Jarrón Maldito

Bai había regresado a su casa sano y salvo, pero con desesperación se quitó la ropa que traía puesta, nunca se había sentido más incómodo antes en su vida, se preguntaba si viviera en un lugar como al que había ido a encontrarse con Chris, podría usar ese tipo de ropa tranquilamente. Era hasta gracioso analizar el progreso y a la vez la involución de una sociedad así.

A pesar de creer ya estar a salvo, no estaba a salvo de sus propios pensamientos que ni siquiera sentía que eran suyos, era como si se estuviera armando una historia en su cabeza en contra de su voluntad, ¿por qué se veía a si mismo con ropa tradicional en una época que desconocía? No lo sabía, pero incluso Chris estaba ahí, o al menos creía que era Chris por su enorme parecido. Sentía que se estaba deprimiendo a sí mismo con todos esos falsos recuerdos que creía estar creando, sentía un profundo dolor que no lograba explicar de dónde provenía o porque lo sentía.

Blaire con la mente un poco más tranquila, se puso su pijama y se alistó para irse a dormir y ni siquiera le costó, rápidamente cayó dormido en su pequeña cama, aunque se sentía solo, anhelaba la compañía de Chris.

En el oscuro vació de sus sueños, de pronto vio una luz cálida a lo lejos, una luz que cada vez se hacía más grande y a su alrededor luces parpadeantes azules, rojas y blancas comenzaban a aparecer, pronto entendió que era un incendio, un edificio estaba siendo consumido por las llamas. Cuando la imagen estaba por volverse más clara, despertó. Su corazón estaba acelerado y sólo podía recordar ese sueño, ¿por qué ahora estaba soñando con tragedias? No entendía nada en absoluto, tal vez se estaba volviendo loco, o eso pensaba.

Ese día domingo transcurrió con normalidad, no hizo más que estar en su casa en internet y comiendo fideos instantáneos, pero se fue a dormir temprano porque al día siguiente debía ir a trabajar, su trabajo que inició como de medio tiempo, ahora se había vuelto su trabajo estable así que naturalmente se había vuelto responsable con este.

él día lunes llegó y creyó que iba a ser un día normal como todos los demás, ahora la principal diferencia es que en cualquier tiempo libre que tenía, se escribía con Chris, así que se la pasaba sonriendo embobado y con sus mejillas ligeramente sonrojadas, para Louis, su compañero de trabajo era tan obvio que estaba enamorado, así que al final de la jornada no le quedó más que desearle suerte a Blaire.

Bai iba tan tranquilo a su casa, pero mientras se acercaba en el metro, notó que el cielo comenzaba a estar gris, parecía humo, y cuando bajó de este, caminando a su edificio el humo se volvía más intenso. Pronto quedó todo claro, era su propio edificio el que se estaba quemando.

Blaire se sintió devastado al ver eso, se acercó desesperado a ver la situación, pero sólo lo apartaron, era una pérdida total y ahora lo que había soñado tenía otro significado para él, las luces blancas, azules y rojas parpadeantes y la enorme luz cálida en el centro. Se comenzó a preguntar si había sido una coincidencia o si de verdad había tenido una premonición, pero obviamente se convenció de lo primero, aun así, seguía con esa extraña sensación, todo se había vuelto muy extraño desde que vio a Chris por primera vez.

Sin saber qué hacer, llamó a Chris para pedirle ayuda.

-¿Blaire? Me alegro de que me hayas llamado.- Dijo Chris al otro lado de la línea.

-¿Puedo quedarme contigo esta noche?- La voz de Bai sonaba monótona.

-¿Qué? Sí, sí, claro, ¿por qué?¿Pasó algo?- Preguntó con preocupación.

-Gracias, envíame tu dirección, por favor...- Dijo sin querer responder a Chris.

-Claro...- Chris estaba extrañado, pero dejaron la llamada hasta ahí y le envió su ubicación.

Blaire con sólo lo que tenía puesto, que era su uniforme, fue al apartamento de Chris, que para su sorpresa estaba en un enorme edificio, en un sector bastante adinerado. Sabía que él pelirrojo estaba en una mejor situación económica pero no esperaba que tanto, de cierta manera le hacía sentir avergonzado, sentía que andaba en harapos.

LLegó a la planta 29, que estaba solamente a la mitad de la altura del edificio, y tocó el “timbre”, aunque Chris ya sabía que Blaire venía porque tuvo que registrarse abajo.

Chris notó que la expresión de Bai no era buena, así que, guiado por sus instintos de protección, decidió abrazarlo antes de siguiera saludarlo, sabía que haya pasado lo que haya pasado, esperaría a que Bai hablara por su cuenta.

Bai correspondió el abrazo y se largó a llorar. Chris incluso con su confusión, no dijo nada y guio a Bai al enorme sofá que había en la sala de estar, para que pudiera descansar. Después de un par de minutos, Bai se calmó y se sentó bien en el sofá, aunque estaba algo avergonzado de su estado como para mirar directamente a Chris.

-Lo siento por venir así... Fuiste el primero que se me vino a la cabeza.-

-Está bien, no te preocupes.-

-Se quemó todo lo que tenía...-

-¿Qué?- Preguntó Chris, sorprendido.

-Sólo me quedaré hoy, mañana buscaré un nuevo lugar donde quedarme...- Bai limpió sus lágrimas.

-Puedes quedarte lo que necesites, no me molesta en absoluto.- Dijo Chris, con una amable sonrisa.

Bai estaba más tranquilo, aunque no quería molestar mucho a Chris, pero estaba feliz de poder verlo de nuevo, incluso en esas condiciones.

-¿Puedo tomar una ducha? Apesto a humo...-

-Claro, ¿necesitas ropa?-

-Sí... Lo que sea está bien para mí, prometo que te lo compensaré.-

Bai se fue a duchar, aprovechando de desahogarse mientras el agua caía sobre su cuerpo, para que así sus lágrimas no se notaran, se sentía desdichado. Cerca de 10 minutos después, salió de la ducha que estaba en el baño de la habitación de Chris, se secó y envolvió sus caderas con la toalla. Chris justo en ese momento estaba por ir a dejarle la ropa a Bai, pero no pudo evitar quedarse mirando como tonto su cuerpo casi desnudo. Bai se sonrojó al notar cómo Chris lo observaba y su corazón comenzó a latir con rapidez.