Laura, una mujer de 30 años, lucha contra una enfermedad terminal. Su mayor preocupación es el futuro de su hermana menor, Alma, de 15 años, y su pequeña hija, Sofía. Laura decide que su esposo, Máximo, debe hacerse cargo de Alma y Sofía para garantizar su bienestar. En sus últimos días, le pide a Máximo que se case con Alma cuando ella cumpla la mayoría de edad y que adopte legalmente a Sofía para cuidarla como si fuera su propia hija.
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Capítulo 17: El Nuevo Compañero
El sol de la mañana iluminaba las ventanas del aula cuando la profesora Gómez entró, seguida de un joven alto y apuesto. Su presencia inmediatamente captó la atención de todos los estudiantes.—Buenos días, alumnos. Quiero presentarles a su nuevo compañero, Marcos Herrera. Viene de Grecia y se unirá a nuestra clase a partir de hoy —anunció la profesora, con una sonrisa.Marcos, de 17 años, se destacó con su altura de 1.87 metros, cabello rubio y ojos verdes que parecían brillar bajo la luz. Tan pronto como la profesora terminó de hablar, las chicas comenzaron a murmurar y lanzar piropos abiertamente.—¡Qué guapo! —susurró una de las chicas, sin poder apartar la vista de él.—¡Vaya ojos! —dijo otra, girándose hacia su amiga con una expresión de asombro.Susan y Alma, que estaban sentadas juntas, observaron con curiosidad al nuevo estudiante. Ambas notaron cómo las miradas y comentarios de sus compañeras revoloteaban alrededor de Marcos. La profesora Gómez, buscando un lugar para él, señaló el asiento vacío junto a Alma.—Marcos, siéntate al lado de Alma. Ella podrá ayudarte a ponerte al día con lo que hemos estado estudiando —indicó la profesora.Marcos asintió con una sonrisa educada y se dirigió al asiento junto a Alma. Mientras se acomodaba, Alma lo saludó tímidamente.—Hola, soy Alma. Bienvenido a la clase —dijo, ofreciéndole una sonrisa amistosa.—Gracias, Alma. Encantado de conocerte —respondió Marcos, devolviéndole la sonrisa.A lo largo de la clase, Alma se dio cuenta de que Marcos no solo era guapo, sino también muy educado y atento. Le hacía preguntas sobre el material de estudio y mostraba un interés genuino en ponerse al día rápidamente. Susan, que estaba sentada delante de ellos, se volvió de vez en cuando para observar la interacción, sonriendo para sí misma al ver cómo su amiga y el nuevo se llevaban bien.Durante el recreo, Marcos decidió unirse a Alma y Susan. Se sintió atraído por la amabilidad de Alma y la energía positiva de Susan. Sentados en una mesa de picnic en el patio, comenzaron a conocerse mejor.—Entonces, Marcos, ¿cómo es Grecia? —preguntó Susan, con los ojos brillando de curiosidad.—Es un país hermoso. Las playas son increíbles, y hay mucha historia y cultura por todas partes. Aunque extraño mi hogar, estoy emocionado de estar aquí y conocer a nuevas personas —respondió Marcos, su acento griego suavemente presente en su voz.Alma escuchaba atentamente, fascinada por las descripciones de Grecia. Sin embargo, no podía evitar notar cómo las otras chicas seguían lanzando miradas en su dirección, claramente interesadas en el nuevo compañero.—Debe ser un cambio grande para ti —comentó Alma, tratando de mantener la conversación ligera.—Sí, lo es. Pero ya me estoy adaptando. Y ustedes me han hecho sentir bienvenido, lo cual aprecio mucho —dijo Marcos, mirando a Alma con una expresión cálida.A medida que pasaban los días, Marcos se integró rápidamente al grupo de amigos de Alma y Susan. Su personalidad amigable y su disposición para ayudar en clase lo hicieron popular entre los estudiantes. Sin embargo, la cercanía de Marcos con Alma no pasó desapercibida para algunos, incluyendo a Máximo.Máximo, siempre atento a las personas que rodeaban a Alma y Sofía, no podía evitar sentirse un poco protector. Aunque confiaba en Alma, no podía ignorar la creciente atención que ella recibía, especialmente de Marcos. Decidió hablar con Alma al respecto, no con la intención de controlarla, sino para entender mejor su dinámica.Una tarde, después de recoger a Sofía de la guardería, Máximo se dirigió a Alma mientras Sofía jugaba en el patio.—Alma, he notado que tienes un nuevo amigo en la escuela. ¿Qué tal va todo con Marcos? —preguntó Máximo, tratando de sonar casual.Alma sonrió, apreciando la preocupación de Máximo.—Marcos es un buen chico. Es nuevo y se está adaptando bien. Hemos estado ayudándolo a ponerse al día con las clases. Es agradable tener a alguien nuevo en el grupo —respondió Alma con sinceridad.Máximo asintió, satisfecho con la respuesta, pero aún con una leve preocupación en su mente.—Solo quiero asegurarme de que estás bien y de que no hay ningún problema. Sabes que siempre puedes contar conmigo para cualquier cosa —dijo Máximo, su tono lleno de genuina preocupación.—Lo sé, Máximo. Gracias por siempre estar pendiente de nosotras —respondió Alma, tocando suavemente su brazo en señal de agradecimiento.Con el paso del tiempo, Alma continuó fortaleciendo su amistad con Marcos, mientras mantenía claro su compromiso con su familia y sus responsabilidades. Aunque el corazón de Alma aún no tenía dueño, la amistad y el apoyo que recibía de quienes la rodeaban le daban la fuerza para seguir adelante, enfrentando cada día con valentía y determinación.