Entre El Odio Y El Amor Hay Un Paso.

Danna:

Sentí una gran rabia al escuchar sus palabras sin darse cuenta de lo que él mismo aceptaba. Que todos los Ferrer eran iguales… Levanté mi mano con gran fuerza, soltando una tremenda cachetada hacia él…

Su rostro giró por la fuerza que le había dado. Él dio dos pasos hacia atrás llevando su mano hacia donde lo había golpeado. Me miró con cierto odio… Mis lagrimas empezaron a caer son poder contenerlas.

Luciano: LO QUE ME FALTABA… QUE UNA MUJER AMARGADA, SE HAGA SUS ESTUPIDAS IDEAS QUE TODOS LOS FERRER SOMOS IGUALES.

Danna: No quería… NO QUERÍA QUE ME HICIERAN LO QUE UNO DE USTEDES ME HIZO PASAR.

Él negó con la cabeza, caminando hacia su auto…

Luciano: ESPERO AL MENOS QUE HAYAS APRENDIDO LA LECCION Y MINIMO QUE LO HAYAS DIFRUTADO..

Se subió a su auto, encendió las luces, busque una gran piedra, la sostuve con mis dos manos arrojándola con fuerza al cristal… El cristal se había cuarteado por completo dejando caer por dentro la piedra… Me sorprendí al ver lo que había hecho… él se bajó de su auto negando con la cabeza mientras sonreía lleno de tanta odio y maldad.

No quise ni que me dijera nada… salí corriendo a todo lo que podía… No me importaba si me alcanzaba pero no me iría con él y mucho menos quería que estuviera cerca de mi…. Sentí como mi tobillo se había lastimado por las zapatillas de tacón corrido que tenía puestas.

Llegué a una avenida encontrándome con varios taxi… Miré que el auto de Luciano estaba rodeando por donde me encontraba. Un taxi se detuvo subiéndome…

Danna: Por favor señor, pago lo que sea pero pierda a ese hombre.. Se lo ruego…

El taxista miró que estaba rodeando el auto. Asintió.

Taxista: Bájese para que no la vea.

Hice lo que me dijo el taxista… él empezó avanzar lentamente.

Taxista: Ya pasó el hombre.

Me levanté mirando que en efecto ya no estaba por ningún lado Luciano, me dejé caer en el respaldo del asiento.. Mis lagrimas empezaron a caer. Las iba apartando.

Negué con la cabeza. Necesitaba ayuda… Todo lo que me pasa ha sido tan horrible que siempre lo relaciono de la misma manera en que me sucedieron las cosas. Me sentía terrible, mi corazón me dolía al saber que es algo tan difícil y no sabía si lo podría superar en algún momento de mi vida.

Esto no podía seguir sucediéndome con cada palabra o acción que hicieran las demás personas.

Solté un gran respiro. Cuando miré que ya estaba por el condominio. Le indiqué al taxista que aquí era donde tendría que bajarme. El taxista aparcó.

Metí mi mano en el bolsillo de mi vestido dándome cuenta que no tenía la tarjeta de Jorge…

Danna: Rayos mi tarjeta.

Taxista: ¿sucede algo señorita?

Negué con la cabeza, no quería decir que se me había perdido la única manera de pagarle… recordaba tener un poco de dinero arriba en mi cuarto.

Danna: disculpe, tengo mi dinero arriba.. Por favor ahora le pago.

Taxista: De acuerdo. Aquí la espero.

Me bajé apresurada, tenía que subir rápidamente para poder ir por el dinero y pagarle. Hice un tipo maratón subiendo las escaleras. No quería que pensara que soy una aprovechada y que huiría y no pagarle. Negué con la cabeza sabiendo que no era asi.

Legué a mi piso casi dejando mi alma en los escalones… Me acerqué a mi puerta abriéndola… como siempre dando demasiada dificultad al abrir…

Danna: Juró que te voy a cambiar puerta tonta.

Me fui hacia mi habitación tomando algo de dinero. Lo miré apretando con mucho dolor. El dinero que ese maldito hombre me dejó. Cerré el cajón para ir hacia el taxista nuevamente.

De nuevo bajaba rápidamente para poder pagarle… Llegué al ultimo piso, miré por ambos lados buscando al taxista pero no lo veía por ningún lado.

Danna: Hay no… si no me demoré nada.

Solté un gran respiro, caminé un poco hacía la esquina para ver si por allí se encontraba pero nada. Levanté los hombros regresando al condominio… De nuevo subía. Era lo último que me pudiera esperar que alguien de buen corazón me haya traído hasta aquí sin pagar el viaje.

Empujé de nuevo la puerta cerrándola atrás de mi. Solté un gran respiro quedando pegada en la puerta…

Entré al baño para darme una ducha que buena falta me hacía. Me tomé realmente mi tiempo… Mis lagrimas se combinaban con el agua. Sentía un terrible dolor en el corazón culpándome a mi misma por la mala reacción que tuve con Luciano. Él no se tenía la culpa de lo que me estaba pasando. Luciano Ferrer descartado de ser quien me haya violado. Sin embargo ser un Ferrer también le daba la sospecha.

Tomé la toalla enrollándola en mi cuerpo… sonreí al recordar su hermosa sonrisa cuando entró conmigo al ascensor. Negué rápido con la cabeza.

Danna: Es un Ferrer y también lo tengo que odiar, aunque el no lo haya hecho.

Mis pensamientos estaban ahora en como conseguir un empleo y que no fuera de ninguna de las compañías de Luciano… Mis pensamientos se rompieron al escuchar que tocaron la puerta… Salí del baño mirando hacia el gran reloj que marcaba las 2:05 de la mañana.

¿Será Megan? Es la única que pudiera estar pendiente de la hora de mi llegada. De nuevo: Toc!, Toc!, toc!... Mi corazón empezó a latir demasiado fuerte. ¿el taxista? No, de ninguna manera.

Tomé lo primero que se me ocurrió mirando una escoba. Caminaba lentamente hacia la puerta.

Danna: ¿Quién?

Un completo silencio estaba en mi cuarto y me imagino que fuera de ella.

- ABRE O TE JURO QUE TIRO LA PUERTA…

Me sentí morir en ese momento… Me quedé paralizada al escuchar su voz…

Luciano:

Giré mirando por ambos lados, ¿Dónde demonios se había metido? ¿Acaso no se daría cuenta de lo peligroso que es andar por estos rumbos y sola? Solté un gran respiro, negué con la cabeza. Levanté mi mirada viendo por el retrovisor el daño que le había hecho a mi auto… rodé los ojos, en verdad esta chica estaba completamente loca. Jamás había visto algo así.

Su actitud de acusar a un Ferrer de haber jugado con ella. Habían muchas cosas que no me quedaban claras. Recordé que Megan me había dicho que ella vivía en su mismo condominio así que tendría que ir hacía allí y esperar a que ella llegara.

No tardé mucho en llegar, esperando que ella tampoco lo haya hecho. Despues de unos minutos un taxi se aparcó. Miré que se bajo, subiendo como toda una flecha veloz. Saqué su tarjeta sabiendo que no tendría dinero para cubrir el servicio. Me bajé dirigiéndome hacia el conductor.

Luciano: señor ¿Qué espera?

Taxista: Una chica va a regresar a pagarme.

Saqué de mi bolsillo una de mis tarjetas entregándoselas al señor.

Luciano: soy Luciano Ferrer, pasé mañana a mi empresa y pregunte directamente por mi. Le haré el pago correspondiente.

El taxista sin mayor problema aceptó. Me miró asintiendo, viendo como aceleraba para marcharse. Le puse alarma a mi auto, esperando que Danna bajara para poder ver cual sería su cuarto. Era un enorme condominio que Benjamin por mucho tiempo ha manejado. Sonreí sabiendo que este le pertenecía en sociedad a mis empresas.

Luciano: así que aquí vives…

Me oculté en un vereda de la parte de un lado del condominio, si bien ella tendría que bajar con el dinero para hacer su pago… encendí un cigarrillo mirando que había bajado, buscaba por todas partes pero no daba con el taxista. Negué con la cabeza sonriendo. Al menos es honesta. Bastante bien se habla de una persona con ganas de cumplir el pago.

Ella regresó de donde había ido empezando a subir los escalones. La seguí con mucho cuidado para que no se diera cuenta que la estaba siguiendo. Santos cielos, al menos al hacer ejercicio me servía para estos casos, un mundo de escalones dejando mi alma en cada uno de ellos.

Llegué al ultimo piso asomándome un poco viendo que hasta el último cuarto era el de ella. Entró cerrando de nuevo.

Pasé mi mano por mi frente sintiendo que me había cansado el haber llegado hasta el ultimo piso… encendí un cigarrillo antes de atreverme de llegar hasta la puerta de su cuarto.

En realidad tenía curiosidad sobre esta chica. ¿Tan mal le habrá ido? ¿Qué tanto le pudieron hacer para que tenga esa reacción y pensar de esa manera de todos los Ferrer?

Solté un gran respiro caminando hacía su cuarto. Me quedé parado en la puerta… Ni siquiera sabía que hacía frente a la puerta de una mujer que nos odia… Saqué la tarjeta nuevamente pensando en meterla por debajo de la puerta. Negué con la cabeza… quería explicaciones y creo que era un buen momento para que me las diera.

La recordé con esa triste mirada que tenía en el aeropuerto. Quizá todo lo que me dijo Megan haya sido mentira y ella está aquí para buscar a quien le hizo daño.

TOC! TOC! TOC!

Toqué la puerta, más le valía no estar dormida aun…

Danna: ¿Quién?

Luciano: ABRE O TE JURO QUE TIRO LA PUERTA…

Sonreí sabiendo que no se esperaba mi presencia en su casa… No le quedaría de otra y tendría que hacerlo.

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Luciano