Amandote En Secreto

–Tu padre la vio caminar así. (La Reina habla y tanto Nicolas como Hamilton miran al rey que no dice nada).

–Eso es mentira, yo no lo hice. (Hablo con incredulidad). No puede inventar algo así, Su Majestad.

–No lo creo, ¿me estás llamando mentiroso? (La reina habla parada frente a mí). Hamilton, ¿tu esposa te llamó mentiroso y no hiciste nada?

–No llamé, pero lo que dijo majestad es mentira. (Hablo y recibo una bofetada que hace que mi

la cara está volteada).

–Te estás poniendo muy abusivo, plebeyo, ¿cómo te atreves a insultarme? (La reina habla señalándome).

Nos haces sentir así de avergonzados y todavía tienes la audacia de llamarme mentiroso.

–Mami, no le vuelvas a pegar a mi mujer. (Habla Hamilton).

–¿Aún tienes el coraje de defenderla? Vaya, crié a mi hijo para que fuera un hombre fuerte, no este chico blando que ni siquiera puede mantener a raya a su esposa. (La reina habla y Hamilton me mira de pies a cabeza con frialdad). Arthur, esta mujer debe recibir algún tipo de castigo por lo que hizo.

–No todo hay que resolverlo con violencia, pero tú siempre te esfuerzas en hacerlo con Esmeralda, ¿por qué no puedes dejarla en paz, después de todo? (Nicolás habla, al parecer creyó las palabras de la reina).

–Tienes que dejar de defenderla, al fin y al cabo ella es la esposa de tu hermano, no tuya. (Habla la reina).

–No estoy defendiendo a nadie, sabes que siempre he estado en contra del castigo corporal. (Habla Nicolás).

–Nicolás, aquí nadie es tan estúpido como para no darse cuenta de que lo eres... (La reina es interrumpida por el rey).

–¡Ya basta! (King habla molesto). Hamilton, saca a tu esposa de aquí y castígala como mejor te parezca.

–Sí, mi rey. (Hamilton habla y me toma del brazo).

–Hamilton, será mejor que no… (Nicolás habla y Hamilton lo interrumpe).

–Cállate y deja de entrometerte. (Hamilton habla y me lleva fuera del salón del trono, yo simplemente le obedezco).

Hamilton me llevó al dormitorio y me hizo sentar en la cama, me miró sin decir una sola palabra.

–Cúbrete. (Dice apartando la mirada de mí, se me olvida por completo que estoy prácticamente desnudo).

­Sí. (Digo tomando una sábana).

Cubro mi cuerpo y finalmente me mira de nuevo.

–Lo que dijo la reina no es cierto. (Me explico incluso sin que él me pregunte). Fui a montar pero luego pasé...

–Deja de darte explicaciones, no quiero escucharte, no sabes el gran esfuerzo que estoy haciendo para no pegarte. (Habla molesto). Siempre haces algo para avergonzarme y sigues disculpándote cada vez pero

siempre terminas haciendo la misma mierda.

–Leal... (Intento hablar pero él me interrumpe, casi gritando).

­Callarse la boca. (Dice señalándome). Pensé que realmente habías cambiado y que comenzarías a comportarte como una mujer, pero hoy cruzaste la línea. (Dice decepcionado). No podrás salir de este palacio sin mi permiso, ¿entiendes? (Habla y asiente con la cabeza).

Responder.

–Sí, lo entendí. (Hablo con la cabeza gacha).

—Hoy estábamos bien, pero decidiste caminar casi desnudo para ser visto por otros hombres, ¿olvidaste que soy tu marido? (Dice pasándose la mano por el cabello, el cual está recogido, claro que creyó las palabras de su madre). Soy el único que puede ver tu cuerpo desnudo y no lo hago porque...

– No me ves como una mujer para satisfacerte. (Hablo).

–Eso fue antes. (Habla y levanto la cabeza para mirarlo). Estoy esperando hasta que realmente quieras ser mi esposa, cuando quieras que te haga mía, lo haré.

Habla de forma tranquila, ¿no se siente ya disgustado conmigo? Lo miro sin entender nada y sin saber qué hacer o decir.

–Levántate y ve a vestirte, pero primero date una ducha. (Habla dirigiéndose hacia la puerta). Volveré más tarde.

–¿Puedo salir de la habitación? (Pregunto levantándome).

–No, Futura traerá tu comida aquí. (Habla y sale de la habitación).

Hago lo que me ordena, me ducho y disfruto lavándome el pelo. Voy al Closet y saco un vestido azul oscuro, luego me lo pongo, me pongo unas botas negras y me dejo el pelo suelto.

–Puedes entrar. (Lo digo porque alguien está tocando a la puerta).

–Disculpe, alteza. (Habla Futura, entrando con una bandeja de comida).

–Gracias, puedes aterrizar aquí. (Digo señalando una mesa junto a la ventana). No me llames así.

–¿Pero qué te pasó, Esmeralda? (Habla Futura, colocando la bandeja sobre la mesa). ¿Por qué estabas vestida así?

–De qué sirve darme explicaciones si nadie quiere escucharme. (Digo sentándome).

–Quiero escucharte. (El futuro habla con sinceridad).

­Está bien. (Hablo). Hoy temprano salí a caminar con Loyal y fuimos al lago donde siempre iba, quería nadar un poco así que dejé a Loyal debajo del árbol y me quité la ropa, dejando solo ese vestido, los metí en la bolsa. que estaba

en Loyal. Estuve nadando un rato pero luego quise dormir, así que me acosté debajo del árbol y cuando desperté Loyal ya no estaba. (Resumo todo lo que pasó).

–¿Y ataste a Leal cuando lo dejaste debajo del árbol? (Futura habla con recelo).

–Por supuesto… se me olvidó atarlo. (digo tocándome la frente). Me molesté por esa mujer y terminé olvidándome.

–¿Qué mujer? (Discurso futuro).

–¿Se fue el príncipe Hamilton? (Pregunto cambiando de tema).

–Sí, me dijo que le trajera la comida y luego se fue. (Estoy seguro de adónde fue, pero no me importa).

­Entiendo. (Hablo y recojo el tenedor y el cuchillo, gracias a Angelina ahora puedo usarlos sin ninguna dificultad).

–Necesito irme ahora. (Futura habla dirigiéndose hacia la puerta). Come todo lo que hice con mucho cuidado.

–Con mucho gusto. (Hablo y le muestro una sonrisa, que ella me devuelve).

–Parece que esta vez realmente fue mi culpa. (Hablo y me pongo un poco de arroz en la boca).

Perdóname, papá, dejé que Loyal desapareciera pero lo encontraré aunque sea lo último que haga.

–No será diferente a encontrarlo ya que es un Blue Ruan, uno de los caballos más raros que existen y lo primero que haré al salir de esta habitación será encontrarlo, comenzaré en la ronda… (Casi me da un infarto cuando escucho la voz del Alma).

–¿Estás hablando sola, Esmeralda? (Alma habla sentada en la silla frente a la mía).

–Alma, no puedes entrar así a las habitaciones de otras personas. (Hablo con la mano en el pecho). Me asustaste ¿Y si estuviera usando?

­No sería problema, al fin y al cabo todo lo que tienes en tu cuerpo también está en el mío, aparte de tus pechos, que son enormes. (Alma habla).

­Dios mío. (Lo digo asombrado, como una niña dice algo así).

–Vine aquí porque quiero un consejo. (Alma habla con sus ojos gigantes puestos en mí).

– ¿Algún consejo? (Hablo sin creer). ¿Vienes de mí?

–¿Hay otra Esmeralda aquí? (Dice burlonamente). Si lo hay, no lo veo.

–¿De qué se trata esto? (Hablo con curiosidad y me llevo más comida a la boca).

–Bueno, se trata de un niño. (Dice avergonzada).

–¿Un niño? (Hablo y ella asiente). ¿Quién es este chico? ¿Y cuántos años tienes?

–No hace falta que sepas su nombre, él también tiene 14 años. (Habla rápidamente).

–Está bien, puedes decírmelo. (Hablo).

­Eso… me gusta este chico y dijo que yo también le gusto, pero el problema es que yo soy una princesa y él es un plebeyo. (Habla con la cabeza gacha). Hamilton se casó contigo sin importarle que seas un mocoso y le enfrentó a

mamá, ¿crees que yo también debería hacer eso?

–Creo que tu mayor problema no es que él sea un plebeyo sino que tú solo tienes 14 años, eres muy joven. (Hablo y sus ojos se abren).

–¿No dicen que no hay edad en el amor? (Habla con seguridad). Y nos enfrentaremos a mamá como dije.

–Si aparece este niño, no solo tendrá que preocuparse por la reina sino también por el rey y sus hermanos, imagina a sus hermanos furiosos y buscándolo hasta en reinos lejanos. (Hablo).

–No me importa, porque lo amo. (Habla con firmeza). Así como amas a mi hermano.

–¿Cómo amo a tu hermano? (Hablo sin entender). Olvídenlo, hagámoslo así, esperarán a cumplir 20 años y si siguen amándose, como dicen, hablen con el rey seguro que los apoyará.

­¿Está seguro? (Dice sonriendo esperanzada).

–Estoy absolutamente seguro. (Hablo y ella se levanta feliz).

–Gracias, eres tan increíble, te amo. (Alma me abraza y me deja varios besos en la cara).

–Pero no se lo digas a nadie hasta entonces, ¿vale? (Digo, no quiero que se apresure).

­No voy a ir. (Ella habla y me da un beso). Eres mi ángel de la guarda, lleva mi libro como regalo de agradecimiento.

–¿Un libro? (Hablo recibiéndolo). No fue necesario.

–Ya terminé de leer, ¿no te gustó? (Ella habla).

–No, me encantó, gracias. (Este es el primer libro que recibí).

–El título es "#Te_amando_em_Segredo", habla de dos hermanos comerciantes que están enamorados de la misma mujer de clase alta que conocen desde pequeños, este amor que sentían por la mujer terminó separando a la familia comerciante, terminó uno de los padres. muriendo y los hermanos terminan convirtiéndose en enemigos. (Ella explica). Pero no quiero darte spoilers.

–Pero gracias una vez, lo leeré con mucho cuidado. (digo sonriendo).

–Me tengo que ir, gracias Esmeralda. (Alma habla una vez más, me abraza y sale de la habitación).

Tomo la bandeja y la coloco en un carrito cerca de la puerta.

Tomo el libro y me acuesto en la cama donde lo miro y miro cada página.

–Por lo que dijo Alma, parece que el libro es muy interesante, pero ¿cómo sabré si realmente lo es? Ni siquiera sé leer. (Hablo con tristeza). Nunca aprendí a leer, es decir, sé las vocales y consonantes. pero juntarlo todo me resulta un poco difícil.

Sigo mirando el libro hasta que me duermo.