizar, Sofía se sintió aliviada. Sabía que la confianza de Ji-Hoon no borraría los rumores de un día para otro, pero cada pequeño gesto positivo era una señal de que estaba en el camino correcto. Al regresar a su escritorio, Ji-Young se le acercó y le dio un apretón en el hombro.
"¿Ves? Sabía que lo harías genial. Ya se darán cuenta de lo que vales," dijo Ji-Young con una sonrisa tranquilizadora.
Sofía sonrió de vuelta. "Gracias, Ji-Young. No ha sido fácil, pero creo que poco a poco todo irá mejorando."
Esa tarde, mientras revisaba los informes de su proyecto, recibió un mensaje directo en el sistema interno de la empresa. Era de Ji-Hoon. "Buen trabajo en la reunión. Si necesitas apoyo con el equipo, estoy aquí para ayudarte." Las palabras eran formales, pero Sofía sintió una calidez inesperada al leerlas. Saber que tenía un respaldo firme en alguien con su influencia y carisma le daba fuerzas para enfrentar cualquier reto.
Al final del día, cuando recogía sus cosas, se cruzó con algunos de sus compañeros de equipo, quienes la miraron con menos hostilidad que antes. Aunque los rumores no desaparecerían por completo, Sofía sentía que el respeto que había comenzado a ganar superaría, con el tiempo, cualquier malentendido o crítica.
Con esa convicción, salió de la oficina, lista para seguir dando su mejor esfuerzo y con la esperanza de que, algún día, todos la verían no solo como una extranjera, sino como una parte integral del equipo.