Más Que Mí Sexy Alumna

Al llegar al lugar, se encuentran con un montón de autos de lujo fuera del establecimiento.

El "Salón Dorado" se alzaba imponente, una mole de mármol blanco y cristal que reflejaba el cielo estrellado como un espejo cósmico. Su fachada, adornada con esculturas doradas de águilas y leones, prometía un lujo sin parangón. Al cruzar sus puertas de bronce macizo, uno se sumergía en un vestíbulo opulento: techos altísimos decorados con frescos renacentistas, alfombras persas de un rojo profundo que amortiguaban cada paso, y una majestuosa escalera de caracol que ascendía hacia la gloria. El aire olía a cuero fino, a flores exóticas y a la sutil fragancia del champagne. Las luces, provenientes de candelabros de cristal de Murano, bañaban el espacio en un resplandor cálido, mientras discretos mayordomos se deslizaban entre los invitados, ofreciendo canapés y bebidas exclusivas.

- Sé nota que no se han fijado a la hora de los gastos... - comentó impresionada Nat

-Y si, sí son unos viejos arrogantes y opulentos, que nada más se pelean para ver quién tiene más que quién - comentó con un desprecio evidente Henry

-Cuidado con lo que dices muchacho, no vaya a ser que te escuche alguien - se escuchó tras las espaldas de ambos hermanos, al volverse, se encontraron con su padre.

-No me importa quién me escuche, después de todo no le debo nada a nadie de aquí - inquirio molesto de verlo

-Hola padre - saludó Nat sin apartarse del lado de Henry, lo cuál fue evidente para ambos hombres, ella no confiaba en él.

-¿Entramos? - preguntó retóricamente, ya que él entró, esperando que ambos lo siguieran. Ignorando el saludo de Nat.

Ambos hermanos se miraron y se sujetaron con más fuerza del brazo y con la mirada en alto, entraron a la boca del lobo.

Como era de esperarse, nadie se acercó a ellos, pero podían sentir como todos les dirigían miradas curiosas.

Los hermanos Thorne charlaban divertidos entre ellos, criticando a las viejas opulentas que eran más maquillaje que cara, o a los viejos que se pasaban de verdes, apostaban cuanto tiempo les quedaba y cosas así cuando su padre se les acercó.

-Vamos a nuestra mesa, el evento está por comenzar - dijo de forma demandante Charles

Al llegar a la mesa, Henry quedó en shock, al lado de su silla estaba sentada la persona que menos deseaba ver en el mundo. Su ex.

De pronto sintió como Nat le jalaba del brazo ella también la había notado.

Henry estaba por negarse a sentarse allí, cuando su hermana se sentó en su lugar, cambiando de posición con él.

-Natasha, ese no es tu lugar - la reprendió su padre frente a todos en la mesa, quienes se voltearon a verla

-Pero quiero sentarme aquí - dijo firme ella con el mentón en alto

-Natasha, ya eres una mujer adulta, compórtate como tal. Deja de hacerme pasar vergüenza frente a nuestros amigos y socios - la avergonzó peor al hacerla ver como una niña mimada frente a todos, pero aún así no iba a dar su brazo a torcer.

Pero Henry viendo y escuchando todo eso, estaba rojo de la rabia.

-Dejalo así Nat, te lo agradezco, eres una buena hermana y una buena mujer - le beso la cabeza y se volvió a mirar a su padre - y vos no vuelvas a tratar a mi hermana de ese modo porque sino no respondo de mí - y sin más se sentó junto a su hermana, ignorando a su ex del otro lado.

-Henry, cariño... ¿enserio no me vas a saludar siquiera? - le habló inclinada hacia él con una voz de terciopelo

Morgana llevaba un elegante vestido largo negro con un escote cuadrado y un detalle de nudo en la cintura que realza la figura. El vestido tenía una abertura alta en la pierna izquierda, que añadía un toque sensual y sofisticado. Las mangas son tipo capa, fluidas y amplias, que caían desde los hombros, aportando dramatismo al conjunto. Complementa el look con sandalias negras de tiras y joyería dorada, incluyendo pulseras y anillos, que realzaban la elegancia del atuendo.

-Te agradecería que no me dirijas la palabra en lo que quede de la noche, y menos que me llames así - inquirio molesto y asqueado Henry sin mirarla

-¿No quieres que te llame cariño?, antes solía gustarte - lo provocó aún más ella

Henry se volteó furioso, y la fulminó con la mirada.

-El pasado está muerto y enterrado bajo kilos y kilos de concreto, así que deja de molestarme con tu desagradable presencia Morgana - la reprendió él con repudio.

-¡Oh!, hace tanto no escuchaba mi nombre en tan bellos labios - continuó ella.

-Veo que sigues sin dignidad y amor propio, como siempre - se burlo Nat de su ex cuñada

-Y vos seguís siendo la misma niña malcriada por su hermano, la hija no amada de su padre y la inútil de la empresa - contraatacó Morgana cargada de veneno en cada palabra

-Prefiero ser todo eso, a ser la puta de la familia, quién se coje a quién su papi y mami le mandan, eso sí que es no querer a su hijo. Por lo menos yo tengo el amor sincero de mi hermano, cosa que nunca tendrás - se río en su cara Nat

-Oh, pero sí eso ya lo tuve, y puedo volver a tenerlo si así lo quiero - repuso Morgana

-Lo que tenés de rubia, lo tenés de tonta al parecer, sí te digo que tu presencia me causa repulsión, y tu vos me revuelve el estómago, dime Morgana, ¿eso no te dice nada? - intervino furioso Henry, quien estaba en medio de la guerra de palabras de su hermana y si ex.

-Solo me dice que no te soy indiferente del todo y eso me agrada - sonrió ella coqueta.

De pronto sintieron como todos comenzaron a aplaudir y se distrajeron. Nadie les prestaba atención, su enfrentamiento fue en murmullos.

Al ver hacia adelante vio que estaba el padre de Morgana junto al suyo dándose un apretón de manos.

-Al parecer acaban de hacer un acuerdo muy importante entre empresas - le susurró al oído Nat

-Esto me da mala espina Nat - comentó Henry viendo como Morgana se atusaba el

cabello con una enorme sonrisa en el rostro.

Y sin que nadie lo esperara, los focos se enfocaron en él y Morgana.

-¿Que sucede? - preguntó sorprendido Henry

-No te hagas el sorprendido cariño, ¿o debería decir, prometido? - le sonrió triunfante Morgana.

Al parecer su intuición no lo engañaba, y su padre se la había vuelto a jugar en contra.

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Morgana Reyes