Una Cenicienta Más

Las manos de Rafael recorrían todo el cuerpo de Rafaela

—Me gustas mucho, te deseo — dijo él muy cerca del oído de Rafaela a esta su piel se comenzó a erizar, comenzó a sudar frío pero a la vez sentía mucho calor, Rafael se quitó el saco y lo aventó el sentía mucho deseo y ella temblaba de miedo al mismo tiempo que quería más, ella se estaba dejando llevar por sus instintos

—Tu también me gustas— dijo Rafaela su voz apenas era auditable, ella se cubrió la cara con las manos, su cara se torno roja, Rafael siguió besándola, desabrochó el vestido, lo quito dejándola con tan solo la ropa interior Rafael se quedó con la boca abierta, si de por sí su cuerpo estaba caliente ahora estaba tan ardiente que lastimaba, que hasta la borrachera se le bajó, tomo a Rafaela la llevo entre sus brazos hasta su habitación comenzó a besarla con mucho más intensidad, la recostó sobre la cama contempló el lindo coordinado de encaje quitó la parte superior dejando la parte superior expuesta, el comenzó a tocar sus senos, ella emitió un liguero gemido, ella jamás había sentido sensación alguna y es que aunque tenía mucha pena quería seguir, quería mucho más, el jugueteo con sus manos tocaron aquella zona que el sol no toca, el podía sentir esa calidez esa humedad podía oler su esencia, el sonrió cuando vio lo sensible que ella se encontraba, quitó el liguero, después la tanga hasta dejarla por completamente desnuda, ella quería cubrirse con sus manos más este no se lo permitió, sujeto sus manos con una sola mientras con la otra mano le estaba dando placer, ella no paraba de gemir parecía una posesa,

—¡Por favor!, Rafael—ella gritaba

—Por favor ¿Qué?—

—Hazme tuya— el al ver la humedad comenzó a comprarse abrió sus piernas, el sabía que ella no tenía experiencia ya que lo hacía notar con la actitud así que fue lento se colocó, empezó a introducirse, sintió la estreches del cuerpo de ella, comenzó a sumergirse más hasta que sintió una ligera barrera, sintió como se rompía mientras Rafaela soltó un grito de dolor. Rafael se detuvo por un poco mientras acariciaba su cabello y le decía

—Hoy me he dado cuenta de lo mucho que te amo, de la falta que me haces— Rafaela se sentía feliz, el dolor fue disminuyendo Rafael se siguió moviendo y es que se sentía tan orgulloso de ser el primer hombre en la vida de Rafaela también esperaba ser el último, pero también sintió un poco de culpa por lo ocurrido con Marina y es que aunque había tenido sexo otras veces está vez era única diferente había conexión sus almas eran una sola los dos terminaron en un glorioso orgasmo, los dos reían como locos era algo inesperado, los dos se miraban uno al otro y volvían a reír, volvieron hacer el amor muchas veces esa noche, hasta que el cansancio los venció, a Rafaela todo aquello le pareció un sueño más cuando se despertó no pudo evitar sonreír puso su mano al otro lado de la cama como si lo estuviera buscando más el no se encontraba

—Hasta que despiertas dormilona — dijo Rafael mientras le acercaba una charola con el desayuno.

—Hoy he decidido que todo el día estaremos en la habitación — volvió a decir Rafael mientras que Rafaela lo miro muy impresionada, justo en ese momento sonó el móvil de Rafael en la pantalla se podía ver el nombre de Marina.