⚠️ Contiene suicidio, depresión, transtorno de estrés postraumático, dependencia emocional, violencia, abuso, rasgos de psicopatía, sadismo, contenido +18 (censurado) y una relación poliamorosa.
John, un omega que se ha cansado de vivir. Decide que ya no hay sentido alguno, se sumerge en el lago pinos susurrantes y allí deja escapar su vida. Tercer intento fallido, pero ahora todo es diferente. Al parecer en ese mundo nadie conoce a los omegas y la persona que más le hizo daño, ha muerto. John descubre en este mundo la delicadeza que las personas pueden tener pero que él nunca conoció en su antiguo mundo, el doctor Jeison. El Dr se muestra amable, atento y cuidadoso de una manera que John no ha experimentado. Lleno de cicatrices tanto en su cuerpo como en su corazón, ignora el hecho de que quien acaricia su nariz es un lobo disfrazado de oveja.
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Bonita y acariciable
John
–¿También estás preocupado? Stiv lo estaba. – dijo Jeison.
–Yo… no sé nada al respecto. Ni siquiera sé lo que está pasando y por qué – confesé.
–Mis maneras de mantenerme entretenido son poco convencionales. Es mejor que no sepas nada al respecto– Asentí. No insistiría en algo sobre lo que él no estaba dispuesto a hablar.
Que me haya contado un poco sobre su infancia ya era considerado un logro para mí. Sabía muy bien lo difícil que era abrirse y contar sucesos de nuestra vida que forman debilidades. Sinceramente, Jeison no parecía afectado; era apático al respecto. No quise suponer sobre sus sentimientos, tampoco quería ignorarlos. Él era un libro que hasta ahora había empezado a leer.
–Yo solo espero que no pase nada malo– dije, en el fondo me sentí culpable. No pude retener lo que pasaba por mi mente. Pensé que si él se iba, ¿qué sería de mí? Tendría que volver a mi forma de vida anterior, buscando trabajos que se aprovechaban de la necesidad y con el peligro de ser agredido. Si llegaba mi celo, ¿qué haría en esa situación? Mi corazón se estremeció. Estaba siendo demasiado egoísta pensando solamente en mí. No merecía la hospitalidad de Jeison.
–¿Cómo van tus lecturas? – preguntó Jeison.
–Bien, ya me he terminado la historia de Susan y Paolo. Es un romance que cuenta cómo la amistad que tenían desde la infancia con el paso del tiempo se convierte en amor, y no como amigos, sino como amantes. Al principio, para Paolo es difícil porque tiene miedo a ser rechazado o que su amistad se complique. Pero al final resuelven sus miedos y se arriesgan a amarse – conté emocionado.
Jeison acarició mi cabeza y, cuando sus labios se abrieron con la intención de hablar, fue interrumpido por el sonido del celular.
–Dame un momento, conejito–, dijo Jeison mientras se dirigía al balcón para contestar.
Lo observé conversar por teléfono. Su enorme espalda y cabello negro capturaron por completo mi atención. ¿Acaso me estaba enamorando tan profundamente? Era imposible que una persona como yo supiera amar de la forma correcta. El amor debía ser hermoso, debía sentirse como el sol que atraviesa la ventana al despertar, cuando sabes que tienes un nuevo día para disfrutar. El amor debía escucharse como un corazón palpitando. Incluso ahora, con esperanza de vivir, no me alegraba saber que tendría un nuevo día; no me importaría morir ahora. Me sentía melancólico al escuchar mi corazón y saber que, aun sin querer con el alma esta vida, seguía respirando. No sabía si el amor era hermoso o no, no consideraba que mi padre me hubiera amado. No consideraba que alguien me hubiera amado. No consideraba haber amado alguna vez.
Me recosté en la cama. Jeison me miró. Sus ojos verdes podían mezclarse con las hojas de los árboles. Eran hermosos. Si alguna vez llegara a plantar una flor en el jardín, quería que esa flor fuera para Jeison. Él me daba un motivo para no morir, estaba agradecido por ello.
Quería abrazar algo justo ahora. Esparta y Dom habían sido llevados por Stiv, así que tomé la almohada y la apreté con fuerza. Ahora iría al psicólogo. No tenía idea de cómo sería eso, pero sí sabía que iba a ayudar, al menos eso esperaba. Nada de lo que me estaba sucediendo lo merecía… Pero, yo sería egoísta. Sería egoísta por esta vez y disfrutaría cada caricia de Jeison e incluso sus cuidados.
Jeison terminó su llamada y, aun mirando su celular, se sentó en la cama.
–¿Está todo bien? – quise saber.
Jeison tomó mi mano sin dejar de mirar su celular.
–Todo está bien – respondió.
No había razón para insistir. Solo era una mascota. No debía interesarme por nada. Las mascotas no lo hacían, ellas permanecían bonitas y acariciables. Ellas obedecían. Ellas cuidaban a su amo. Ellas no se enamoraban de la persona que las cuidaba.
–Jeison – llamé.
—... — Él me miró.
–Quisiera arreglar el jardín – pedí. Jeison acarició mi mano con el pulgar.
–Hablaré con Stiv al respecto – se levantó. –Debo ir a mi oficina–
–Yo te estaré esperando – Sí, estaría esperando. Eso es lo que hacían las mascotas.
…
William
–Sé que esto implica un riesgo. Por eso te agradezco que te hayas reunido conmigo. Entiendo que tienes información importante sobre el Sr. Grey y sus actividades ilegales en Farmacias Grey, ¿verdad? – La joven dudó por un momento, pero después de una bocanada de aire contestó.
—Es cierto. Me enteré cuando estuvo trabajando en el hospital central. Aunque fueron unos meses, pude ver cosas que no puedo ignorar – dijo la mujer mientras jugaba con su llavero. La necesidad de quedarse mirando puntos fijos y la inquietud que desprendía me dejaban al descubierto que estaba nerviosa. ¿Cómo no estarlo? Jeison Grey era un hombre poderoso. Había incrementado las ganancias y había impulsado nuevos tratamientos que eran un éxito. Tenía dinero y, si una persona de la cual se rumoreaba que no tenía sentimientos, tenía dinero. Era peligroso.
–Aprecio tu valentía y coraje para hablar. No es fácil testificar, pero podemos ofrecerte protección para que te sientas segura. –
–No es necesario. Después de esto me iré – La chica miró detrás de mí, como si hubiera visto algo importante. No hice ningún movimiento.
–Entonces, ¿puedes empezar describiendo la naturaleza de sus actividades? –
–Oh, sí, claro– dijo con nerviosismo. Volvió a dirigir su mirada detrás de mí. Tenía que haber alguien allí, lo podía sentir.
–Claro. Desde hace seis meses está involucrado en la fabricación y distribución de drogas ilegales. Utiliza las instalaciones de la empresa para producir grandes cantidades de narcóticos. Mira, estas son fotos del Dr. Grey y los hermanos Sokolov. Ellos so…—
—Mafiosos rusos — interrumpí a la chica. Los Sokolov eran criminales que habían logrado salirse con las suya ante los jueces, pero, ¿cómo es que una enfermera tenía en su posesión esta información?, ella no era la verdadera informante.
—Sí, ellos se encargan de distribuir drogas, principalmente a Europa y Asia – agregó, pero esto ya lo sabía.
–¿Tienes más pruebas de estas actividades? ¿Algo que podamos usar para iniciar una investigación formal? –demandé.
–Sí, tengo varios documentos, correos electrónicos y registros de transacciones que demuestran la compra de químicos utilizados en la fabricación de drogas. Además, tengo un fragmento de las conversaciones entre el CEO y los Sokolov – puso una USB en medio de la mesa.
—Eso será de utilidad. Respecto a los sobornos… — quise saber.
—Sí, ha estado sobornando a funcionarios gubernamentales y policiales para evitar la detección y la interferencia. Tengo registros de pagos donde se detallan las sumas y los destinatarios de los sobornos —sus ojos volvieron a desviarse.
—Entiendo. ¿Existen personas de alto rango involucradas en ello? – pregunté.
–Sí, algunos son funcionarios de la policía y del gobierno. –
—Muy bien. ¿Hay alguien más en la empresa que esté al tanto o involucrado en estas actividades? –
—Sí, algunos directivos y empleados clave… –puso sus manos en el sobre. –Todo esto y lo que le he dicho están aquí– Su cabeza se inclinó como si tratara de escuchar algo. La muchacha dejó de jugar con la pelota y empezó a rascarse las manos. Si eraalgún tipo de actriz, era muy mala.
–Sr. Fiscal. Antes de irme, necesito decirle algo importante – del bolsillo de su abrigo sacó un papel y lo dejó encima del sobre. –Esta es la dirección del hermano del Sr. Grey– Fruncí el ceño. Me sentí confundido.
–Tengo entendido que el Sr. Grey es hijo único debido al accidente de su hermano mayor y el suicidio de su otro hermano – declaré.
–El hermano mayor sí murió, pero no fue un accidente. Él lo mató — Esta información era secundaria para la investigación, pero seguía siendo interesante. La edad que debió tener en ese entonces era de 7 u 8 años. —Su hermano Gabriel, el que le sigue al Dr., está vivo– confesó.
–Todo esto es muy valioso– dije.
La muchacha se levantó de su asiento.
–Por favor, confiaré en que hará algo con esta información. Ahora me iré lejos de aquí. Muchas gracias, fiscal— esta vez apretó su propio abrigo. Asentí. La enfermera se fue con afán. Me volteé para verla salir. Un carro con vidrios polarizado la esperaba.
¿Qué clase de juego era este?