Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
NovelToon tiene autorización de Israel Cruz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
SOLUCIONES DEFINITIVAS
Al darse cuenta de las verdaderas intenciones, de sus abuelos maternos, Lizbeth, confronta Carlo por haber accedido a algo tan ridículo.
Lizbeth:
Hermano, te has vuelto loco, es obvio que mi mamá tenía razón y los abuelos solo nos buscaron, para su propio beneficio, no puedo creer que les hayas dicho que están en lo correcto.
Carlo:
Tranquila Lizbeth, a diferencia de ti, yo siempre sospeché de ellos, y confié en que mis papás tenían algún motivo para no decirnos que ese par estaban vivos, les dije que estaban en lo correcto, pero jamás dije que accederíamos a sus caprichos, solo les hice creer que lo haríamos.
Lizbeth:
Tienes razón, fui muy ilusa al confiar en ellos y no en nuestros padres, entonces ¿Cómo nos desharemos de ellos?, si no lo hacemos irán tras nuestros hermanos menores y los pueden convencer.
Carlo:
Ya lo había pensado, por si acaso le pedía a la tía Kenia que nos preparara un pequeño documento, les daremos lo que quieren, pero será a nuestro modo, y a si nos libraremos de ellos de una vez por todas.
Lizbeth:
¿Y cómo lo aremos?
Carlo:
Para empezar hablaremos con papá y mamá, ya que ellos tienen que acceder en nombre de nuestros hermanos, además recuerda la historia que nos contaba el abuelito Carlos, como se deshizo del papá de la tía Kenia.
Lizbeth:
Es verdad, nos la ha de ver contado para prevenirnos de nuestros abuelos maternos y que supiéramos qué hacer llegado el momento.
Carlo:
Siempre nos cuidó, incluso después de su muerte, nos dejó bien preparados, ahora vamos a casa a hablar con mis papás.
Lizbeth:
Vamos.
Carlo y Lizbeth se dirigen a la casa familiar donde están sus padres, los cuales ya se esperaban la llegada de estos dos, confiando en que la educación que les han dejado a sus hijos.
Gienevive:
Mi amor, ¿crees que hicimos bien al permitirles a los chicos, convivir con mis papás?
Carlos II:
No te preocupes mi vida, tenemos buenos chicos, además recuerda que también mis papás ayudaron a su crianza.
Gienevive:
Es cierto amor, hay que confiar en ellos.
Al llegar a casa, Carlo y Lizbeth se dirigen a sus padres, apresuradamente, pidiendo hablar con ellos, sobres sus abuelos maternos.
Carlo:
Papá, mamá, necesitamos hablar con ustedes urgentemente, es relacionado con los papás de mi mamá.
Genevive:
Dime hijo soy toda oídos.
Lizbeth:
Disculpa por gritarte mamá, tenías razón sobre los abuelos, solo nos buscaron, porque tienen un interés propio, quieren el 25% de las acciones de nosotros 4.
Carlos II:
Se los dijimos, me imagino que ustedes ya tienen un plan.
Lizbeth:
Carlo pensó en todo papá y con ayuda de la tía Kenia, ya tenemos preparados unos documentos, para librarnos de ellos definitivamente.
Carlo:
A si es, solo necesitamos sus firmas y nos libraremos para siempre, además de darles una lección.
Gienevive:
Hijos míos, también les debo una disculpa si me hubiera hecho cargo de mis papás, hace años nunca hubieran tenido que soportar todo esto.
Carlos II:
Yo también tengo la culpa, debí ser más enérgico, al igual que mi papá, nos hubiéramos deshecho de ese par hace mucho tiempo, pero ambos decidimos solo cortar lazos creyendo que sería suficiente.
Carlo:
No se preocupen, como siempre nos han dicho, ya sea por casualidad o destino, todo pasa por una razón, y con ayuda del amor infinito que nos dieron ustedes, sabemos cómo manejarlo.
Gienevive.
Denme los documentos, esta vez confiaremos en ustedes, se lo han ganado.
Carlos II:
A si es, por lo que sé, su abuelo Carlos siempre les contó como se hizo cargo del papá de Kenia.
Carlo:
A si es.
Carlos II y Gienevive, firman los documentos, donde los nombran tutores de sus hermanos y la capacidad de decidir sobre los bienes de estos hasta los 18 años, al día siguiente se reúnen con sus abuelos maternos, con un contrato especial.
Martín:
Queridos nietos, veo con gusto que traen el contrato, donde aceptan nuestra propuesta.
Leila:
Es lo mejor para ustedes, unos chicos de su edad, no deberían tener que manejar el estrés de manejar un negocio tan grande.
Carlo:
A si es abuelos, aquí está el contrato, espero que no les moleste, pero está en versión digital, solo tienen que firmar los dos.
Martín:
Preferiría que lo hubieran impreso, pero no importa, estamos en una era digital, y no es como si no podamos leer en una tableta.
Leila:
A si es
Martín y Leila leen el contrato digital, viendo con grata sorpresa que todos sus nietos, les seden un cuarto del total de sus acciones y aceptan que se hagan cargo del negocio, firmando con un aire de suficiencia la línea, la cual estaba en una hoja aparte.
Martín:
Bien, creo que firmado esto, ustedes no tienen nada que hacer aquí, ya se pueden ir, lo que quede después de que nosotros fallezcamos, ustedes lo recuperaran.
Carlo:
Abuelo, creo que no debiste firmar, en una línea que no está directamente en el contrato.
Leila:
¿Qué quieres decir?
Lizbeth:
Es muy sencillo, abuela, el contrato que leyeron solo era la carnada, lo que ustedes firmaron es un contrato laboral, desde hoy ustedes trabajan para nosotros y no en este restaurante o en ningún otro, trabajaran en nuestro criadero, ustedes tendrán que alimentar a los animales, y encargarse de todos los cultivos,
Leila:
¡¿Cómo se atreven a hacernos esto?! Somos sus abuelos.
Carlo:
Lo son solo por la sangre, en verdad creyeron que no nos daríamos cuenta de sus intenciones, sus respuestas vagas, el cómo evitaban las preguntas, el cómo hacían preguntas sobre nuestras ocupaciones, que tanto estábamos en el restaurante, si nos iba bien en este y el desdén de cómo nos consintieron mis abuelitos nos llevaron a la verdad.
Lizbeth:
Por cierto, el contrato, especifica que si quieren renunciar, solo lo podrán hacer después de 3 años de servicio, después de que mis hermanos hayan cumplido la mayoría de edad, de otra forma presentaremos cargos contra ustedes y tendrán que pagar el total de su sueldo recibido bruto por supuesto.
Carlo:
Por cierto, la propiedad tiene cámaras y como no podemos confiar en ustedes, su sueldo se depositará de manera electrónica, descontando la renta de la vivienda y los servicios de este mismo.
Al terminar de explicar, Martín y Leila, bajan la cabeza, al verse derrotados en su propio juego sin poder salir del embrollo que ellos mismos causaron, de esta forma los ecos del pasado, son silenciados, ya que sí se atrevían a ponerse en contacto con ellos sus padres o sus hermanos, sufrirían consecuencias terribles.