Caminaba imponente por el lujoso centro comercial, dónde la élite solía ir de compras, todas las miradas se centraron en el espectacular vestido negro de cuello alto y hombros descubiertos que se amoldaba como guante a su escultural cuerpo , que hacía juego con el bolso Prada y los zapatos de suela roja. Su escolta le susurró algo al oído, se detuvo en seco cuando vió detrás de la ventana del exclusivo restaurante "Ola" , su todavía esposo sonreía con la mujer embarazada. Un gran nudo se formó en su garganta, se sobrepuso de inmediato, se colocó sus lentes obscuros y entró a la joyería frente al restaurante. Respiraba con dificultad.__ Jade, él está aquí, justo ahí.__ Le dijo a su mejor amiga, una que hizo mientras su vida dependía de un sinnúmero de máquinas .__ Danna , tienes que calmarte, recuerda que no debes tener emociones fuertes...además él no podría reconocerte, estás muy diferente.__ Jade le dió un poco agua y le acercó una silla.
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La mujer del diablo.
Después que Rosalinda volvió en sí, pudo ver que estaba en una habitación, siendo atendida por una enfermera.
__¿Que me pasó?.__Preguntó.
__Se desmayó y su presión bajó, el golpe en su cabeza dejó un gran chichón.
Llevó su mano a la frente y pudo sentir la protuberancia, le dolió mucho.
__Mi hija, mi padre ¿dónde están?.
La enfermera le indicó que tenía que quedarse en revisión un rato más, sus familiares estaban en la oficina del director del hospital.
__Debemos de realizar la cirugía tan rápido como se pueda y tener la sangre lista para que sea transferida al paciente.
__Bueno pues háganle los exámenes a la señora ¿qué se necesita?.__Dijo Danna.
__Ella es incapacitada mental, yo soy su tutor y puedo autorizar el procedimiento.
La confesión del señor Ignacio dejó perpleja a Danna.
__¿Ella entiende o sabe comunicarse?.__Preguntó el médico.
__Si, pero necesita estar acompañada, no confía en nadie excepto yo.
Emilio y Carina entraron a la casa de sus padres, tenían más o menos una ligera idea de lo que había pasado en el restaurante, Rosalinda les había contado.
Emilio aceptó no decir nada acerca del origen de David, no por qué deseara guardar el secreto, era más bien porque él más que ninguna otra persona, deseaba ver a sus padres pagar por todas sus fechorías.
__Es increíble que no estén aquí.
__María, ¿dónde están los señores?.__Preguntó Carina a la muchacha de servicio.
__No lo sé señorita, vinieron por la mañana y salieron después, solo dijeron que no dejara entrar a nadie más que a ellos.
Entraron a la habitación principal y todo estaba en su lugar, como si nada hubiera pasado, todas las pertenencias de sus padres estaban en su lugar.
__Vamos, me llamó la señora Rosalinda, ya hay una donante para David.
Carina sintió nostalgia por esa casa, cuando eran niños, pasaban gran parte de su tiempo jugando y nadando en esa alberca enorme que tenían, nada les preocupaba, excepto cuando Carlos llegaba y sacaba a rastras a David para llevarlo a su despacho y ponerlo a leer o a ordenar archivos, con el pretexto de querer enseñarlo desde chico para que aprendiera todo lo relacionado con la empresa que algún día sería suya.
Lo cierto es que Carlos le robó gran parte de su infancia, tratándolo como un adulto, dándole responsabilidades que no le tocaban, como cuidar a sus hermanos pequeños y descuidando la etapa más bella que debe tener un niño.
En el hospital todo estaba preparado para intervenir a David, Danna tuvo que firmar de responsable y el señor Ignacio por la mujer que donaría su sangre.
__Mamá, ¿quién es esa mujer?, y ¿por qué el abuelo la cuida tanto.
Esas preguntas no las podía responder Rosalinda. Ella solo no podía creer que esa frágil mujer estuviera viva.
__Creí que ella había muerto, no lo sé Danna, deja que sea el abuelo quien nos diga todo.
Pasaron la noche en espera de un resultado favorable para David y en ningún momento Lorena se pasó por el hospital, no llamó, no llegó.
A la primera hora del día siguiente, llegaron buenas noticias. David había sobrevivido a la cirugía y además ya no había riesgo de una infección, la sangre que se le administró, su sistema lo agradeció pues eso hizo que su recuperación fuera más rápida.
Danna tenía que ir a asearse y dormir un poco, estaba muy agotada.
Justo cuando estaba por salir, vio entrar a las dos personas más horribles que pudieran existir. Carlos y Lorena.
__¿Que carajos hacen esos dos aquí?
Rosalinda caminó hasta Danna, empujando a Carina.
Ella volteó hasta ver a sus padres, jaló la camisa de Emilio para llamar su atención.
Sus caras palidecieron.
Carlos estuvo a punto de correr a los brazos de Emilio, pero algo había en su mirada que lo hizo desistir.
__Es increíble el nivel de tu descaro, tu hijo casi muere y tú corres detrás del imbécil este.
Le gritó Rosalinda a Lorena.
__No es posible que estés aquí...¿Por qué no estás en prisión?. __Señaló Carina.
Lorena derramando lágrimas se intentó acercar a sus hijos.
Pero ellos retrocedieron.
Emilio escupió a los pies de Lorena.
Era su madre pero con todo lo que sabía de ella, habría preferido nacer de un buitre.
__Hija, hijo, por favor no aquí, hablemos lejos...
__No iré a ningún lugar con ustedes.__Replicó Carina.
Carlos se acercó al fin.
__Aquí hay gente que no debería oír nuestras discusiones, vamos a otro sitio.
__No hermoso hermano está en terapia intensiva, ¿entiendes eso?, no voy a dejarlo aquí, menos por ti. __Si Carina hubiera podido, fácilmente lo hubiera golpeado, pero fue educada a manera de siempre respetar por encima de cualquiera, a su padre.
__Danna, ¿puedes acompañar a Carina a la cafetería por favor?.__No sabía con qué fin le estaba pidiendo tal cosa Emilio, pero accedió.
Carlos y Lorena vieron a Carina irse de la mano de Danna, ¿cómo era posible?.
__¿Que clase de mentiras les dijiste a mis hijos, ¡víbora!...
__Perra estúpida...__Rosalinda casi llegó a jalar el cabello, pero una mano arrugada la agarró a tiempo.
__Vaya que tienes muchas agallas de venir aquí, después de semejante numerito.
Don Ignacio tenía una cara de muy pocos amigos.
__Hay cosas en las que nadie de ustedes se tiene que meter, son cosas de mi familia.__Dijo Lorena arrastrando las palabras.
__Créeme que me voy a meter hasta tu maldita cocina si quiero, ahora largo de aquí, deberías estar huyendo, esta vez lo digo en serio Carlos, no hay un lugar en este mundo donde te puedas esconder de mi, y tu Lorena recuerda que tu familia se hizo por encima de tu hermana, no lo olvides nunca. __Don Ignacio lo sabía mejor que todos.
Emilio se acercó cara a cara con su padre.
__No te perdonaré jamás por lo que hiciste conmigo, pero te voy a odiar por cómo trataste a mi hermano, o acaso ¿David no es nuestra sangre padre?.
El corazón de Carlos dio un vuelco.
Vino seguro de tener todo bajo control, pensó que sacaría a David de ese hospital y lo llevaría a España, ya es pues encontraría la manera de envolverlo de nuevo.
Incluso fue a la fiscalía, dijo que había herido a su hijo por defenderse, que de hecho había luchado con él después de tomar, Lorena respaldó su versión y tomaron de buena fe que hubiera tenido la decencia de ir a declarar por su propia cuenta.
Pero tenía al frente a su hijo, cuestionándole por cosas que se suponía estaban enterradas.
Peor aún, la mujer que don Ignacio protegía apareció detrás de ellos, como un fantasma.
Cuando Lorena y Carlos voltearon, luego de ver las caras de Rosalinda, Emilio y don Ignacio, todo su mundo cayó pedacitos por pedacitos.
Estaban viendo a la mujer del diablo.
La que alguna vez fue tan hermosa, Melina, hermana de Lorena, esposa del temido "escorpión", el hombre que fue mano derecha de un capo que era famoso por su enorme fortuna y su terrible forma de vengarse de sus enemigos y además era la madre de David, el hombre que había besado a la muerte, pero volvió más vivo que nunca.