Valeria

Capítulo 17

Por la noche Luis llegó a las ánimas en compañía de su madre, María Luisa y Rómulo los esperaban en el salón. Valeria seguía en su habitación, estaba tratando de controlar sus pensamientos para no delatarse frente a su padre.

—Sean bienvenidos.—saludaba María Luisa

—Mi mamá decía la verdad, Rómulo Noriega estaba devuelta en su país. ¿Que te motivó a regresar?—preguntaba Luis

—Recibí una invitación para la boda de mi sobrino Roberto, al parecer solo asistiré a la boda de mi sobrina Valeria. Es un gusto volver a verte, aprovecho para darte el pésame por el fallecimiento de tu esposa e hija, viaje a Paris para hacerlo, pero ya habían vuelto a México.—

—Te agradezco Rómulo.—Luis dejó de sonreír.

—Mi esposo te espera en la habitación, mi hija está allá arriba esperando a que la llame para acompañarte a pedir el permiso.—decía María Luisa

—De acuerdo, entonces vayamos a hablar con don Francisco.—Luis le ofreció su brazo a María Luisa para ir hasta la habitación de sus futuros suegros.

Rómulo invitó a tomar asiento a Gertrudis, mientras esperaban que tanto Luis como Valeria conversaran con Francisco.

—Querido ya está aquí Don Luis.—lo anunciaba María Luisa.

—Por favor adelante tome asiento, me disculpo por recibirlo de esta manera. Aún sigo en recuperación. Por favor María Luisa, ve a llamar a tu hija.—

Sin hacerlos esperar Valeria entró a la habitación de su padre, ahí estaba Luis. Él quedó boquiabierto al verla, se veía tan hermosa realmente cambiada. Cuando la conoció se veía tan joven y ahora se veía más mujer. Luis se puso de pie y extendió su mano para invitarla a tomar asiento.

—Don Francisco estoy aquí formalmente ante usted para pedir su permiso para casarme con su hija.—dijo Luis.

—Hace tiempo usted se presentó aquí para hacerme un trato, intuyo que por eso mi hija lo está aceptando, créame que si es por ese trato no daré mi permiso para que se casen. Prefiero trabajar para pagarle todo lo que haya incrementado mi deuda.—

—Si me permite padre, tengo algo que decirle.—interrumpió Valeria.

—Adelante hija habla.—

—No sabía del trato ofrecido, sin embargo don Luis nos ha ayudado. Él ya me habló de su interés por mi, por eso papá yo deseo convertirme en su esposa, no me diga que no por favor.—insistía Valeria. Francisco buscaba en la mirada de su hija la verdad, pero no podía ver nada.

—Valeria déjame a hablar a solas con don Luis por favor.—

—Si padre.—Luis se puso de pie ante Valeria para mostrar respeto y esperar que saliera de la habitación.

—Mi hija está muy insistente en casarse con usted, me dijo que si no aceptaba su matrimonio, huiría. Esa acción llenaría a mi familia de vergüenza. Así que he decidido que tiene mi permiso para casarse con mi Valeria.—

—Le agradezco, en cuanto al trato que le ofrecí sigue en pie. No sé si ya se lo dijeron, pero han vuelto a sembrar sus hectáreas y se compró más ganado. Quiero ayudar a mi futura esposa a que esté tranquila.—

—Si lo sé, créame que es un precio muy alto el que estoy pagando a cambio de todo eso. El que tenga que entregarle a mi hija, es un verdadero sacrificio para mi, la quiero mucho, es la niña de mis ojos. Quería un destino diferente para ella, que se enamorara y que eligiera un hombre que la cuide, la valore y la amé, porque ella es única.—

Luis sabía lo importante que era Valeria para su padre, ella sería su esposa y nadie podría impedirlo. Más tarde brindaron por su compromiso, días después se celebraría una fiesta para anunciarlo, Luis en presencia de todos le entregó el anillo que había solicitado diseñar especialmente para ella, Luis tomó su mano para ponérselo. Todos los presentes los felicitaban, María Luisa se sentía tranquila de que todo haya salido a la perfección, mientras que Valeria estaba aterrada. La presencia de Luis la abrumada, le tenía mucho miedo.

—¿Te gustó?—preguntó Luis

—Si, es muy lindo. Gracias.—respondió nerviosa.

—No es más lindo que tú, hoy especialmente te ves hermosa.—

—Le agradezco sus palabras y todo lo que ha hecho por nosotros.—Valeria respiraba rápidamente estaba sufriendo de ansiedad por toda la situación.

—¿Que te sucede?—

—Nada es que no he dormido bien, desde que ocurrió el accidente de mi padre. Ya no pude dormir.—

—Ya no tienes de que preocuparte, mañana vendré por ti para que vayamos a la hacienda para que veas la casa y decidas si quieres cambiar algo.—

—Discúlpeme, mañana tengo planes.—

—¿Que clase de planes?—

—Voy al orfanato a ayudar al padre Marcelino con los niños.—

—Pero antes no lo hacías verdad, tengo entendido que vivían en la capital.—

—Allá también visitaba el orfanato, por eso decidí involucrarme con el que tienen aquí.—

—Preferiría que me acompañaras a ver donde será nuestro hogar, después te llevaré yo mismo al orfanato.—

—Está bien, como usted diga.—

Luis besó su mano en señal de respeto, ella lo miraba fijamente a los ojos. Pero por sus pensamientos pasaban todos los rumores dichos sobre él, estaba arrepentida de haber aceptado. Cuando regresaban a su hacienda Gertrudis veía pensativo a Luis, así que decidió romper el silencio que había en ese momento.

—¿Qué planeas hacer con Valeria?—

—Casarme con ella.—

—No insultes mi inteligencia, me refiero a tu absurda venganza. Ella que tiene que ver, sigo pensando que no es justo.—

—Valeria es hermosa, hasta me hace dudar de mis verdaderas intenciones.—

—Lamento decirte hijo que ya comenzaste con el pie izquierdo, ella es una buena mujer. Además es muy joven, y si convive con el hombre en que te has convertido va a aprender a odiarte.—

—Quien sabe madre, quién sabe.—

Gertrudis se daba cuenta del poder que tenía Valeria sobre su hijo, una vez más confirmaba que tal vez ella sería su salvación. Esperaba que con el trato y la convivencia, su hijo renunciara definitivamente a la absurda venganza en contra de los Cortina.